Plaza del 29 de mayo. Acuarela de autor anónimo, 1886.
Por
Luis Eduardo Páez García
Academia
de Historia de Ocaña.
El
14 de diciembre de 2017, nuestra ciudad cumple 447 años de haber sido fundada
por el Capitán Francisco Hernández (o Fernández)..
La
Academia de Historia, desde su creación en 1935, ha liderado esta celebración
cívica tratando de que ella se convierta en un día propicio para la reflexión
ciudadana, sobre lo que fue y es la ciudad y su antigua provincia.
La
labor de divulgación de nuestra historia local, que hoy hemos extendido a los
medios audiovisuales y digitales, a través de programas de televisión y radio,
busca que los habitantes del municipio y de Colombia, conozcan lo que ha sido
nuestra evolución histórica, el patrimonio cultural material e inmaterial y los
logros obtenidos en las artes y las letras desde épocas coloniales.
La
ocañeridad, es decir, la calidad de ocañero, no estriba simplemente en el hecho
de haber nacido en la ciudad, sino también en conocerla, amarla y luchar por
elevar la calidad de vida de sus habitantes en todas las esferas de la vida
pública.
Insertamos
algunos textos que nos acercan a la etapa fundacional, la Independencia, el
siglo XIX y el momento actual, que no es precisamente halagüeño, exhortando a
los docentes, a los padres de familia y a los estudiantes de todos los centros
sociales, a apropiarse de Ocaña como el lugar en el que habitamos todos, y
desde el cual es preciso emprender acciones concretas para mejorar la
espiritualidad y la materialidad que nos ha tocado en suerte.
Historia de la ciudad de Ocaña
(Apartes
de la obra Historia de la Región de Ocaña, de Luis Eduardo Páez García,
Bogotá, 2009).
Ocaña
prehispánica
Los
pueblos prehispánicos que habitaron Ocaña, han sido denominados genérica y
tradicionalmente como HACARITAMAS, sin que hasta la presente se haya encontrado
registro documental alguno de dicha denominación. En los documentos históricos
del siglo XVI, aparece el nombre de LOS CARATES, que agrupa varios pueblos de
la ribera del río Algodonal y otras tribus, la mayoría de cuyos nombres
contienen la partícula AMA en su escritura, así como las partículas CICA, OMA y
ARE. La región cordillerana entre Ocaña y los valles del Magdalena, según se
desprende de las investigaciones arqueológicas hechas hasta ahora, estaba
habitada por los pueblos de la denominada CULTURA MOSQUITO, BAJOMAGDALENENSE o
CULTURA DEL BAJO MAGDALENA, de filiación Caribe.
Urna de la cultura Mosquito o Cultura del Magdalena
Museo de la Ciudad de Ocaña Antón García de Bonilla
Con
base en documentos que reposan en la Biblioteca de la Real Academia de Historia de Madrid, el
primer informe conocido sobre la
descripción de Ocaña, que data del 24 de marzo de 1578, señala que el nombre
nativo del asentamiento indígena fue el de ARGUTACACA..
En
este mismo informe, se mencionan los pueblos indígenas de la región de Ocaña:
SEYTAMA, BUXERAMA, CARACICA, BOROTARÉ, BEUXITARÉ, XINANE, MANANE, CARQUIMA,
TEURAMA, CUCURIAMA, ASCURIAMA, BURGAMA, CARACACA, EQUERAMA, CHAMA y BISERAMA,
BUCURAMA, ANARAMA, CARCOMA, TUSCURIAMA, CEQUERAMA, LANGUXAMA, SAOTAMA, OCAMA,
LOS CARATES, XERGOMA, BUROMA, ORACICA, BUNEROMA, BISERA y ERCOSA, y AYTARA.
Pamplona, epicentro de los poblamientos del oriente
colombiano
Culminada la etapa de consolidación de las
principales ciudades del altiplano cundiboyacense, Santafé y Tunja, los
españoles comienzan a buscar vías alternas que comunicaran el Nuevo Reino con
la Costa Caribe. Fue así como en 1543 el Procurador de Tunja, Juan López,
propone al Cabildo el establecimiento de una nueva ruta hacia la Costa y,
fundamentalmente, hacia el Lago de Maracaibo, para evitar el dispendioso paso
por el puerto del Opón.
En 1547, el proyecto obtiene eco por parte de las
autoridades de Tunja, las cuales
autorizan al Capitán Ortún Velasco para emprender la expedición, hecho que se
produce en 1549. Debido a las influencias del Visitador Miguel Díez de
Armendáriz, el comando de dicha expedición es asumido por Don Pedro de Ursúa,
bajo cuyas órdenes queda Ortún Velasco.
El 1 de noviembre de 1549, los españoles protocolizan la
fundación de Pamplona en el Valle de Todos los Santos, autodesignándose como
primer Justicia Mayor Don Pedro de Ursúa. Con el establecimiento definitivo del
núcleo hispano de Pamplona, se inicia la conquista y colonización del nor
oriente colombiano.
La necesidad de comunicaciones ágiles con el
interior del Nuevo Reino y la Costa norte, a través del río Magdalena, así como
el deseo de aventura y sed de riquezas, generan entre los dirigentes y
autoridades pamplonesas la urgencia de nuevos fundaciones. Así, pues, en 1558
se funda la ciudad de Mérida por Juan Rodríguez Juárez y en 1561 la Villa de
San Cristóbal cuyo responsable fue el Capitán Juan Maldonado.
La Nueva Granada en 1650
Los núcleos urbanos hispánicos del oriente solucionaron
de manera temporal la urgencia de las comunicaciones con el río Magdalena a
través del puerto de la Ciénaga de El Bachiller, localizada en la desembocadura
del río Lebrija, y el puerto del Carare. Sin embargo, las dificultades que
ofrecía la abrupta topografía y la poca disponibilidad de mano de obra
indígena, dedicada en su mayoría a las faenas productivas de la encomienda y la
minería, comenzaron a crear la necesidad de buscar otra vía más expedita hacia
el norte evitando, de paso, las tribus belicosas.
Poco a poco, las nacientes ciudades aumentaron su
densidad demográfica y ampliaron su frontera agrícola a la par que
obtenían jugosos beneficios de las minas
descubiertas.
Los criterios fundacionales en Norte de Santander no
obedecieron solamente al factor económico. Mediaron también criterios
estratégicos para mantener contacto con
las gobernaciones, como en el caso de Nueva Pamplona respecto a Santa Marta y el Tocuyo, y
criterios religiosos de adoctrinamiento, así como en otros casos las
fundaciones respondieron a la necesidad de consolidar enclaves de
abastecimiento para los centros mineros o fuertes militares para frenar la
constante amenaza de las tribus motilonas y chitareras.
La fundación de Ocaña
Definidas las comunicaciones por la región central de la
Provincia de Pamplona y afianzados los caminos hacia Tunja y Mérida, el Cabildo
pamplonés encarga al Capitán Francisco Fernández de Contreras la tarea de
explorar y someter territorios al noroccidente del área de influencia
provincial. Fernández lleva a cabo varias incursiones por el río Zulia y la
cuenca del Catatumbo. En su itinerario explorador, funda el puerto de Chingalé
"doce leguas el río abajo" de Tamalameque. En 1570, Fernández llega
al valle que ha sido denominado de los Hacaritamas dejando sus hombres
asentados temporalmente en el Puerto y en el valle, mientras las autoridades de
Pamplona le conceden autorización para fundar la ciudad.
Óleo de Francisco Herández (o Fernández)
Concejo Municipal de Ocaña
Culminados los trámites legales de rigor, en Pamplona,
Santafé y Santa Marta, las autoridades coloniales determinan que el nuevo
enclave español haga parte de la jurisdicción de Santa Marta, cuyo gobernador
era, por ese entonces, Don Pedro Fernández de Bustos. Así, pues, el 14 de
diciembre de 1570, Francisco Fernández de Contreras lleva a cabo el ritual de
la fundación, poblándose el lugar con 36 vecinos.
Primer plano conocido de Ocaña, 1578
La ciudad se fundó con el nombre de Ocaña, como homenaje
del fundador a don Pedro Fernández de Bustos, originario de Ocaña, en España.
El nombre de SANTA ANA se le dio a la Provincia. Posteriormente, y durante la
gobernación de don Luis Rojas Guzmán, se cambió el nombre de Ocaña por el de
MADRID, pero dicha denominación no subsistió, retornando nuevamente al nombre
original de Ocaña. No existe documentación alguna que nos demuestre que Ocaña
primitivamente fue fundada en lugar distinto al que se encuentra actualmente
Ocaña surge como un "puerto terrestre" y
ruta comercial obligada entre Pamplona, el centro del virreinato y la Costa
Caribe a través del río Magdalena. Su vocación fue básicamente comercial y
agrícola, introduciéndose luego la ganadería en las tierras bajas de su
jurisdicción. Sus primeros vecinos fueron en su mayoría originarios de Pamplona,
estableciéndose entre ésta y Ocaña una dinámica relación comercial.
Debido a la localización geográfica del poblamiento, la
Audiencia de Santafé, presidida por Andrés Díaz
Venero de Leiva, determinó que la naciente villa quedara bajo la
jurisdicción de la Provincia de Santa Marta, siendo gobernador de ésta, don
Pedro Fernández del Busto.
En 1575, Ocaña obtiene el título de ciudad, como consta
en los documentos oficiales de la época. A finales del siglo XVI, una vez
sometidas las tribus de la zona, se inician las colonizaciones, cuya área de
influencia corresponde a lo que es hoy la Provincia de Ocaña y algunas
poblaciones del sur del Cesar y de Bolívar.
Ocaña y pueblos circunvecinos en 1764, Archivo General de la Nación
Puerto Nacional, cercano a Gamarra, debió su aparición al
mismo fundador de Ocaña; Río de Oro (Cesar), nació debido al empeño de los
frailes agustinos y del encomendero Antón García de Bonilla y a la labor de los
agustinos, cuyo convento estaba inicialmente en Ocaña; Teorama, Hacarí, El
Carmen, La Playa, Aspasica, Pueblo Nuevo, Buenavista, San Calixto, Bucarasica y
Cáchira, se iniciaron como centros agrícolas de los fundadores y pobladores de
Ocaña. Convención, surge en 1829 y La Cruz (hoy Abrego), consolida oficialmente
su poblamiento en 1810.
En 1711 tiene lugar la aparición de la imagen de la Virgen de Torcoroma en el monte que lleva su nombre, hoy santuario del Agua de la Virgen y epicentro de una de las devociones marianas más destacadas del oriente colombiano.
Santuario del Agua de la Virgen en 1884
Durante la Colonia, Ocaña perteneció como cantón a
la Provincia de Santa Marta; luego, cantón de Mompox; después, departamento, y
el 29 de mayo de 1849 (Ley 64), Provincia, integrada por los distritos
parroquiales de Ocaña, Río de Oro, Convención, Loma de Indígenas, San Antonio,
Brotaré, Teurama, La Cruz, Aspasica, la Palma, Pueblo Nuevo, Buenavista, Los
Ángeles, Loma de Corredor, Aguachica, Puerto Nacional, Simaña, San Bernardo,
Badillo y Tamalameque.
En el transcurso de la guerra de Independencia, la zona
de Ocaña cobra singular importancia estratégica. Aquí Bolívar (1813), quien
denominó la ciudad "brava y libre", consolidó sus fuerzas para la Campaña Admirable con tropas momposinas y
de la región.
Doña Nicolasa Ibálñez de Caro,
madre el poeta José Eusebio Caro y prócer de la Independencia
En 1815, Santander hace su entrada a Ocaña recibiendo
allí el nombramiento de Comandante General de las tropas de reconquista del
norte. Entre los mártires ocañeros de la Independencia, se destaca don Miguel
Pacheco y doña Agustina Ferro, fusilada por la guerrilla realista de Los
Colorados, el 20 de enero de 1820. El 9 de abril de 1828, se reunió en el
templo de San Francisco (monumento nacional desde 1937), la Convención
constituyente cuyo propósito era el de reformar la Carta expedida en Cúcuta en
1821. En dicha Convención, se enfrentaron las fracciones santanderista y
boliviana, produciendo como resultado la dictadura de Bolívar, el atentado
contra su vida y, finalmente, la disolución de la Gran Colombia.
Una de las figuras más destacadas de la literatura colombiana e hispanoamericana, el poeta, periodista y filósofo José Eusebio Caro, nace en Ocaña en 1817 en la casona donde hoy se levanta el Colegio nacional que lleva su nombre.
El poeta José Eusebio Caro Ibáñez (1817 - 1853)
El 6 de agosto de 1821, el Congreso expidió la Ley que
ordenaba la supresión de todos los conventos cuyo número de religiosos fuera
inferior a ocho. Así, pues, el convento de San Francisco quedó bajo la
administración de don Pedro Ribón y el
de San Agustín "que tenía anexo el beneficio curado de Río de Oro, quedó a
cargo de una junta" Los inmuebles donde funcionaron estos conventos
fueron destinados, por la misma Ley, a la educación.
El azote de la guerrilla de Los Colorados, no
terminó sino hasta el 14 de septiembre de 1822, cuando son ajusticiados 20 de
sus miembros, en el barrio del
Carretero. El 18 del mismo mes, el Comandante Militar del Cantón de Ocaña, Pedro Celestino Guillín y Gutiérrez, momposino, expidió una
proclama informando a la comunidad que los facciosos habían sido derrotados.
Con esto, Ocaña adquiere oficialmente su independencia de las armas españolas y
se inicia la consolidación de su vida republicana.
En las sesiones del Congreso instaladas el 15 de abril de
1824, el senador Judas Tadeo Piñango
presentó un proyecto de Ley trasladando la capital de la República a
Ocaña, cuyo numeral primero, decía: ''El Poder Ejecutivo, La Alta Corte de Justicia, la Contaduría General
de Hacienda, la Tesorería General del mismo ramo y cualesquiera otras
corporaciones, oficinas o empleados que deban residir alrededor del Gobierno
Supremo se trasladarán a la ciudad de Ocaña, que será en lo sucesivo la capital
provisional de la República, hasta que se funde la Ciudad Bolívar'' Entre las consideraciones que hacían sus
impulsores, se aducía el peligro que corrían varios congresistas amenazados por
el fanatismo religioso, tema éste que fue el epicentro de los debates en este
año.
El 18 de marzo de 1826, el Congreso expidió la Ley
orgánica de la enseñanza pública, según la cual
"en toda parroquia de cantón debía haber a lo menos una escuela de
primeras letras para niños, y donde se pudiera, otra para niñas...”
La Gran Convención de Ocaña
Para 1827, se discutía en todas las esferas de la vida
pública, la necesidad de convocar una convención nacional que reformara la
Carta expedida en Cúcuta en 1821 y que, por expresa disposición de la misma, no
podía modificarse sino en un término de 10 años.
La situación política de la Gran Colombia era bastante
difícil y los enfrentamientos entre los santanderistas y bolivarianos
aumentaban cada vez más. El general
Santander estaba a cargo del Ejecutivo, mientras Bolívar, Presidente electo,
recorría el territorio de Venezuela y las provincias del sur para culminar el
proceso organizativo de la República.
Con tal situación, el Congreso decidió convocar una
constituyente, mediante Ley de 7 de agosto de 1827, que debía reunirse en la
ciudad de Ocaña el 2 de marzo de 1828.
Iglesia de San Francisco donde se reunió la Convención de Ocaña,
finales del siglo XIX.
El antecedente inmediato de la Convención de Ocaña, fue,
pues, la primera Constitución política de la Gran Colombia, sancionada por el
Libertador Presidente el 6 de octubre de 1821. Desde un comienzo, esta
Constitución no agradó al sector militarista venezolano, por su excesivo
centralismo, creándose animadversión hacia los neogranadinos e iniciándose
movimientos separatistas.
Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander
Desde 1824, Santander había dictado algunas disposiciones
sobre alistamiento militar las cuales no fueron bien recibidas en Venezuela. El
general José Antonio Páez se opuso inicialmente a dar trámite a la orden de
reclutamiento, pero luego la cumplió tomando drásticas medidas para ello. Su
acción le valió la animadversión de sus propios conciudadanos y la dirigencia
política, lo cual culminó con su retiro forzado del cargo de primera autoridad
del país. Páez entregó el mando al general Juan Escalona y se retiró a
Valencia, donde el pueblo lo proclamó como único jefe Civil y Militar de
Venezuela.
La Gran Colombia en 1824
Este incidente que ponía al general Páez contra la ley,
desató el odio de los venezolanos contra el gobierno de Bogotá y las quejas
proferidas por el líder contra el general Santander. Es importante señalar, que
para esta época, Bolívar había redactado la famosa Constitución Boliviana,
aceptada, primero por el pueblo boliviano y, luego, por los peruanos. Tal
Constitución, contenía elementos contrarios al espíritu republicano, como el
establecimiento de la presidencia y el senado vitalicios y la irresponsabilidad
de los actos presidenciales. Se fue abriendo paso, entonces, en las provincias
del sur (Quito, Cuenca, Guayaquil), la posibilidad que Bolívar asumiera la
dictadura para evitar la disgregación de la Gran Colombia.
Creación de la
provincia de Ocaña
Con base en la Constitución de 1843, el Congreso de la
Nueva Granada expidió la Ley 64 de 29 de mayo de 1849, creando la Provincia de
Ocaña con los pueblos del antiguo cantón de Ocaña, que pertenecía a la
Provincia de Mompóx:
Provincia de Ocaña, cartografía de la Comisión Corográfica
"Ley 64.- Mayo 29 de 1849 - creando la Provincia de
Ocaña.- El Senado y Cámara de Representantes de la Nueva Granada, reunidos en
Congreso, - Decretan: Art. 1o. .- Los distritos parroquiales de Ocaña, Río de
Oro, Convención, Loma de Indígenas, San Antonio, Brotaré, Teorama, La Cruz,
Aspasica, La Palma, Pueblo Nuevo, Buenavista, Los Ángeles, Loma de Corredores,
Aguachica, Puerto Nacional, Simaña, San Bernardo, Badillo y Tamalameque,
formarán una Provincia que se denominará Provincia de Ocaña, y su capital será
la ciudad de este nombre. Art. 2o. El Gobernador de Ocaña gozará del sueldo
anual de nueve mil seiscientos reales; y
el de Mompós de doce mil reales, Art. 3o. - El Secretario de la Gobernación de
Ocaña gozará del sueldo anual de cuatro mil reales; un Oficial de tres mil
doscientos, y un Escribiente-portero dos mil doscientos cuarenta reales.
Art.4o. - Se asignan para local y gastos de escritorio de la Gobernación de
Ocaña mil doscientos reales anuales. Art. 5o. - La Provincia de Ocaña
nombrará los Representantes y Senadores
que le correspondan con arreglo a la Constitución y a la población que
contenga. Art. 6o.- La Provincia de Ocaña se incorpora al Distrito Judicial de
Guanentá - Dada en Bogotá, a 28 de mayo de 1849.- El Presidente del Senado,
J.I. de Márquez.- El Presidente de la Cámara de Representantes, Mariano
Ospina.- El Secretario del Senado, Pastor Ospina.- El Representante Secretario,
Juan Antonio Calvo.- Bogotá 29 de mayo de 1849.- Ejecútese y publíquese (L.
S.).- El Presidente de la república, José Hilario López.- El Secretario de
Relaciones Exteriores, José Acevedo"
En 1851, entre el 6 y el 22 de diciembre, el gobernador provincial Agustín Núñez, construye la Columna de la Libertad de los Esclavos en el centro de la Plaza del 29 de mayo, único monumento en su género en Colombia, testimonio de la Ley que abolió definitivamente la esclavitud en Colombia.
La Columna de la Libertad de los Esclavos hacia 1915
El Cabildo de Ocaña, como reconocimiento a esta Ley, dio
a la Plaza Mayor el nombre de Plaza del 29 de mayo. Al frente de la gobernación
provincial, el gobierno colocó al prócer Pedro Alcántara Ibáñez Arias, hermano
de doña Nicolasa Ibáñez.
La Columna de la Libertad de los Esclavos en 1886
Archivo de Mauricio Calle Ujueta
La Cámara provincial llevó a cabo una excelente labor
legislativa, beneficiando la educación, la salud, las vías y las obras públicas
de Ocaña y la provincia.
La provincia de Ocaña y la Comisión Corográfica
La Comisión Corográfica fue una misión científica,
compuesta por geógrafos, cartógrafos, dibujantes y naturalistas, creada por el
gobierno nacional como esfuerzo para lograr el inventario de poblaciones,
recursos naturales, costumbres, accidentes geográficos, etc., necesarios para
lograr tomar las medidas gubernamentales del caso en cada una de las divisiones
territoriales de la Nueva Granada. Al frente de ella, estaba el ingeniero
italiano residente en Venezuela, Agustín Codazzi.
Codazzi había trabajado en Venezuela bajo las órdenes del
general José Antonio Páez, pero al asumir el poder el dictador Monagas, Codazzi
cayó en la lista de perseguidos políticos y solicitó a su amigo Manuel Ancízar
que le ayudara a trasladarse a la Nueva Granada donde ya se estaba preparando
un proyecto de investigación que requería el concurso de expertos. Ancízar
escribe a su amigo, autorizado por el Presidente Mosquera, instándole a
desplazarse hacia la Nueva Granada con el cargo de "Ingeniero geógrafo con
24.000 reales de sueldo". El 1 de abril triunfó en las elecciones
presidenciales el general José Hilario López, quien hizo aprobar por parte del
Congreso la Ley del 29 de mayo de 1849 que agregaba al proyecto de Mosquera de
elaborar la cartografía de la Nueva Granada, "una descripción completa de
la Nueva Granada y a levantar una carta general de dicha república y un mapa cartográfico
de cada una de sus provincias". Manuel Ancízar pasó a servir como
Secretario de la Comisión Corográfica, y encargado de la redacción de una obra
con los pormenores de la expedición.
Cosecheros de anís, Ocaña 1850
Acuarela de Carmelo Fernández, Comisión Corográfica
Hacia el mes de abril de 1850, llega a Ocaña la Comisión
Corográfica dirigida por su secretario, el doctor Manuel Ancízar. Entra al
territorio por su extremo sur, después de haber pasado por la provincia de
Soto; remonta la Serranía de Jurisdicciones cayendo a La Cruz (hoy Abrego); de
allí pasa a Ocaña donde establece su cuartel general. En su itinerario, recorre
las poblaciones de Aspasica, La Palma (hoy Hacarí), Teorama, Convención, El
Carmen, San Calixto, Pueblo Nuevo, Río de Oro, Brotaré, San Antonio, Loma de
González, Los Ángeles, Totumal, Aguachica y Puerto Nacional.
Las constituciones políticas de la provincia de Ocaña
Con la expedición de la Constitución de 1843, que
reformó la de 1832, el ordenamiento territorial en provincias quedó intacto,
incluyendo la figura de los gobernadores y las cámaras provinciales. Así mismo,
la Constitución facultaba al Congreso para organizar la división política de
las provincias y de éstas en cantones. Fue así, como se creó la Provincia de
Ocaña y con ella la Cámara provincial de la misma que expidió la primera
Constitución Municipal de la Provincia el 14 de noviembre de 1853, siendo
Presidente de la Nueva Granada el general José María Obando.
Para esta fecha, la Cámara Provincial estaba compuesta de
la siguiente manera: Presidente, Manuel A. Lemus, Vicepresidente, Pedro
Quintero Rizo, y los diputados: Miguel Araújo, Julián Alcina, Juan M. González,
Fermín Lemus, Pedro Lemus Jácome, A. Santo Domingo Vila, Juan C. Pacheco, José
del Carmen Lobo Jácome y, como secretario, Gregorio Quintero. La Constitución
fue sancionada por el gobernador Diego Alejandro Jácome, siendo su secretario
Julián Berrío.
Enfrentamientos políticos entre liberales y
conservadores, produjeron la expedición de una segunda Constitución de Ocaña,
que fue sancionada el 28 de noviembre de 1854 por el gobernador interino
Cayetano Franco Pinzón.
La economía de la región de Ocaña a finales del siglo XIX
La actividad empresarial y de comercio en la región
de Ocaña, tuvo un importante desarrollo durante las últimas décadas del siglo
XIX y comienzos del siglo XX. Esta circunstancia fue favorecida por las
políticas librecambistas imperantes en la época, que permitieron, incluso, la
designación de agentes consulares de Italia, con don José Lébolo y de Alemania,
con don W. Brokate.
Casa importadora y exportadora de don José Domingo Jácome
y Hermanos hacia 1884
Las principales sociedades comerciales de Ocaña,
comienzan con la iniciativa de don Manuel Roca Rincón, en 1863 quien, según el
registro periodístico de La Nueva Era, No. 21 de 10 de octubre de 1886,
era "Importador y exportador. Tiene de venta mercancías inglesas,
francesas, americanas, españolas, sal, tabaco, &. &. Compra café,
cueros, taguas, quina, anís. Vende y compra letras sobre Exterior y varias
plazas del país". Cronológicamente,
encontramos seguidamente, la sociedad
comercial de José D. Jácome & Hnos., en 1864, "Importadores, exportadores
y comisionistas. Compran y venden LETRAS sobre las principales plazas de
Europa, New York, Cartagena y Barranquilla. Tienen de venta un surtido de
mercancías Inglesas, Francesas, Alemanas, Españolas y Americanas, los
acreditados Tabacos de Ambalema marca FN y del Carmen de Bolívar, marca
JES" (La Nueva Era No. 21, 1886).
1876. "Algunos comerciantes de Ocaña y Bucaramanga
repararon los vapores Barranquilla y
Vengoechea y con los nombres de Santander y El Libertador, formaron una línea
para navegar exclusivamente entre Bodega Central, cerca a la boca del Lebrija,
Puerto Nacional y Barranquilla, dando transporte tanto al café, el cacao, los
cueros y el azúcar de la cordillera de Ocaña y de los valles altos de
Bucaramanga" (Camacho Roldán, Salvador, Notas de Viaje, citado por Luis A.
Sánchez Rizo en Monografía de Ocaña, p. 132).
Vapor del río Magdalena, acuarela de Eusebio Posada 1888
Museo de la Ciudad de Ocaña Antón García de Bonilla
En 1879, se inician las festividades de la panela en
Convención, de acuerdo con los datos históricos recogidos por el historiador y
periodista Olger García Velásquez, quien a propósito de este certamen popular,
nos dice: "…hasta donde he podido indagar en viejos infolios - se inició
en 1879, cuando se celebró el cincuentenario de la fundación de Convención y
todo se circunscribía a la corrida de toros como punto central del programa.
Dicha corraleja se verificó hasta 1900 en la plaza
principal; luego, y hasta 1925, pasó al barrio El Tamaco -como lo señalan
periódicos de la época - cuando aun el barrio no estaba urbanizado como lo
vemos ahora…Vino una época de suspensión, cuando la violencia política
arreciaba y era imposible su continuación. En 1960 la corraleja fue trasladada
para una planada, donde en 1962 y con ocasión de la llegada de la Alianza para
el Progreso, programa del presidente John Firzgerald Kennedy, se construyó la
Escuela Kennedy, lo que obligó al traslado de la fiesta y su corraleja para el
barrio La Plazuela" (Convención se viste de fiesta: 46º Festival de la
Panela. En La Opinión, Cúcuta, 22 de julio de 2008, p. 3ª).
1880. El 9 de octubre, la Gobernación del Estado del
Magdalena expide el Decreto No.148, "Por el cual asume el Estado el
establecimiento de bodegas en su territorio y la administración y rentas de
ellas". En su Artículo 2o., prescribe: "Mientras el poder ejecutivo
pueda organizar la administración de dichos establecimientos en términos que
satisfaga cumplidamente las exigencias del tráfico, procédase a celebrar
contrato con la persona o compañía que haga mejores proposiciones para la
construcción y administración de bodegas en los puntos de la Gloria, Puerto
Nacional y Loma de Corredor" (La
Nueva Era No. 50, 20 de agosto de 1887, p. 200). Con base en el citado
Decreto, el Estado del Magdalena suscribió un contrato con el señor Ramón B.
Jimeno para construir la Bodega en Puerto Nacional. La cláusula 9a. del
documento, indica que: "desde el día en que se abra el servicio del
público la Bodega materia de este contrato, no será permitido a ninguna otra
persona ni compañía el uso ni el establecimiento de otras bodegas en Puerto
Nacional". Este monopolio del Estado del Magdalena produciría
controversias y demandas ante el Estado, por parte de comerciantes ocañeros y
de Barranquilla, quienes consideraron vulnerados sus derechos comerciales.
Ocaña en las primeras décadas del siglo XX
Concluida la Guerra de los Mil Días (1899 - 1902), Ocaña comienza recuperarse de los estragos de la contienda. A comienzos del siglo XX aparece la tertulia literaria de Los Felibres, integrada por Enrique Pardo Faerlo (Luis Tablanca), Euquerio Amaya (Adolfo Milanés), Santiago Rizo Rodríguez (Edmundo Velásquez), Joaquín Emilio Ceballos, el presbítero Alfredo Sánchez Fajardo y otros intelectuales de la época, herederos de las tertulias "Liceo de Hacarí" y Sociedad del Propio Esfuerzo, constituidas hacia finales del siglo XIX:
Entre las décadas de 1920 y 1930 aparecen las primeras fábricas de gaseosas (Gaseosas Calle en 1925) y La Favorita (1930), asó como gran cantidad de fábricas de velas, jabones, etc., que dan gran movilidad al comercio local. Continúan las exportaciones hacia Europa y los Estados Unidos y se afianza la colonia de sirios y libaneses que desarrollan sus actividades básicamente en el barrio de El Tamaco. Se construyen las iglesias de Jesús Cautivo y San Antonio yen 1935 aparece el Centro (hoy Academia) de Historia de Ocaña.
En la década de 1940 comienza transformarse el urbanismo de la ciudad con los aportes del arquitecto italiano Aladino Benigni, quien construye el teatro Morales Berti y el mercado cubierto. En 1945 se crea en Club del Comercio y comienza una recomposición social que se mantiene hasta hoy, debido a la aparición en los escenarios políticos de una nueva dirigencia que tendrá gran figuración en la década de 1960.
La Ocaña de hoy
A partir de 1963, se inicia la transformación urbana de
la ciudad a raíz de invasiones que modifican el esquema ortogonal inicial,
dando como resultado la ciudad que vemos hoy, mezcla de arquitectura colonial,
republicana y moderna.
Durante la llamada república liberal y en la hegemonía
conservadora, la ciudad y la región fueron víctimas de los enfrentamientos
bipartidistas que causaron muertes, despojo de tierras, exclusión en los cargos
públicos y traumatismos sociales.
A partir de la década de 1970, comienzan las incursiones
guerrilleras en la zona, desatándose una lucha, luego, entre guerrilleros y
paramilitares (que comienzan a operar en la década de 1990), por el control
territorial.
Esta situación de violencia generalizada, produjo
desplazamientos masivos hacia Ocaña y las otras cabeceras municipales de la
antigua provincia, desarticulación del tejido social, éxodo de los ocañeros
hacia otras ciudades del país, aparición de fenómenos como la prostitución
infantil, el surgimiento de bandas criminales organizadas, aumento de la
mendicidad, deterioro del patrimonio arquitectónico histórico, retenes ilegales
en las carreteras, secuestros, extorsiones, asesinatos selectivos, falsos
positivos, aumento del consumo y tráfico de estupefacientes, etc., y una grave
afectación a la economía regional, especialmente el comercio que ha sido
tradicionalmente la vocación generadora de ingresos.
Museo de la ciudad de Ocaña Antón García de Bonilla
Museo de la Gran Convención
Ocaña posee un valioso patrimonio cultural material e
inmaterial, representado en su arquitectura, el Desfile de los Genitores,
Semana Santa, festejos patronales de los barrios; Museo de la Ciudad de Ocaña
Antón García de Bonilla, Museo de la Gran Convención, Academia de Historia,
Archivo Histórico, plaza de ferias, tres bibliotecas públicas, monumentos,
bustos y estatuas, festejos religiosos y populares, el voseo caracterice de la
región, la gastronomía, juegos infantiles, tradiciones, leyendas y costumbres,
etc., heredados de la época prehispánica y de España.
Semana Santa en Ocaña
Un activo comercio con la Costa norte y el interior del
país se ha generado desde la Colonia y continúa hoy en día, brindando trabajo a
numerosas familias. Funcionan seis emisoras, cuatro semanarios, tres canales locales
de televisión y revistas virtuales y físicas, como la Revista Hacaritama, de la Academia de Historia, así como sitios web
de iniciativa privada o institucional.
La ciudad cuenta también con excelentes centros
educativos de educación básica primaria y secundaria, la Universidad Francisco
de Paula Santander, UNAB, Universidad Santo Tomás, Autónoma del Caribe y otras,
que permiten el acceso a los jóvenes de la localidad, de la antigua provincia y
de otros departamentos de Colombia.
Ocaña es también sede de la Diócesis, creada en 1962, del
Batallón de Infantería N° 15 Francisco de Paula Santander; tiene instalaciones
del SENA, Cámara de Comercio, terminal de transporte, oficinas bancarias como,
DAVIVIEDA, Banco de Colombia, Banco de Bogotá, Banco Agrario, Banco Caja
Social, BBVA, Cooperativa CREDISERVIR, Cruz Roja, Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos, Liga de Lucha Contra
el Cáncer, CORPONOR, COMFANORTE, COMFAORIENTE; hoteles, restaurantes,
discotecas, estaderos, centros comerciales, almacenes de ropa, ferreterías,
repuestos, electrodomésticos, distribuidoras de equipos de cómputo, joyerías,
misceláneas, depósitos, mercado cubierto, estadio, aeropuerto, coliseo
cubierto, empresas de transporte como COPETRAN, OMEGA, COOTRANSHACARITAMA,
COOTRANSUNIDOS, etc.
Mucha son aún las necesidades por resolver, entre ellas
la movilidad urbana, la delincuencia organizada, el acoso de la guerrilla, la
corrupción, la desatención al sector rural, invasión del espacio público, etc.
Pero sus gentes, laboriosas y amables, siguen luchando contra las adversidades,
con denuedo y esperanza en un futuro mejor y en paz.
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