miércoles, 9 de julio de 2014

FIESTA DEL CORPUS CHRISTI EN OCAÑA



Por Luis Eduardo Páez García
 
La fiesta del Corpus se originó en la Edad Media, gracias a la religiosa Juliana de Cornillon, quien promovió la idea de realizar una celebración en torno al cuerpo y la sangre de Cristo que se simboliza en la Eucaristía. En 1246 se lleva a cabo la primera celebración en la Diócesis de Lieja, Bélgica. Uno de sus propósitos fundamentales fue el de contrarrestar las herejías que señalaban que la transubstanciación era una mentira de la iglesia.

“El 8 de septiembre de 1264 el papa Urbano IV oficializa la celebración, con la bula Transiturus hoc mundo. “A Santo Tomás de Aquino se le encarga preparar los textos para el Oficio y Misa propia del día, que incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua (y su parte final Tantum Ergo), Lauda Sion, Panis angelicus, Adoro te devote o Verbum Supernum Prodiens”.
“En el Concilio de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos e incluso indicará el lugar que deberán ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile.
“En el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición del Santísimo Sacramento. Pero el gran espaldarazo vendrá dado por el papa Nicolás V, cuando en la festividad del Corpus Christi del año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.
En muchos lugares es una fiesta de especial relevancia. En España existe el dicho popular: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión, lo que da idea del arraigo de esta fiesta.
Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo de Cristo se exhibe en una custodia”.

Al virreinato de la Nueva Granada la festividad llegó de España con los conquistadores, propagándose en todas las fundaciones de los siglos XVI y XVII, entre las que se cuenta Ocaña.


Fiestas del Corpus Christi en la catedral de Bogotá. Grabado de La Corte, 1870

El impacto de este certamen religioso en las comunidades de España, ha hecho que se la declare como Patrimonio, como en el caso de Toledo, donde es  fiesta de Interés Turístico Internacional, y la población de Ponteareas (Pontevedra).

Celebración del Corpus en Toledo (España)

En la ciudad de Ocaña, los festejos religiosos que tienen su origen en la Colonia, son: La fiesta de Reyes, la Semana Santa, la festividad de la Virgen de Torcoroma, la fiesta de la Cruz de Mayo y el Corpus Christi, todas ellas documentadas en los archivos regionales o publicaciones del siglo XVIII y XIX.

Monseñor Manuel Benjamín Pacheco, en su Monografía eclesiástica, señala  que la Cofradía del Santísimo Sacramento, encargada de esta festividad,  es muy antigua, pero que no existe en los archivos parroquiales fecha exacta de su fundación: “En el libro de cuentas de la Cofradía que data de 1707 aparecen ya autos de visitas de  del Ilmo. Sr. Martínez de Gaioso y de otros prelados que le sucedieron, así como también que en aquella época figuraba como Mayordomo de la Cofradía Francisco de Quevedo” (p.322).

Por su parte, el Dr. Alejo Amaya, autor de Los Genitores, al relatar las fiestas religiosas tradicionales de Ocaña, escribe:

“Además de la fiesta de los Santos Reyes, que desde los más remotos tiempos de su historia celebraban los neomadrileños con representaciones teatrales que, mutatis mutandis, venían a ser sobre poco más o menos lo que hasta hace algunos años veíamos aún en la clásica fecha los ocañeros de hoy, celebraban también pomposamente la solemnísima del Corpus, de tal modo que su suntuosidad, entusiasmo y variadísimas  diversiones, apenas si nos han llegado como un leve remedo a lo de la generación presente, las danzas ridículas y los diablitos que, por fortuna nuestra, parecen desaparecidos totalmente.  No así en los tiempos dichosos en que doña Juana Lázaro Velásquez, viuda de don Pedro Sánchez Barriga, oriundo de Sanlucar de Barrameda, casada después con don Juan Sánchez de Hermosilla, era mayordoma de fábrica como si dijéramos, porque siéndole su señor marido, en el asunto de la fiesta mandaba ella como tal y hacía de su dinero, que era mucho, lo que se le antojaba para darle suntuosidad extraordinaria” (P. 224).
Desde muchos días antes del que marcaba el calendario para la pomposa fiesta, empezábanse los preparativos que, para doña Juana, consistían principalmente en revisar o hacer nuevos vestidos para los indios, diablos, dragones y demás alimañas que debían exhibirse en la plazas o calles, en cuidar de que los altares resultasen sorprendentes por el lujo y la composición y en dejar contento a todo el mundo, cosa por otra parte bien difícil y, para los demás del señorío, en particular para las damas, en prepararse riquezas y emperejilamientoss que les diere realce y hermosura en la fastuosa procesión y en los festejos y saraos que como consecuencia le seguían.
Entre repiques y petardos que hacían saltar de gozo el corazón, llegaba por fin la fiesta ambicionada. Desde el amanecer trabajaban como hormigas en las cuatros esquinas de la plaza principal, multitud de chapetones y de criollos que sudaban el quilo transponiendo montañas, con sus grutas sombrías, sus fuentes murmurantes, sus faunas y sus flores, edificando ermitas y suntuosas basílicas de arquitectura caprichosa y de dorada cúpula o bellos tabernáculos de musgos y festones en los cuales lucían con profusión deslumbradora, sedas y brocados y los más ricos adornos de las casas nobles de la urbe…
Salía la procesión. Con pausas solemnísimas iniciaba la marcha el Justicia mayor de la ciudad, llevando con orgullo el estandarte seda y oro de la cofradía del sacramento. Caminaban detrás los Cabildistas, rígidos entre sus casacas de raso negro galoneadas, con sus albas pecheras de encaje, el calzón ajustado sobre el nacimiento de la musculosa pierna, las medias de seda y los zapatos de paño con hebilla, sosteniendo entre las manos enguantadas lo soportes del pali bajo el cual aparecía como un nimbo de albura inmaculada, la blanca y temblona cabeza del cura Rincón, que mantenía entre las suyas la custodia…

Terminada la fiesta religiosa, daba comienzo los divertimentos y solaces para el pueblo, y aquí de las sorpresas y espectáculos preparados con cariñoso interés por doña Juana Lázaro Velásquez. Ya eran partidas de feroces Chimilas que asaltaban amenazando con sus envenenados dardos a los aristocráticos grupos de señoras que salían en animada charla desde e templo; ya ataques que los mismos indómitos indios simulaban en medio de la plaza y en los cuales aparecía siempre como víctima algún Obispo o Ministro de Dios; ya los dragones espantables que se posaban con sus horribles saltos en medio de los chiquillos, aterrándolos, o los picarescos o malvados diablos con su colas cerdosas y sus enormes cuernos, que perseguían a empaquetados usureros entre las risas y aplausos de las gentes”. (226).


Documento del Archivo eclesiástico de Ocaña
Sobre la fiesta del Corpus

Este valioso documento del Archivo Eclesiástico de Ocaña, que reproducimos, gracias a la gentileza del maestro José Miguel Navarro Soto, data del 6 de junio de 1809, y a la letra dice:

Don Luis Álvarez Guedes, Presbít°
Vicario Juez Ecc c° de esta ciudad
De Ocaña y su jurisdicción

Certifico en la debida forma: Que Da. Juana Lazaro Belasquez, en tiempo de su primera viudedad cuando obtuvo la Cofradía de Ntro Amo y Señor Sacramentado, se advirtió en ella una gran vigilancia, zelo y esmero en el cumplimiento de su obligación, como hasta ahora se conservan la mayor parte de sus obras y paramentos, como un palio  y (¿) de terciopelo carmesí, guarnecido en plata, y flecos, un viso dorado, manteles de olán fino, Palias, Admisales guarnecido de galon un ornamento, vestimentas para la danza de los indios chimilas, de serpiente, de leones, y diablos, todo practicándose a su respectivo tiempo con exactitud, esmero y devoción; pero después el común enemigo envidioso del culto que se le daba al Todopoderoso movio los animos de algunos individuos para qe. con sus dañosas zatiras, murmuraciones y tachas en los asentados hechos de dicha Sra. que incomodado su segundo Consorte (ya difunto) Dn Julian Sanchez de Hermosilla, y con dolor de esta, hizo suelta de otra Cofradía, advirtiéndose igualmente de cuya época al presente nose advierten ningunos adelantamientos por el cual cofrade Dn Joaquin Josef Rizo. Dada en Ocaña a pedimento verbal de la parte (presente), a seis de junio de mil ochocientos nueve.
Luis Alvarez Guedes

Monseñor Manuel Benjamín Pacheco menciona que el Corpus Christi se celebraba también en el hoy corregimiento de Pueblo Nuevo. 
 
Pueblo Nuevo de San Andrés de Boquiní fue en otras épocas, punto de descanso de quienes viajaban hacia las llanuras del Magdalena por el Camino del Cauca o “Trocha de Torcoroma” ...Últimamente -decía Monseñor Pacheco- con motivo de haberse prohibido las antiguas danzas de diablitos y cucambas, que precedían a la procesión de Corpus, ha decaído mucho esta festividad".



Fiesta del Corpus en Ocaña, 2014
Fotografía: Dago Deportes

Después de muchos años de olvido, la Diócesis de Ocaña volvió a revivir este festejo que va cobrando poco a poco la importancia que revestía en tiempos remotos. 



Fiesta del Corpus en Ocaña, Altar en el barrio de San Agustín. 2014
Fotografía: Dago Deportes

Sin embargo, parte de su componente popular, como eran las danzas de “Diablitos y cucambas” y los “bailes de tambor”, se perdieron con el correr del tiempo debido a la censura de la misma iglesia que las consideró como paganas.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL
AMAYA, Alejo. Los Genitores. Biblioteca de Autores Ocañeros, No. 2. Ocaña, 1970.
PACHECO, Manuel Benjamín. Monografía de la Parroquia. Biblioteca de Autores Ocañeros, Vol. 5, Ocaña, 1970.
PAÉZ GARCÍA, Luis Eduardo. Ocaña, tradiciones, leyendas y costumbres de un Provincia colombiana. Inédito.
 Archivo Eclesiástico de Ocaña.

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