viernes, 22 de julio de 2011

ACADEMIA DE HISTORIA DE OCAÑA. ALEJO MARÍA AMAYA: 100 DE AÑOS DE SU FALLECIMIENTO.


Con satisfacción y con la certeza del deber cumplido, la Academia de Historia de Ocaña llevó a cabo la sesión solemne y pública en conmemoración a los 100 años de fallecimiento del Doctor AEJO MARÍA AMAYA. El acto se cumplió en el Centro Cultural de la Biblioteca "Mario Javier Pacheco", a partir de las 3 de la tarde del 21 de julio.

En primer plano, De iz. a der. el periodista Carlos Jorge Vega
y su esposa Olga Lucía Macías

Desde la ciudad de San Cristóbal (Venezuela), vino para acompañar la sesión de la Academia, el historiador WALTER MÁRQUEZ, quien disertó sobre el fundador de Ocaña, Francisco Hernández, dando a conocer aspectos significativos de la investigación que viene adelantando sobre este personaje, quien fuera también Alcalde de San Cristóbal. Aprovechó su presencia en Ocaña, para grabar dos programas de TV, uno sobre el fundador de la ciudad y otro sobre la Convención de Ocaña.


Asitentes a la sesión solemne y pública,
primer plano, de iz. a der. Dr. Walter Márquez,
Hacip Nima Hernández y Mary Sánchez Gómez

El Dr. Márquez dejó una grata impresión entre los asistentes al acto cultural, así como los diligentes miembros de su equipo. Aspiramos volver a contar con la presencia del destacado historiador venezolano a quien enviamos un abrazo cordial desde la tierra de los Caro y de las Ibáñez.


El Dr. Walter Márquez durante su disertación
sobre el fundador de Ocaña

Y como se tenía previsto, el académico Mario Javier Pacheco recibió el Diploma que acredita al Dr. JULIO JIMÉNEZ Y GÓMEZ-CHAMORRO, historiador español, como MIEMBRO CORRESPONDIENTE EXTRANJERO. El académico Pacheco García dio lectura a algunos interesantes apartes de la ponencia enviada por el académico Jiménez y Gómez-Chamorro, titulada: Semblante de una villa toledana en territorio de la Orden de Santiago. Ocaña, cabeza de la Provincia de Castilla a comienzos del S. XVII.


Dimploma que acredita al Dr. Julio Jiménez y Gómez-Chamorro
como Miembro Correspondiente Extranjero
de la Academia de Historia de Ocaña

Por primera vez, la Academia de Historia hizo público reconocimiento a la labor periodística cultural que se adelanta en la ciudad, mediante Acuerdo que exalta la tarea de promoción y divulgación hecha desde las páginas del SEMANARIO LA PROVINCIA, dirigido por el comunicador CARLOS JORGE VEGA VERGEL, su esposa OLGA LUCÍA MACÍAS y su hija OLGA LUCÍA VEGA MACÍAS.


De iz. a der. el periodista Carlos Jorge Vega Vergel,
director del semanario La provincia, con
el Presidente de la Academia de Historia de Ocaña

Una muestra bibliográfica y fotográfica sobre el doctor Alejo Amaya fue abierta también y estará expuesta en le sede de la Academia de Historia de Ocaña, como aporte del Museo de la Gran Convención a la efeméride.

Debemos destacar la iniciativa de esta conmemoración, en cabeza de los académicos Edwin Leonardo Avendaño Guevara, Pbro. y Ólger García Velásquez, de las Academias de Historia de Norte de Santander, Ocaña y el Centro de Historia de Convención, así como la vinculación de la Gobernación de Norte de Santander y la Corporación José María Estévez Ruiz de Cote, para exaltar la vida y obra del historiador Amaya, a través de sendos documentos oficiales.

Reproducimos, a continuación, las palabras del Presidente de la Academia de Historia de Ocaña, pronunciadas durante el homenaje rendido al historiador ALEJO MARÍA AMAYA:

"ALEJO AMAYA


Antes de entrar en materia, quiero expresar, a nombre de la Academia de Historia de Ocaña, una cordial bienvenida al académico, político, escritor y diplomático WALTER MÁRQUEZ, historiador venezolano quien muy amablemente ha decidido visitar nuestra ciudad y participar en esta sesión solemne y pública que hoy realizamos en conmemoración de los 100 años de fallecimiento del doctor Alejo María Amaya.

El doctor Walter Márquez ha sido embajador de Venezuela en la India, miembro de la Asamblea Nacional de la república hermana durante varios períodos, catedrático universitario, conferencista y reconocido historiador.

Su presencia en nuestra ciudad es un honor que agradecemos quienes reconocemos el trabajo intelectual de nuestros colegas venezolanos como decidido aporte al fortalecimiento de la patria.

Sea usted bienvenido a esta su tierra, doctor Walter Márquez. Más adelante le estaremos escuchando disertar sobre el fundador de Ocaña, trabajo que ha venido adelantando desde ya hace algún tiempo y que hoy quiere compartir con nosotros.

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En la historiografía nortesantandereana, el Doctor Alejo María Amaya ocupa un lugar de privilegio. En primer lugar, porque su obra Los Genitores (1915), es el primer compendio que se publica en el departamento Norte de Santander sobre uno de sus principales centros poblados. En segundo lugar, porque gracias su búsqueda incesante de información en las fuentes primarias de Ocaña, representadas en el Archivo Notarial, Archivo Eclesiástico y archivos privados, como el de don Francisco Aquilino Jácome, hoy es posible conocer y analizar muchos personajes y sucesos ocurridos, desde la fundación de la ciudad hasta el comienzo del proceso de independencia.

La vida del doctor Alejo Amaya discurrió entre las agrestes prominencias de su natal Convención, que por los años de su nacimiento era, al decir de Páez Courvel, “ una eficaz iniciativa colonizadora y urbana. Colgada como un arnés bruñido sobre la falda agreste, sin melodía en el horizonte, con una infantil perspectiva de pesebre antiguo, dijérase una creación de góticas arquitecturas estilizadas”. Diez y seis años antes del nacimiento de Amaya, don Manuel Ancízar, Secretario de la Comisión Corográfica que dirigiera el destacado ingeniero italiano radicado en Venezuela Agustín Codazzi en 1850, se refería a Convención en estos términos:

“Convención es otro pueblo establecido en el año de 33, dos leguas al sudoeste de Torcoroma, en el recuesto de unos cerros montuosos por los cuales viene el camino, si puede merecer este nombre la mala senda, llena de atascaderos… El aspecto de Convención entristece: feas casas, peores calles, por iglesia una de las casas con su horca en la esquina, donde a guisa de ajusticiados cuelgan las campanas, y la imagen de la desidia en cada vecino”.

Fundada en 1829, Convención vino al mundo gracias al Obispo José Estévez Ruiz de Cote y un grupo de colonos, y se cambió su nombre original de vereda del Partido de la Sangre, de la jurisdicción de Teorama, por el de Convención como homenaje a la Gran Convención reunida en Ocaña en 1828.

Cuna de escritores, músicos, poetas e historiadores, hoy es una de los municipios de la antigua provincia de Ocaña que ha sufrido con más rigor los embates crueles de la violencia guerrillera, palpables en asesinatos selectivos de sus dirigentes políticos, candidatos a alcaldías y población civil.

La Academia de Historia de Ocaña, que integra intelectuales, escritores e historiadores de la antigua provincia, incluyendo el sur del Departamento del Cesar, y de otras regiones de Colombia y el exterior, surgió como una iniciativa basada en el trabajo histórico de Alejo Amaya, Justiniano J. Páez, Monseñor Manuel Benjamín Pacheco y Luis A. Sánchez Rizo. Todos ellos, de reconocida trayectoria en Norte de Santander. Hoy, volvemos los ojos hacia sus obras, publicadas en las tres primeras décadas del siglo XX, para analizar nuestro desarrollo económico, político, social y cultural, y sobre ellos construimos las evaluaciones y revaluaciones que las modernas herramientas historiográficas nos conceden.

Cuando desde esta Academia hemos insistido, reiteradamente, sobre la importancia de la enseñanza de la historia, confiriendo a ésta el sitial de honor que ocupa entre las Ciencias Sociales, es porque estamos convencidos de su eficacia como generadora de identidad nacional y regional; es porque estos convencidos de que aquella popular expresión: “Quien no conoce la historia está obligado a repetirla”, es una verdad de a puño, sobre todo en estos tiempos aciagos, cuando los valores se han ido al traste y la materialidad, la corrupción y la falta de compromiso social están al orden del día en nuestras sociedades colombianas.

Hace pocos días, escuchábamos por la radio local a uno de los candidatos a la alcaldía municipal expresarse en términos absurdos y del todo descontextualizados, sobre nuestra historia local. ¡Qué podrá esperar el municipio de Ocaña de individuos que sólo ven en las obras materiales el desarrollo de los pueblos! Qué podrá esperar el pueblo de quienes sólo piensan en el poder y la riqueza sin considerar la educación y la cultura como factores determinantes del desarrollo social y económico.

Que sea esta la ocasión propicia para sugerir a todos y cada uno de los candidatos a la Alcaldía y a las corporaciones públicas que nuestra cultura, en todas sus manifestaciones y en su institucionalidad municipal, sea tenida en cuenta, no como elemento accesorio sino como prioridad. “No sólo de pan vive el hombre”, nos dicen los textos sagrados. Y en esta hora, cuando rendimos homenaje de admiración y respeto a una de las figuras cimeras de nuestra historiografía, clamamos por más atención para el sector cultural y educativo. Hay que mejorar la calidad en los centros escolares, en los colegios de educación secundaria y universitaria; hay que brindarle a los jóvenes y a los niños más espacios para la recreación y el deporte; hay que fortalecer las instituciones culturales y nuestras manifestaciones culturales inmateriales; hay que evitar que se siga destruyendo el valioso patrimonio arquitectónico que todavía nos queda y recuperar adecuadamente el centro Histórico. Hay que implementar programas de desarrollo de turismo cultural, como alternativa laboral para las gentes.

Todo esto hace parte de nuestra identidad y de nuestra historia. La misma que con paciencia benedictina fuera objeto de estudio y divulgación por parte de hombres como el doctor Alejo María Amaya, a quien destacamos al cumplirse 100 años de su fallecimiento.



¿QUIÉN FUE EL DOCTOR ALEJO MARÍA AMAYA?

Esta es una corta biografía que dejamos a ustedes, y que pueden complementar con el estudio biográfico que hiciera Luis Eduardo Páez Courvel y recientemente el académico y sacerdote Edwin Leonardo Avendaño Guevara.

Historiador y médico. Nació en Convención el 27 de julio de 1868 y falleció en Bogotá el 21 de julio de 1911. Casó con doña Victoria Villamil Galvis, de cuya unión nació otro excelso escritor nortesantandereano: Don Alejo Amaya Villamil.

Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Mayor del Rosario, ingresando luego a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde obtuvo su doctorado en 1894. La participación de

Iniciada la guerra de 1899, se enroló en las filas liberales como Jefe de Ambulancias del general Rafael Uribe Uribe. Después de la derrota de Palonegro, se refugia en Venezuela, ejerciendo su profesión en Caracas y Maracaibo. Una vez indultados los revolucionarios, regresa a su patria y se radica en Sogamoso donde hace parte de la Junta fundadora del colegio Sugamuxi; en 1906 se desempeña como Prefecto de la hoy desaparecida Provincia de El Carmen. Desempeñó su profesión médica en Caracas, Maracaibo, Cúcuta, Ocaña y Bogotá. En nuestra ciudad hizo parte también de los miembros fundadores del Club Ocaña, 1894.

De su actividad como escritor, en el campo de la medicina, quedó su tesis de grado titulada Contribución al estudio del delirio no vesánico (1894). Esta obra, se considera como una de las primeras dentro del campo de la historia de la psicología en Colombia.

Pero el trabajo que lo destaca como investigador de la historia regional, es la titulada Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña (1915), donde la autor narra la historia de la ciudad desde su fundación hasta 1810.

En 1918, la Tipografía Central de Ocaña publica su novela Violetas blancas o Cartas y monólogos, de índole romántica. En la publicación Reminiscencias, Gaceta cívica, histórica y cultural de Convención, Año 3 Nº 1, 4 de junio de 2007, el presbítero e historiador Edwin Leonardo Avendaño Guevara, escribe una muy completa biografía del doctor Alejo María Amaya corrigiendo, entre otros aspectos, el año del nacimiento del personaje que se tenía en 1869.

Cerramos así nuestra intervención, recordando a los presentes la importancia que reviste para los pueblos del mundo, mantener vivas sus tradiciones, sus historia locales, su espiritualidad y, sobre todo, la memoria de quienes construyeron municipio y patria a través de las letras"

Luis Eduardo Páez García. Presidente.

Exposición bibliográfica y fotigráfica
sobre el Dr. Alejo María Amaya

Intervención del académico Jesús Casanova Gravino

Vista parcial de la sesión

Muestra bibliográfica y fotográfica sobre
el doctor Alejo María Amaya

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