ANTHAR KHARANA
El joven músico ocañero Anthar Kharana, quien incursionó desde ya hace algún tiempo en el ámbito musical de Colombia y el extranjero, se apresta ahora a competir en Inglaterra con sus colegas creadores de la música con sentido social.
Nuestro personaje, hijo de Carlos Navarro y Yamile Rojas, es uno de esos talentos que guardan la herencia de la tierra nutricia en su espíritu. Le auguramos ¡el mejor de los éxitos!
Le invitamos, amigo lector, a escuchar a nota difundida por CARACOL RADIO: Haga clic sobre el texto.
Translate
martes, 28 de junio de 2011
sábado, 25 de junio de 2011
HISTORIOGRAFÍA MARIANA
PRESENTACIÓN DE LA OBRA "“Nuestra Señora de Torcoroma, 300 años de tradición mariana”
Permítaseme, en primera instancia, una breve referencia al autor. Alguna vez, en un prólogo que me solicitó el padre Edwin para su primer libro, recordé que cuando él nacía en Convención –febrero 10 de 1977-, en el mismo lugar y al año siguiente yo terminaba mis estudios de bachillerato y me disponía a irme a Barranquilla a buscar la formación académica que anhelaba. Y aunque sí soy amigo de su padre –Ramón Avendaño-, de varios lustros, sólo vine a conocer al padre Edwin en septiembre de 2005, cuando llegó a Cúcuta, y nada hacía presagiar que desplegaría un dinamismo sin igual y una actividad cultural sin precedentes, que en estos cinco o seis años han sido fructíferos bibliográficamente, con temática disímil: religión, patrimonio histórico, historia, biografías, genealogía, etc., pues nada ha escapado a sus inquietudes intelectuales. Su mano generosa la ha extendido a todos aquellos escritores con el legítimo anhelo de publicar, pues mientras le ha sido posible ha luchado denodadamente para que sus proyectos editoriales se cristalicen, y no siempre ha sido bien gratificado.
Olger García Velásquez
Consulado de Venezuela
Junio 23 de junio de 2011
07:00 p.m.
Exitosamente se cumplió la presentación de este libro, el 23 de junio, en el salón Simón Bolívar, del Consulado venezolano en la ciudad de Cúcuta. El acto estuvo presidido por el Dr. William Villamizar Laguado, Gobernador de Norte de Santander y el Cónsul de Venezuela en Cúcuta, Licenciado Sergio Arias Cárdenas. Entre los asistentes, numerosos por cierto, se contaron los miembros de la Academia de Historia de Norte de Santander y ciudadanos de Convenciòn y Ocaña.
La Academia de Historia de Ocaña se complece por la aparición de esta nueva obra historiográfica del académico Edwin Avendaño Guevara.
Insertamos, a continuación, las palabras del académico Ólger García Velásquez, Numerario de la Academia de Historia de Norte de Santander y Correspondiente de la de Ocaña, en tan significativo acto:
Me sumo a las personas que han manifestado su agradecimiento al señor cónsul Sergio Arias Cárdenas, y demás miembros del cuerpo diplomático, por facilitarnos este Salón “Simón Bolívar”, para la presentación de la obra del padre Edwin Leonardo Avendaño Guevara, titulada “Nuestra Señora de Torcoroma, 300 años de tradición mariana”. Recinto que tantas veces nos ha albergado y donde hemos departido en las diferentes circunstancias que nos congregan, especialmente como consocios de la Sociedad Bolivariana de Norte de Santander.
Lic. Sergio Arias Cárdenas, Cónsul de Venezuela
en Cúcuta
Permítaseme, en primera instancia, una breve referencia al autor. Alguna vez, en un prólogo que me solicitó el padre Edwin para su primer libro, recordé que cuando él nacía en Convención –febrero 10 de 1977-, en el mismo lugar y al año siguiente yo terminaba mis estudios de bachillerato y me disponía a irme a Barranquilla a buscar la formación académica que anhelaba. Y aunque sí soy amigo de su padre –Ramón Avendaño-, de varios lustros, sólo vine a conocer al padre Edwin en septiembre de 2005, cuando llegó a Cúcuta, y nada hacía presagiar que desplegaría un dinamismo sin igual y una actividad cultural sin precedentes, que en estos cinco o seis años han sido fructíferos bibliográficamente, con temática disímil: religión, patrimonio histórico, historia, biografías, genealogía, etc., pues nada ha escapado a sus inquietudes intelectuales. Su mano generosa la ha extendido a todos aquellos escritores con el legítimo anhelo de publicar, pues mientras le ha sido posible ha luchado denodadamente para que sus proyectos editoriales se cristalicen, y no siempre ha sido bien gratificado.
R.P. edwin Avendaño Guevara y el Dr.
William Villamizar Laguado, Gobernador
de Norte de Santander
En segundo término, tanto las personas, pueblos, regiones y gremios tienen sus creencias religiosas y en torno de ellas se congrega una comunidad determinada para reforzar sus sentimientos. Tal es el caso, por ejemplo, de San José, venerado en Cúcuta; San Nicolás de Tolentino y San Juan Bautista, en Chinácota; el Señor del Humilladero, en Pamplona; la Virgen del Carmen, por los choferes, y la Virgen de Las Mercedes, por los cautivos. Pues en la provincia de Ocaña, tomada como entidad, tenemos nuestra patrona, la Virgen de Las Gracias de Torcoroma, de la cual se cumplen el próximo 15 y 16 de agosto 300 años de su arribo a Ocaña. Su leyenda se ha forjado en estas tres centurias y es tanta la devoción y entusiasmo de los feligreses, que su imagen, que en un principio se veneraba en uno de los altares de la iglesia principal –hoy Catedral Santa Ana-, desde 1800, gracias a la intervención del señor obispo de Santa Marta, Fray Juan de Espinar y Orozco, tiene capilla propia –Capilla de La Torcoroma-, rodeada de una leyenda no menos interesante que la de su famosa huésped, según nos relata el alférez José Nicolás de la Rosa, autor del famoso libro "Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y provincia de Santa Marta", a la que pertenecimos eclesiásticamente los ocañeros hasta 1962, cuando se creó la Diócesis de Ocaña.
Académico Ólger García Velásquez
Para celebrar el tricentenario de la Virgen de la Torcoroma el padre Edwin Avendaño Guevara ha tenido la feliz idea de publicar una obra titulada “Nuestra Señora de Torcoroma, 300 años de tradición mariana”, donde recoge toda la información dispersa sobre la patrona de los ocañeros, y podríamos decir que es el primer intento historiográfico de compilación de documentos relacionados con su aparición, desde la Colonia hasta nuestros días. Como bien lo anota Luis Eduardo Páez García, presidente de la Academia de Historia de Ocaña:
“Para la historia eclesiástica de Colombia es importante este acervo historiográfico de la Virgen morena formado por los documentos coloniales, los registros bibliográficos de ilustres historiadores nativos y representantes de la iglesia particular de Ocaña, decretos y otros escritos oficiales de la jerarquía eclesiástica (…), el aspecto torcoromano y el patrimonio cultural, el insuceso del secuestro de la imagen, las peregrinaciones memorables, construcción de la capilla, las ofrendas líricas de los poetas, la Novena a la Torcoroma...”.
Detalles del acto cultural
Son los detalles de la historia de la devoción, complementada con la serena y profunda “Presentación” que hace Jorge Meléndez Sánchez, quien termina su escrito citando frases que confirman nuestro sentido de pertenencia, al afirmar que:
“La advocación a Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma es un tema que da a la identidad cultural de Ocaña un rasgo definitivo. Hasta el humor lugareño advertía que «había quienes no creían en Dios pero sí en la Virgen de Torcoroma»; otros, como el cronista Ciro Osorio Quintero, destacaban que «la aparición de la Virgen no se discutía sino que se celebraba»”.
Felicito al padre Edwin Avendaño Guevara por este nuevo esfuerzo editorial que seguramente hará época, pues lo inscribirá en letras de mármol en la historia de las letras nortesantandereanas y asegura que su persona sea estudiada y recordada en el futuro, así como hoy recordamos y estudiamos a todos aquellos que han escrito sobre la Virgen morena: el padre Agustín Francisco del Rincón, en 1774; el presbítero Joaquín Gómez Farelo, en 1788, y el gaditano José Nicolás de la Rosa, el Alférez de Infantería que hace 222 años escribió la historia más difundida sobre la aparición de la Virgen de Torcoroma, consignada en la "Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y provincia de Santa Marta" . Muchas gracias.
Olger García Velásquez
Consulado de Venezuela
Junio 23 de junio de 2011
07:00 p.m.
martes, 21 de junio de 2011
CENTENARIO DEL FALLECIMIENTO DEL HISTORIADOR ALEJO AMAYA
ALEJO AMAYA EN LA HISTORIOGRAFÍA REGIONAL
Durante las últimas décadas del siglo XIX se producen los primeros intentos historiográficos de la región de Ocaña, con los trabajos de Eustoquio Quintero, quien fue el primer recopilador de la tradición oral (leyendas de Leonelda Hernández, El alto del Vicario), y, luego, a comienzos del siglo XX, con los escritos de Guillermo Quintero Calderón, Alejo Amaya, Justiniano J. Páez, Manuel B. Pacheco Aycardi y Luis A. Sánchez Rizo.
Como vimos al hablar de las tertulias literarias, nuestra historiografía nace a finales del siglo XIX y comienzos del XX; desde un ángulo diferente, podríamos también considerar como documentos históricos importantes, las obras de Agustín Francisco del Rincón y Joaquín Gómez Farelo. Pero para los propósitos específicos de este trabajo, los primeros intentos historiográficos se producen en órganos periodísticos, como La Nueva Era, la Revista Mercantil y La Voz de Ocaña, de finales del siglo XIX.
Sólo a comienzos del siglo XX aparecen folletos y obras extensas de carácter histórico, como los Apuntes históricos de la antigua Provincia de Ocaña, del general Guillermo Quintero Calderón (1905); Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña, de Alejo Amaya (1915); Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña, desde 1810 hasta la guerra de tres años, de Justiniano J. Páez (1924); Monografía eclesiástica de la parroquia de Ocaña, de monseñor Manuel Benjamín Pacheco Aycardi (1934), y la Monografía de Ocaña, de Luis A. Sánchez Rizo (1936).
Todas estas obras acuden a la tradición oral, a testimonios directos de protagonistas o personas vinculadas de alguna forma con los hechos históricos, a los archivos notariales, eclesiásticos o de familias emparentadas con próceres o héroes locales. Gran valor tienen estos trabajos, puesto que logran rescatar el patrimonio documental, parte del cual hoy ha desaparecido. Es importante mencionar que estos autores tuvieron la ocasión de conocer personalmente a muchos actores de las guerras de Independencia y de la consolidación de nuestra vida política, económica, social y cultural.
Alejo María Amaya ocupa un lugar preponderante dentro de la historiografía nortesantandereana y de la comarca ocañera. Su obra Los genitores, que narra la historia de Ocaña desde su fundación hasta 1810, es, junto con los trabajo investigativos de Luis Febres Cordero, Justiniano J. Páez, Monseñor Manuel Benjamín Pacheco Aycardi y Luis A. Sánchez Rizo, el inicio en serio de la historiografía en Norte de Santander.
Fue uno de los primeros en desempolvar los viejos folios de la Notaría Primera de Ocaña y el Archivo eclesiástico y, sin duda alguna, logró preservar del robo y la mutilación muchos documentos que hoy han desaparecido. Su vida como profesional y como ser humano estuvo signada por un profundo humanismo y unas convicciones políticas que le llevaron a sufrir los ataques y retaliaciones de sus contradictores durante el período oscuro de la Guerra de los Mil días. Alma gemela de otro gran médico, el doctor Margario Quintero Jácome cuyo nombre quedó por siempre inscrito en el alma provinciana.
Al cumplirse el centenario de su fallecimiento, el próximo 21 de julio de 2011, la Academia de Historia de Ocaña quiere unirse a las voces de los académicos convencionistas R.P. Edwin Avendaño Guevara y Ólger García Velásquez, para recordarle al pueblo y a las autoridades de Convención, la importancia de este varón insigne. Mensaje similar enviamos, desde estas líneas, a la Gobernación del departamento, a la Secretaría de Cultura departamental, a la Academia de Historia de Norte de Santander y a las personalidades de la vida pública, escritores e intelectuales de la tierra del “olor a caña y café”, la necesidad de honrar su memoria adecuadamente.
Que no pase inadvertida esta efeméride que lleva implícito el agradecimiento que todos los colombianos debemos sentir por quienes ayudaron a forjar la patria y los valores de nuestros pueblos.
ALEJO MARÍA AMAYA
Por Luis Eduardo Páez García
(De la obra Historia de la literatura en la Región de Ocaña. Jaguar Group Producciones. Bogotá. 2011).
Historiador y médico. Nació en Convención el 27 de julio de 1868 y falleció en Bogotá el 21 de julio de 1911.
Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Mayor del Rosario, ingresando luego a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde obtuvo su doctorado en 1894. Se vinculó a las tropas del general Rafael Uribe Uribe como Jefe de Ambulancias, durante la guerra de los Mil días.
De su actividad como escritor, en el campo de la medicina, quedó su tesis de grado titulada Contribución al estudio del delirio no vesánico (1894). Pero la obra que lo destaca como investigador de la historia regional, es la titulada Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña (1915).
En 1918, la Tipografía Central de Ocaña publica su novela Violetas blancas o Cartas y monólogos, de índole romántica. En la publicación Reminiscencias, Gaceta cívica, histórica y cultural de Convención, Año 3 Nº 1, 4 de junio de 2007, el presbítero e historiador Edwin Leonardo Avendaño Guevara, escribe una muy completa biografía del doctor Alejo María Amaya corrigiendo, entre otros aspectos, el año del nacimiento del personaje que se tenía en 1869. El ensayo biográfico del académico Avendaño Guevara, incluye apartes de la tesis de grado del ilustre médico, que insertamos en la presente obra:
“Muestra literaria del doctor Alejo Amaya
DOS PALABRAS
Al presentar como tesis de doctorado un estudio sobre el Delirio no vesánico, nos hemos propuesto, ante todo, exponer en nuestro trabajo, sin pretensiones ningunas, las ideas admitidas hoy por la ciencia sobre punto tan interesante y de tanta importancia para el médico. Quién sabe si lo hayamos conseguido. La mayor parte de los muchos autores que hemos consultado para escribir nuestra tesis, se contenta con mencionar el síntoma, pero muy pocos traen sobre él descripciones claras y precisas. Ball y Ritti en el magnífico artículo Delirio del Diccionario enciclopédico, y Hollopeau en su trabajo de patología general, son los únicos que nos han suministrado el mayor número de datos necesarios para elaborar nuestro humilde ensayo. Esta misma deficiencia de los autores clásicos, debe servirnos siquiera, para excusar los muchos errores que en él se encuentren las personas bien versadas en asuntos de Patologías mentales. Antes de concluir, creemos de nuestro deber hacer pública manifestación de agradecimiento a los señores Profesores de la facultad, por los muchos esfuerzos que en nuestro favor han hecho, y por los consejos con que han tratado de guiarnos en el escabroso camino de la ciencia.
A.M. Amaya
“HISTORIA Y DEFINICIÓN
Antes de pasar a hacer algunas consideraciones sobre la historia del delirio, tendremos que decir algunas pocas palabras sobre su etimología, no solo para conformarnos del todo en el plan que hemos adoptado, sino también para ilustrar un poco más el asunto.
En un principio se consideró la palabra delirio, como derivada de una griega que significa simpleza, bagatela, juguete de niños, y se le hacía preceder de la partícula de, como para reforzarla; pero más tarde M. E. Littré y la mayor parte de los filólogos modernos le hicieron derivar la palabra delirare, que significa propiamente apartarse de la senda o del camino trazado; significación que está mas de acuerdo con la naturaleza de la afección, puesto que el que delira, es un individuo que se aparta de la senda o del camino trazado, es decir, que se aparta de las reglas de la razón.
El delirio ha sido conocido desde la más remota antigüedad y prueba de ello es que libros y poemas antiquísimos lo mencionan y aún describen, sin necesidad de remontarnos hasta la Ciencia Sagrada de los Hindúes, encontramos en Homero y en la Sagrada Biblia, ejemplos tan notables como el de Bellerophon en la Ilíada y de Saúl y de Nabucodonosor en los libros Hebraicos. Pero lo verdaderamente digno de notarse es que las civilizaciones primitivas consideraban el delirio lo mismo que la locura, como efecto inmediato de la cólera celeste, y que ya desde entonces trataba de la interpretación de modos tan distintos como posteriormente se han hecho.
Como consecuencia natural y biológica de semejantes ideas, se constituyó un método curativo completamente místico, y que consistía en plegarias, exorcismos e intervenciones de poderes divinos, más, como el hombre no siempre subordina la práctica a la teoría, sucedió que principió a hacerse uso también de medios más adecuados aunque empíricos.
Así, por ejemplo, el arpa de David calma los furores de Saúl, y Homero habla en su Odisea de un líquido llevado al Egipto por Elena, nieta de Júpiter, y que cura estas afecciones. Autores de nombradía han querido ver en esta sustancia el jugo de la amapola, fundándose en que como aparece en sus versos, Homero la conocía, pero muy probablemente ignoraba sus propiedades, y no puede considerarse su aplicación en estos casos como verdaderamente científica.
Con la sucesión de los tiempos se vino a formar una idea un poco más clara y un poco más precisa sobre esta cuestión, y médicos y filósofos tomaron parte en ella. Hipócrates daba distintos nombres a las formas pasajeras, continuas y violentas del delirio, y del comentario de Galeno resulta también, que desde el principio de la medicina científica se admitan ya formas más distintas y se conocía el delirio febril, el agudo y el crónico.
En cuanto al sitio sabían que era el cerebro y en la explicación de la locura y del delirio hacían obrar los cuatro humores cardinales, lo seco y lo húmedo, etc., sobre la materia cerebral. Así, la humedad del cerebro daba nacimiento a la enajenación mental porque según ellos, la humedad lo hacía móvil y al moverse el cerebro, todos los órganos de los sentidos funcionaban mal.1
Como los humores constituían el fondo de las doctrinas hipocráticas de aquel tiempo, se concibe que la bilis, la pituita, etc., obrando sobre el cuerpo producirían ya la melancolía, ya un delirio triste, alegre, etc.
Ahora, los filósofos daban también sus explicaciones con respecto al punto que nos ocupa. Platón por ejemplo, admitía que el alma siendo una, presentaba tres partes o potencias, una superior racional que residía en el encéfalo, y las otras dos en las partes inferiores, en el corazón y en las vísceras colocadas debajo de diafragma. Natural era pues, admitida la anterior división, admitir al mismo tiempo dos especies muy distintas del delirio, el uno celeste inspirado por los dioses, el otro de origen terrestre y que reconocía las enfermedades corporales como causa.
El delirio de los poetas inspirado por las musas, el de los amantes por Eros, el de los profetas, etc., eran según este filósofo, más poeta que observador, de origen celeste; mientras que los delirios groseros que corresponden a lo que hoy se llama locura, producido por las alteraciones de los humores, eran de origen terrestre. En la explicación de estos últimos estaba, pues, el filósofo de acuerdo con Hipócrates.
Aristóteles emitió una teoría más lógica respecto del alma y sus facultades, pero no menos absurda con respecto a la explicación del delirio. Para él había un alma racional y un alma irracional; ambas residían en el corazón y la cualidad esencial del alma era el calor. Ahora bien, en esta teoría todo venía a explicarse respecto al delirio, por el calor o el frío, es decir, por excitaciones y depresiones del alma. Además en esta teoría, el cerebro desempeñaba, según Theoprasto, el oficio de esponja húmeda destinada a temperar los ardores del alma, y llevando al extremo las doctrinas de Aristóteles su maestro lo consideraba como una excreción de la médula espinal y ajeno a toda clase de sensación2.
Más tarde Erasistrato y Herphilo fueron los que hicieron estudios verdaderamente científicos sobre este asunto, y para ellos el centro psíquico y sensorial no era el corazón sino una parte del cerebro. Las meníngeas para el primero y la bóveda de tres pilares para el segundo.
Celso se ocupó también del delirio y de la locura; sus teorías poco más o menos son una mezcla de las de sus antecesores y, hasta no llegar a Areto de Capadocia, no se encuentran innovaciones dignas de llamar la atención.
Este hombre, verdaderamente sabio y sagaz observador, es el primero que nos da descripciones claras y precisas sobre varias formas del delirio. Admitía distinciones entre el delirio de las enfermedades agudas y el delirio de la locura; la establecía entre la melancolía y la manía; daba los caracteres principales del delirio histérico, del epiléptico, del erótico y, según parece, conocía la diferencia entre la imaginación y la ilusión.
Celius Aurelianus no es menos digno de elogio, conocía también como Areto la patología mental y daba mayor importancia que este a las causas, sean ocasionales, sean predisponentes de la locura, lo mismo que a sus pródromos. Además no se contentó con solo tres teorías, sino que estableció también el tratamiento más racional que se conoce de la locura, es decir, el aislamiento.
En cuanto a sus ideas teóricas, eran las de los metodistas, secta a la que pertenecía. En esta teoría, todas las enfermedades eran generales y se explicaban por el extrictum y el laxum que existía en el cuerpo. Sin embargo, Celius Aurelianus no era completamente absolutista, y sabía muy bien que en los delirios la cabeza era la principalmente afectada. Por lo que hace a Areto de Capadocia, sus ideas teóricas eran las de los neumatistas, secta de que hablaremos más adelante.
Galeno vino a distinguir de un modo más claro que sus antecesores, las diferencias entre el delirio de las enfermedades agudas y el delirio de la locura. Aunque profesaba ideas filosóficas sobre el alma y sus facultades tomadas de Platón, sabía sin embargo que en todos los casos de delirio y de locura, el órgano afectado era el cerebro, y en apoyo de sus opiniones cita aún la creencia general del vulgo, que en todos estos casos se preocupa ante todo de la cabeza.
Nos habla también de delirios simpáticos y de delirios hidropáticos, y explica los primeros por el ―ardor devorante de la fiebre‖ que obraría simpáticamente sobre el encéfalo, en la neumonía, pleuresía, etc., y que luego desaparecerían con la enfermedad que les había determinado. El delirio ideopático, por el contrario, tendría como carácter dominante su persistencia y se produciría entonces una verdadera afección hidropática de la cabeza, que persistiría indefinidamente.
En cuanto a la explicación del delirio, recurría Galeno, ya a las teorías humorales, ya a cualquiera otra de las existentes en aquel tiempo, por lo cual se le consideraba no sin razón como completamente ecléctico.
Por lo que dejamos expuesto, parece resultar que Galeno iniciaría la división del delirio aceptada hoy por la ciencia, pues su delirio simpático creemos que corresponda al delirio no vesánico y el ideopático al delirio vesánico propiamente dicho.
Se entra luego en un lapso de tiempo correspondiente a la Edad media, en el que nada más se hizo sobre este asunto y en que todos se contentaron con repetir lo que antes se había dicho. Las ideas extravagantes del principio renacieron, el delirio volvió a explicarse por la intervención de ángeles, demonios, etc., y solo en el Renacimiento vino otra vez la medicina, lo mismo que las de más ramas del saber humano, a tomar de nuevo la vía de la observación y del perfeccionamiento.
Las diversas explicaciones que en todos los tiempos se han hecho del delirio, han dado lugar a la formación de doctrinas, por medio de las cuales se ha tratado de resolver este grande y muy difícil problema. Vamos pues a estudiar y sin seguir orden cronológico alguno estas diferentes teorías.
____________________
1. Ball y Ritti, art. Delire in dic, encyclop. De Scien méd, pág. 318. 2. Ball y Ritti, loe. cit. pág. 319
****
“El delirio no vesánico es solamente, o un síntoma accesorio, o una complicación del estado morboso cualquiera de la economía, mientras que el delirio vesánico o locura, constituye por si mismo una individualidad patológica, una enfermedad propia”. (Cit. in Ball y Ritti, loc. Cit. pág. 357.)
****
Edwin Leonardo Avendaño Guevara, Pbro. Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Norte de Santander San José de Cúcuta, 1ºde junio de 2007”.
Durante las últimas décadas del siglo XIX se producen los primeros intentos historiográficos de la región de Ocaña, con los trabajos de Eustoquio Quintero, quien fue el primer recopilador de la tradición oral (leyendas de Leonelda Hernández, El alto del Vicario), y, luego, a comienzos del siglo XX, con los escritos de Guillermo Quintero Calderón, Alejo Amaya, Justiniano J. Páez, Manuel B. Pacheco Aycardi y Luis A. Sánchez Rizo.
Como vimos al hablar de las tertulias literarias, nuestra historiografía nace a finales del siglo XIX y comienzos del XX; desde un ángulo diferente, podríamos también considerar como documentos históricos importantes, las obras de Agustín Francisco del Rincón y Joaquín Gómez Farelo. Pero para los propósitos específicos de este trabajo, los primeros intentos historiográficos se producen en órganos periodísticos, como La Nueva Era, la Revista Mercantil y La Voz de Ocaña, de finales del siglo XIX.
Sólo a comienzos del siglo XX aparecen folletos y obras extensas de carácter histórico, como los Apuntes históricos de la antigua Provincia de Ocaña, del general Guillermo Quintero Calderón (1905); Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña, de Alejo Amaya (1915); Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña, desde 1810 hasta la guerra de tres años, de Justiniano J. Páez (1924); Monografía eclesiástica de la parroquia de Ocaña, de monseñor Manuel Benjamín Pacheco Aycardi (1934), y la Monografía de Ocaña, de Luis A. Sánchez Rizo (1936).
Todas estas obras acuden a la tradición oral, a testimonios directos de protagonistas o personas vinculadas de alguna forma con los hechos históricos, a los archivos notariales, eclesiásticos o de familias emparentadas con próceres o héroes locales. Gran valor tienen estos trabajos, puesto que logran rescatar el patrimonio documental, parte del cual hoy ha desaparecido. Es importante mencionar que estos autores tuvieron la ocasión de conocer personalmente a muchos actores de las guerras de Independencia y de la consolidación de nuestra vida política, económica, social y cultural.
Alejo María Amaya ocupa un lugar preponderante dentro de la historiografía nortesantandereana y de la comarca ocañera. Su obra Los genitores, que narra la historia de Ocaña desde su fundación hasta 1810, es, junto con los trabajo investigativos de Luis Febres Cordero, Justiniano J. Páez, Monseñor Manuel Benjamín Pacheco Aycardi y Luis A. Sánchez Rizo, el inicio en serio de la historiografía en Norte de Santander.
Fue uno de los primeros en desempolvar los viejos folios de la Notaría Primera de Ocaña y el Archivo eclesiástico y, sin duda alguna, logró preservar del robo y la mutilación muchos documentos que hoy han desaparecido. Su vida como profesional y como ser humano estuvo signada por un profundo humanismo y unas convicciones políticas que le llevaron a sufrir los ataques y retaliaciones de sus contradictores durante el período oscuro de la Guerra de los Mil días. Alma gemela de otro gran médico, el doctor Margario Quintero Jácome cuyo nombre quedó por siempre inscrito en el alma provinciana.
Al cumplirse el centenario de su fallecimiento, el próximo 21 de julio de 2011, la Academia de Historia de Ocaña quiere unirse a las voces de los académicos convencionistas R.P. Edwin Avendaño Guevara y Ólger García Velásquez, para recordarle al pueblo y a las autoridades de Convención, la importancia de este varón insigne. Mensaje similar enviamos, desde estas líneas, a la Gobernación del departamento, a la Secretaría de Cultura departamental, a la Academia de Historia de Norte de Santander y a las personalidades de la vida pública, escritores e intelectuales de la tierra del “olor a caña y café”, la necesidad de honrar su memoria adecuadamente.
Que no pase inadvertida esta efeméride que lleva implícito el agradecimiento que todos los colombianos debemos sentir por quienes ayudaron a forjar la patria y los valores de nuestros pueblos.
ALEJO MARÍA AMAYA
Por Luis Eduardo Páez García
(De la obra Historia de la literatura en la Región de Ocaña. Jaguar Group Producciones. Bogotá. 2011).
Historiador y médico. Nació en Convención el 27 de julio de 1868 y falleció en Bogotá el 21 de julio de 1911.
Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Mayor del Rosario, ingresando luego a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde obtuvo su doctorado en 1894. Se vinculó a las tropas del general Rafael Uribe Uribe como Jefe de Ambulancias, durante la guerra de los Mil días.
De su actividad como escritor, en el campo de la medicina, quedó su tesis de grado titulada Contribución al estudio del delirio no vesánico (1894). Pero la obra que lo destaca como investigador de la historia regional, es la titulada Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña (1915).
En 1918, la Tipografía Central de Ocaña publica su novela Violetas blancas o Cartas y monólogos, de índole romántica. En la publicación Reminiscencias, Gaceta cívica, histórica y cultural de Convención, Año 3 Nº 1, 4 de junio de 2007, el presbítero e historiador Edwin Leonardo Avendaño Guevara, escribe una muy completa biografía del doctor Alejo María Amaya corrigiendo, entre otros aspectos, el año del nacimiento del personaje que se tenía en 1869. El ensayo biográfico del académico Avendaño Guevara, incluye apartes de la tesis de grado del ilustre médico, que insertamos en la presente obra:
“Muestra literaria del doctor Alejo Amaya
DOS PALABRAS
Al presentar como tesis de doctorado un estudio sobre el Delirio no vesánico, nos hemos propuesto, ante todo, exponer en nuestro trabajo, sin pretensiones ningunas, las ideas admitidas hoy por la ciencia sobre punto tan interesante y de tanta importancia para el médico. Quién sabe si lo hayamos conseguido. La mayor parte de los muchos autores que hemos consultado para escribir nuestra tesis, se contenta con mencionar el síntoma, pero muy pocos traen sobre él descripciones claras y precisas. Ball y Ritti en el magnífico artículo Delirio del Diccionario enciclopédico, y Hollopeau en su trabajo de patología general, son los únicos que nos han suministrado el mayor número de datos necesarios para elaborar nuestro humilde ensayo. Esta misma deficiencia de los autores clásicos, debe servirnos siquiera, para excusar los muchos errores que en él se encuentren las personas bien versadas en asuntos de Patologías mentales. Antes de concluir, creemos de nuestro deber hacer pública manifestación de agradecimiento a los señores Profesores de la facultad, por los muchos esfuerzos que en nuestro favor han hecho, y por los consejos con que han tratado de guiarnos en el escabroso camino de la ciencia.
A.M. Amaya
“HISTORIA Y DEFINICIÓN
Antes de pasar a hacer algunas consideraciones sobre la historia del delirio, tendremos que decir algunas pocas palabras sobre su etimología, no solo para conformarnos del todo en el plan que hemos adoptado, sino también para ilustrar un poco más el asunto.
En un principio se consideró la palabra delirio, como derivada de una griega que significa simpleza, bagatela, juguete de niños, y se le hacía preceder de la partícula de, como para reforzarla; pero más tarde M. E. Littré y la mayor parte de los filólogos modernos le hicieron derivar la palabra delirare, que significa propiamente apartarse de la senda o del camino trazado; significación que está mas de acuerdo con la naturaleza de la afección, puesto que el que delira, es un individuo que se aparta de la senda o del camino trazado, es decir, que se aparta de las reglas de la razón.
El delirio ha sido conocido desde la más remota antigüedad y prueba de ello es que libros y poemas antiquísimos lo mencionan y aún describen, sin necesidad de remontarnos hasta la Ciencia Sagrada de los Hindúes, encontramos en Homero y en la Sagrada Biblia, ejemplos tan notables como el de Bellerophon en la Ilíada y de Saúl y de Nabucodonosor en los libros Hebraicos. Pero lo verdaderamente digno de notarse es que las civilizaciones primitivas consideraban el delirio lo mismo que la locura, como efecto inmediato de la cólera celeste, y que ya desde entonces trataba de la interpretación de modos tan distintos como posteriormente se han hecho.
Como consecuencia natural y biológica de semejantes ideas, se constituyó un método curativo completamente místico, y que consistía en plegarias, exorcismos e intervenciones de poderes divinos, más, como el hombre no siempre subordina la práctica a la teoría, sucedió que principió a hacerse uso también de medios más adecuados aunque empíricos.
Así, por ejemplo, el arpa de David calma los furores de Saúl, y Homero habla en su Odisea de un líquido llevado al Egipto por Elena, nieta de Júpiter, y que cura estas afecciones. Autores de nombradía han querido ver en esta sustancia el jugo de la amapola, fundándose en que como aparece en sus versos, Homero la conocía, pero muy probablemente ignoraba sus propiedades, y no puede considerarse su aplicación en estos casos como verdaderamente científica.
Con la sucesión de los tiempos se vino a formar una idea un poco más clara y un poco más precisa sobre esta cuestión, y médicos y filósofos tomaron parte en ella. Hipócrates daba distintos nombres a las formas pasajeras, continuas y violentas del delirio, y del comentario de Galeno resulta también, que desde el principio de la medicina científica se admitan ya formas más distintas y se conocía el delirio febril, el agudo y el crónico.
En cuanto al sitio sabían que era el cerebro y en la explicación de la locura y del delirio hacían obrar los cuatro humores cardinales, lo seco y lo húmedo, etc., sobre la materia cerebral. Así, la humedad del cerebro daba nacimiento a la enajenación mental porque según ellos, la humedad lo hacía móvil y al moverse el cerebro, todos los órganos de los sentidos funcionaban mal.1
Como los humores constituían el fondo de las doctrinas hipocráticas de aquel tiempo, se concibe que la bilis, la pituita, etc., obrando sobre el cuerpo producirían ya la melancolía, ya un delirio triste, alegre, etc.
Ahora, los filósofos daban también sus explicaciones con respecto al punto que nos ocupa. Platón por ejemplo, admitía que el alma siendo una, presentaba tres partes o potencias, una superior racional que residía en el encéfalo, y las otras dos en las partes inferiores, en el corazón y en las vísceras colocadas debajo de diafragma. Natural era pues, admitida la anterior división, admitir al mismo tiempo dos especies muy distintas del delirio, el uno celeste inspirado por los dioses, el otro de origen terrestre y que reconocía las enfermedades corporales como causa.
El delirio de los poetas inspirado por las musas, el de los amantes por Eros, el de los profetas, etc., eran según este filósofo, más poeta que observador, de origen celeste; mientras que los delirios groseros que corresponden a lo que hoy se llama locura, producido por las alteraciones de los humores, eran de origen terrestre. En la explicación de estos últimos estaba, pues, el filósofo de acuerdo con Hipócrates.
Aristóteles emitió una teoría más lógica respecto del alma y sus facultades, pero no menos absurda con respecto a la explicación del delirio. Para él había un alma racional y un alma irracional; ambas residían en el corazón y la cualidad esencial del alma era el calor. Ahora bien, en esta teoría todo venía a explicarse respecto al delirio, por el calor o el frío, es decir, por excitaciones y depresiones del alma. Además en esta teoría, el cerebro desempeñaba, según Theoprasto, el oficio de esponja húmeda destinada a temperar los ardores del alma, y llevando al extremo las doctrinas de Aristóteles su maestro lo consideraba como una excreción de la médula espinal y ajeno a toda clase de sensación2.
Más tarde Erasistrato y Herphilo fueron los que hicieron estudios verdaderamente científicos sobre este asunto, y para ellos el centro psíquico y sensorial no era el corazón sino una parte del cerebro. Las meníngeas para el primero y la bóveda de tres pilares para el segundo.
Celso se ocupó también del delirio y de la locura; sus teorías poco más o menos son una mezcla de las de sus antecesores y, hasta no llegar a Areto de Capadocia, no se encuentran innovaciones dignas de llamar la atención.
Este hombre, verdaderamente sabio y sagaz observador, es el primero que nos da descripciones claras y precisas sobre varias formas del delirio. Admitía distinciones entre el delirio de las enfermedades agudas y el delirio de la locura; la establecía entre la melancolía y la manía; daba los caracteres principales del delirio histérico, del epiléptico, del erótico y, según parece, conocía la diferencia entre la imaginación y la ilusión.
Celius Aurelianus no es menos digno de elogio, conocía también como Areto la patología mental y daba mayor importancia que este a las causas, sean ocasionales, sean predisponentes de la locura, lo mismo que a sus pródromos. Además no se contentó con solo tres teorías, sino que estableció también el tratamiento más racional que se conoce de la locura, es decir, el aislamiento.
En cuanto a sus ideas teóricas, eran las de los metodistas, secta a la que pertenecía. En esta teoría, todas las enfermedades eran generales y se explicaban por el extrictum y el laxum que existía en el cuerpo. Sin embargo, Celius Aurelianus no era completamente absolutista, y sabía muy bien que en los delirios la cabeza era la principalmente afectada. Por lo que hace a Areto de Capadocia, sus ideas teóricas eran las de los neumatistas, secta de que hablaremos más adelante.
Galeno vino a distinguir de un modo más claro que sus antecesores, las diferencias entre el delirio de las enfermedades agudas y el delirio de la locura. Aunque profesaba ideas filosóficas sobre el alma y sus facultades tomadas de Platón, sabía sin embargo que en todos los casos de delirio y de locura, el órgano afectado era el cerebro, y en apoyo de sus opiniones cita aún la creencia general del vulgo, que en todos estos casos se preocupa ante todo de la cabeza.
Nos habla también de delirios simpáticos y de delirios hidropáticos, y explica los primeros por el ―ardor devorante de la fiebre‖ que obraría simpáticamente sobre el encéfalo, en la neumonía, pleuresía, etc., y que luego desaparecerían con la enfermedad que les había determinado. El delirio ideopático, por el contrario, tendría como carácter dominante su persistencia y se produciría entonces una verdadera afección hidropática de la cabeza, que persistiría indefinidamente.
En cuanto a la explicación del delirio, recurría Galeno, ya a las teorías humorales, ya a cualquiera otra de las existentes en aquel tiempo, por lo cual se le consideraba no sin razón como completamente ecléctico.
Por lo que dejamos expuesto, parece resultar que Galeno iniciaría la división del delirio aceptada hoy por la ciencia, pues su delirio simpático creemos que corresponda al delirio no vesánico y el ideopático al delirio vesánico propiamente dicho.
Se entra luego en un lapso de tiempo correspondiente a la Edad media, en el que nada más se hizo sobre este asunto y en que todos se contentaron con repetir lo que antes se había dicho. Las ideas extravagantes del principio renacieron, el delirio volvió a explicarse por la intervención de ángeles, demonios, etc., y solo en el Renacimiento vino otra vez la medicina, lo mismo que las de más ramas del saber humano, a tomar de nuevo la vía de la observación y del perfeccionamiento.
Las diversas explicaciones que en todos los tiempos se han hecho del delirio, han dado lugar a la formación de doctrinas, por medio de las cuales se ha tratado de resolver este grande y muy difícil problema. Vamos pues a estudiar y sin seguir orden cronológico alguno estas diferentes teorías.
____________________
1. Ball y Ritti, art. Delire in dic, encyclop. De Scien méd, pág. 318. 2. Ball y Ritti, loe. cit. pág. 319
****
“El delirio no vesánico es solamente, o un síntoma accesorio, o una complicación del estado morboso cualquiera de la economía, mientras que el delirio vesánico o locura, constituye por si mismo una individualidad patológica, una enfermedad propia”. (Cit. in Ball y Ritti, loc. Cit. pág. 357.)
****
Edwin Leonardo Avendaño Guevara, Pbro. Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Norte de Santander San José de Cúcuta, 1ºde junio de 2007”.
sábado, 18 de junio de 2011
TEXTOS HISTÓRICOS
DATOS PARA LA HISTORIA ECONÓMICA DE OCAÑA
Otro texto más que reviste importancia en el estudio de nuestra economía regional, tomado de la obra LA PERLA DE AMÉRICA, del Padre Julián, que reproduce la Biblioteca virtual del Banco de la República:
La perla de América, provincia de Santa Marta: reconocida, observada y expuesta en discursos históricos > Discurso último Del modo de establecerse en la provincia de Santa Marta una compañía no exclusiva, para ventajas grandes del reciproco comercio de España con el Nuevo Reino de Granada
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/perla/perla51.htm
DISCURSO ULTIMO.
Del modo de establecerse en la provincia de Santa Marta una compañía no exclusiva, para ventajas grandes del reciproco comercio de España con el Nuevo Reino de Granada
§ I.
Quiero dar tal cual complemento, y la última mano á esta obrita, con el presente dIscurso que formo, no para dar reglas de comercio, que no es esa mi profesion, y sobran en España libros excelentes que las expliquen, y talentos superiores que en la teórica y práctica las entiendan mejor que yo. Vengo solo, como práctico de aquellos paises, á dar luz del modo con que una compañía de comercio pudiera establecerse en la provincia de Santa Marta, con utilidad considerable de los comerciantes del Nuevo Reino y de la monarquía, y al mismo tiempo, como con el dedo, mostrar los ramos de comercio, que establecida la compañía pudiera sacar de aquella provincia, y de las demás del reino, y por qué vias y conductos. Pudiera componer otro libro de esta materia, pero me ha crecido tanto el volúmen que no puedo hacer mas en este que insinuar lo preciso para la comun utilidad. Todo lo digo en breve.
El modo es, poniendo factores de la compañía en tres partes ó ciudades de la provincia, desde las cuales pudieran ellos separados recoger los productos de ella, frutos y riquezas de otras. El primero en el rio de la Hacha, ó en la ciudad del valle de Upar, que para el efecto venia á ser lo mismo, y es país mas fresco. A este tocaba (entiendo siempre, y en todo, por via legítima, y sin daño ni opresion de pobres) recoger y abarcar los cacaos, los tabacos, los azúcares y panelas, las perlas y el nácar, ó madre perla, antes que pararan en manos de extranjeros: el palo del Brasil, del valle de Upar, y otros valles inmediatos: los cueros de tantas reses que se matan, y se mataran entonces mas, y por fin, los oros que vienen de la Sierra Nevada, y se dejan ver, y se manejan en aquellas poblaciones con alguna cautela. Y si se diera forma de penetrar en aquellas Sierras hasta el cerro de Tairona, la plata y piedras preciosas, cuyas minas es constante estaban antiguamente, y deben de estar desde aquellos primeros tiempos intactas, porque hasta ahora ninguno ha llegado á ellas. A mas de eso, pudieran solicitar los algodones, las hamacas hermosísimas labradas de los Guagiros, los bálsamos, gomas, aceites de palo, que se pierden en aquellos montes ; pero sobre todo los bálsamos, bien que son preciosos, y son los que se llaman del Perú, ó de tolú, quisiera que el factor del rio de la Hacha pusiera la mira y empeño en recoger unos sacos ó zurrones de las hojas del hayo para mandarlas á España, y hacer probar el gusto y virtudes de esta yerba á los Españoles, para que experimentados sus efectos saludables y ciertos, que llevo insinuados en el discurso VI de la primera parte, se introdujera el uso de esta yerba en nuestros reinos, con universal provecho en la salud, y habituales achaques de muchas personas, que con los tés y cafés extranjeros gimen en el triste lecho de sus crónicas enfermedades. Y si, probada la virtud de esta yerba, se abrazara el uso de ella en España, pudiera entonces el factor del rio de la Hacha fomentar y promover en aquellos valles dei Molino y Villanueva las sementeras y cultivo, y habia un ramo mas de comercio nacional con ventajas de muchas personas en la salud, con nuevo confortativo del natural vigor en los artesanos, para trabajar sin sentir debilidad ni hambre, y con otras comodidades universales del reino, entre las cuales no fuera la menor la retencion de tanta plata, que con su café y té se llevan los extranjeros. ¡Qué ramo de comercio tan ventajoso se ha hecho el mate ó yerba del Paraguay en todo el Chile, Quito y Perú! ¿Qué plata no ha entrado en el Paraguay por esta yerba? ¿Pues cuán interesante y rico género de comercio fuera el de la yerba del hayo, siendo esta de virtudes tanto mas excelentes para conservar la salud, y tan específica para dar sustento, vigor y fuerzas á quien se afana constante en su tarea y corporal trabajo? Basta. En todos estos ramos de comercio pudiera entender el factor del rio de la Hacha, y en otros que el tiempo y climas enseñaran.
§ II.
El otro factor debia fijarse en la ciudad de Tamalameque, la cual está casi á la mitad del rio grande Magdalena, sobre, ó mas arriba de la gran villa de comercio Mompox, á una jornada, bajando por el rio. Allí recibia los géneros de Ocaña, algodones, azúcares y panela, con otros que la práctica le mostrara: de allí, dándose maña, y pasando á la otra banda del rio Magdalena, se metia por las tierras y minas de oro de Simití, Guamacó, y provincia de los Remedios, y recogia los oros que vienen de allá, y he visto yo. Y á mas de estos oros, con alguna correspondencia que estableciera con la docilisima y honrada gente de la provincia de Antioquia, riquisima de corrientes minas de oro en polvo, y puntas, en las que se hallan tambien diamantes, como dice el señor Piedraita con otros, hacia venir por el rio Nare, ó el Cauca, que entran en el Magdalena, los oros; oros que he visto yo tambien junto á Tamalameque, y suelen por fin parar en manos de extranjeros por las ocultas de los contrabandistas. A mas de eso podia abarcar los cacaos de las orillas del Magdalena, del rio de la Miel, y del Simañas, y otros. Y aunque, respecto del terreno, y dilatadas már¬genes del Magdalena, son pocas las haciendas de cacao, viendo las gentes el próximo despacho, y fácil salida que tenia entonces este grano, se acaloraban en fundar cacauales; y fuera entonces un nuevo Potosí el rio de la Magdalena, y una inmensa delicia sus márgenes desmontadas, y pobladas de los utilísimos árboles del cacao. ¡Cuánto sirviera de fomento para el cacao en él solo rio Magdalena la insinuada compañía! Y es menester aquí refrescar la memoria de que el cacao del Magdalena es superior al de Caracas, y tan excelente, que se manda por regalo particular á España, y hasta dentro la misma córte echaba el olor de suavidad en algun tiempo, porque se mandaba como grano exquisito á su majestad católica. A más del cacao de la Magdalena, y de los otros que en él desaguan, podia en ocho ó diez dias de viaje hacer venir los cacaos de Cucuta, de Salazar de las Palmas, Cacota, y vecinos lugares hasta Ocaña, á una jornada y media de Tamalameque; pues si hasta Popayan y Quito se llevan con viaje de un mes, y mas todavía, ¿con cuánto mas gusto lo llevara aquella gente á Ocaña? Y este es el cacao que va á España con el nombre de Caracas, por ser de la misma bondad y calidad.
Con los oros del Chocó, de las minas del Chaparral, del Venadillo, y de los llanos de Neiba, por la villa de Honda, y rio de la Magdalena, podian bajar á Tamalameque los marcos de plata virgen de Mariquita, que está á cuatro leguas del rio Magdalena, y los de las vetas de Pamplona por la via de Ocaña en ocho dias, y las esmeraldas de Muzo, los rubíes, topacios, ametistos, y otras piedras preciosas por el rio Opon, que desemboca en el Magdalena, ó tambien por la via de Santa Fe. ¿Y qué diré de los millares de arrobas de tabaco que fácilmente podian entrar en la factoría de Tamalameque? Dejando aparte todo el que se consuma en las varias haciendas y poblaciones del Magdalena, todo el sobrante pudiera venir á manos del factor. ¿Y cuánto sobrara entonces, teniendo la gente certidumbre del despacho en Tamalameque? Los que ahora están dormidos en el letargo de la ociosidad, mano sobre mano, se avivaran y animaran á plantar tabacales, y hubiera tabaco para cargar naves enteras. Con estos dos géneros que se fomentaran de cacao y tabaco, solamente en las márgenes del Magda¬lena, prescindiendo de los trapiches de la caña dulce, y del innumerable ganado, y multitud de caballos que pastean los amenos prados fecundados de sus corrientes, y de las arenas de oro que arrastra, me atrevo á decir que fuera el Magdalena el rio mas precioso y rico del universo, y la compañía de que hablamos la mas acaudalada y feliz de cuantas sulcan los mares, atendida la brevedad en la navegacion, la abundancia de los géneros tan esti¬mados, y la facilidad de adquirirlos y transportarlos á España. Mas no solo los tabacos de las orillas del Magda¬lena pudieran venir á la factoría de Tamalameque, sino tambien los de la ciudad de San Juan, Giron, de la villa de San Gil, y de la villa de San Cristóbal, tabacos los mas suaves, preciosos y estimados de todo el reino. Mas arriba de Tamalameque desembocan en el Magdalena dos rios grandes llamados Cañaverales y Sogamoso, provenientes de la jurisdiccion de Giron, y por ellos pudieran con facilidad venir los dichos tabacos, con otros géneros que por la brevedad omito. Pero en bien de mi. amada provincia de Velez, y ventaja mayor de nuestra ideada compañía, no puedo pasar en silencio el ramo considerabilísimo de comercio que de la provincia de Velez fecundísima podia adquirir el factor de la compañía en Tamalameque. Es la provincia de Velez como la madre de las mieles y azúcares del reino de Granada: en esta se abrió el camino que llaman de Opon, en tiempo del excelentísimo señor virrey don José Pizarro, para llevar con brevedad las harinas del reino á Cartagena, y los azúcares tambien á las poblaciones del Magdalena, si los de Velez quisieran. Este camino, en muchos años ya casi desamparado por intraficable, lo rehizo y mandó poner corriente el excelentísimo señor virrey frey don Pedro Mesía de la Cerda; y para impedir la introduccion de harinas extranjeras en Cartagena, y en toda la costa, tomó la empresa con tanto empeño, que ofreciéndose la guerra con el Inglés, y el sitio de la Habana, temiéndose invasion tambien en Cartagena, quiso su excelencia mismo bajar á esta, como buen general, para dar sus providencias, y estar á la defensa. Podia su excelencia bajar por el camino comun y trillado, pero no; para dar mas calor á la compostura del camino, y animar con su ejemplo á los demás á trillarlo, quiso tomar el rumbo por el nuevo camino. Fué con sus capitanes fidelísimos Acates ambos el señor don Felix de Sala, y el señor don Pedro de Escovedo, y con su asesor el señor don Manuel Romero, en cuya ciencia, integridad y prudencia, tenia y podia tener su excelencia toda su confianza, y con la familia precisamente necesaria. Entró por Velez, pasó, reconoció el nuevo camino con bastantes molestias y trabajo, salió al rio y puerto de Opon, y por él volvió; y desde entonces quedó el camino mas corriente y traficable que nunca. En la conduccion de harinas habia sus dificultades, por la calidad del género, que fácilmente con los intensos calores de temple cálido se gastan: mas en la conduccion de los panes de azúcar no cabia esa dificultad ni peligro, y así podian hasta Tamalameque, por el rio Opon, que entra luego en el Magdalena, conducirse en gran copia las arrobas de azúcar que se labran en toda la provincia de Velez, y aun en otras. Y con este azúcar admirable de Velez, y con el de la jurisdiccion de Ocaña, quedaba bien surtida de este precioso género la compañía. Me he dilatado mas de lo que pensaba en la abertura del nuevo ca¬mino para abrir tambien nuevos caminos, y dar mas individuales luces á los factores para fomentar y acrecentar el comercio en este y otros géneros con ventajas de la compañía, y de lo interior del reino. Vamos al otro factor.
§ III.
El factor principal, segun me parece, debia residir en Santa Marta, ya para recibir inmediatamente los efectos é instrucciones de España, ya para mandarlas á los otros dos, y tambien para cuidar del transporte de los géneros americanos á los reinos de España. A este debia el factor de Tamalameque mandar por el rio Magdalena los ramos de comercio que por allá recogia; y tambien el factor del rio de la Hacha pudiera mandar los respectivos por la costa, en una balandra, con navegacion, en buen tiempo, de dos dias, si no se tuviera por mas conveniente que pasara la nave de España á cargarlos en el rio de la Hacha (aunque es costa bravísima, y allí no hay absolutamente puerto inmediato á la ciudad) y sino á Bahía Honda, no muy distante del rio de la Hacha, váyase por mar ó por tierra toda llana, tierra de los Indios Guagiros. Este factor de Santa Marta, á mas de dar las justas y acertadas providencias en aquella provincia con los compañeros, y cautelar no se hicieran vejaciones ni extorsiones á los hacendados, comerciantes, y pobre gente del reino, y que no exasperaran á los pueblos, antes bien procuraran hacer bien á todos, y conciliarse la benevolencia de todos, podia entender en proveer el almacen general que debia haber en Santa Marta, de otros géneros en aquella ciudad fáciles ó posibles. Allí podia hacer cortar palo del Brasil, que está inmediato á la misma ciudad, y otros leños preciosos de aquellos montes, que están en los contornos de ella, y no son muy elevados. Debia estar atento al tiempo de la pesca de las tortugas de procurar la concha fina, llamada allá carey, antes que cargaran con ella los extranjeros. Podia recoger los cueros que por allá se pierden, los algodones, y aun cacao del bajo rio Grande, desde la Barranca y dique que va hácia Cartagena y de los cacauales que debieran fomentarse entre Santa Marta y rio de la Hacha, donde á poca distancia de Santa Marta los he visto yo silvestres, y sin cultivo alguno. Y si quisiera ser útilmente curioso indagador de los frutos de la provincia, podia mandar reconocer los espesos montes de bejucos que están sobre las sienegas llamadas de Santa Marta, á seis leguas de distancia, y segun todas las señas (bien que yo no la he visto) hallaria en gran copia la mejor vainilla de bejuquillo, como efectivamente se encuentra, y con abundancia, en los bejucales de los contornos de Maracaibo y su laguna, donde reina el mismo clima que en Santa Marta. Y quizás en los muchos tunales que hay al rededor de la ciudad de Santa Marta, singularmente hácia el pueblo de Gaira, hallarla la cochinilla tan famosa y apreciada, y sino de la provincia de Tunja podia venir por el rio Opon al Magdalena. Ni tenia que fiarse de que en el país no se trata de buscarla; porque yo he pasado por tunales de los cuales hacia coger la cochinilla por curiosidad, y los del país no se cuidaban, ni quizás sabian que tal hubiera. Por fin los informes de los prácticos del país, la observacion de terrenos, y algun giro ó breve excursion que hiciera hácia las sierras de donde recibieron tantos cañoncitos llenos de oro, y otras primicias de los tesoros, los primeros conquistadores, como dijimos en el discurso VIII de la primera parte, le darian al factor de Santa Marta (y respectivamente á los otros) nuevas y mayores luces para proveerse de géneros y cosas raras y curiosas, que en España fueran muy apreciadas. Dejo á parte las curiosidades de diversas yerbas y frutos medicinales, como la casia, el salsafras, la quina, los tamarindos abundantes en las márgenes del Magdalena, de animalitos raros, de loros, periquitos, guacamayas, toches, turpiales, dios te dé, majuelos, azulitos, pájaros todos hermosos; monos de varias especies, tigres, pericos ligeros, armadillos, guardatinajas, y otros tantos, que como los tafetanes, alfileres y cintas, sirven para el surtimiento de un empleo, así estas galanterías de la América sirvieran para surtir las naves de la compañía. No está Magdalena para tafetanes, suelen decir; pero nuestro rio Magdalena en sus orillas y vecinos montes está para surtir en abundancia de semejantes curiosidades, que por lo menos tuvieran á las damas de España en expectacion del arribo de las naves de Santa Marta.
Otros dos géneros se me han venido por la fantasía á la mente, y porque no sé si tuvieran aprecio y salida en España, queria omitir absolutamente; pero nada se pierde en decirlo prodesse potest, obesse non potest. Los In¬gleses no se alegrarán mucho que se toque este punto, que es una de las teclas principales que suena en sus órganos. Mas oigamos un poco como suena. Y los inteligentes en este órgano del comercio, que tiene muchas y delicadas teclas, darán su voto. ¿Por qué tanto pescado llamado bonito, y es el salmon, que la inagotable providencia del Señor manda, sin cesar, todos los dias al puerto de Santa Marta, no ha de ser comunicable á otros paises nuestros? Si cuanto abunda el bacalao en Terra Nova, y las toninas ó atunes en otras partes, abunda de bonitos el puerto de Santa Marta, en solo su corto, quieto y pacífico recinto de una legua, ¿por qué se ha de despreciar este, y el otro con tan largas navegaciones y trabajos se ha de ir á buscar para venir en toneladas del norte á España? No sé si acertaré á darme á entender cuanto deseo. El bonito de Santa Marta, como ya dije en el discurso del puerto, es inagotable; cuanto mas se pesca todos los dias, tanto mas entra en el puerto para el dia siguiente. Es pescado riquísimo, se come fresco en Santa Marta, y en escabeche se conserva en sus toneles ó barriles como la tonina, y los otros pescados que para la cuaresma suelen los extranjeros traer á España, para los que la observan como buenos católicos. Hasta nuestros ayunos convierten ellos en propia substancia: y sucede, aunque no segun la mente del santo, lo que dijo san Leon: Fiat refectio pauperis abstinentia jejunantis. ¿Pues por qué esta compañía, á lo menos para prueba, no pudiera transportar á los barriles de este salmon? Si es deseado y tan estimado en la córte del señor virrey de Santa Fe, y es verdaderamente bocado regalado para las personas de buen gusto, ¿por qué no lo habia de ser en España para los que tienen delicado paladar? Las personas nobles y virreyes, y obispos, y gobernadores, que de España pasan á la América, ni pierden en ella el buen paladar, ni dejan de volverse á España con el mismo que trajeron; pues si en América les agrada tanto el salmon en escabeche, creo que á ellos y á todos los de los reinos de España agradara tambien si lo tuvieran á mano, y entre dos platos, corno dicen. Yo no digo que pudiera abastecerse de ello toda España, mas por lo menos algunos millares de barriles al cabo del año pudieran transportarse, y todo eso mas quedaba en casa, sin molestar tanto á los del norte para adquirir sus materias saladas y picantes. En probarlo nada se perdiera.
§ IV.
Otra tecla hay que tocar aun, y esta concuerda con la del bacalao. En el rio Magdalena, abundantísimo de toda suerte de peces fluviales, hay una especie de pescado llamado bagre, y se beneficia y sirve tal cual el bacalao. Hay bagre blanco, que es el mejor, y bagre negro; uno y otro fresco es gustosísimo, y van por el rio los navegantes y los Indios bogas, solícitos para coger alguno que sirva á todos de cena. Es grande, y de buenas rodelas, ni se ve casi bagre chiquito. Como no pueden gozarlo fresco las ciudades y pueblos distantes del Magdalena, cuidan los habitantes de sus orillas, porque les trae cuenta, de pescarlo á ciertos tiempos del año: lo secan, y lo benefician de manera que queda tal cual un bacalao, y lo llaman panche. Bien guisado es sabroso, y en órden á la salud, si no es mejor, creo no será peor que el bacalao, y sin duda beneficiado con mas industria y cuidado fuera sin comparacion mejor. ¿Pues no pudiera el factor de la compañía residente en Tamalameque probar de mandarlo á España á ver como se recibia y agradaba á la gente, y si tenia salida, hacer mas copiosa provision, y mandar siempre mas hasta desterrar todos los abadejos forasteros, mas secos y salados que el panche? Con los bagres podian ir los cachamas, pescado delicadísimo, y sobre otros estimado, grande y gordo como el bagre, y que en vez de espinas tiene costillas como de corderito, y de tan buen gusto, que aposta todos los años, un cierto sugeto lo hacia traer de regalo para las mesas mas principales y opíparas de Santa Fe. El factor de Tamalameque, como que estaba sobre las orillas del Magdalena, y á la mitad de su curso, podia hacer la prueba de estas y semejantes cosas particulares de los rios, y de aquellas tierras, y por lo menos se iluminaba mas la nacion, y unas cosas dan luz para hallar otras, y facile est invenis addere. Con el mismo fin podia tambien este factor solicitar las canelas, ya del Socorro, ya de los Andaquíes que están hácia las cabeceras del rio, ya de la provincia de Antioquia, per los rios Nare y Cauca, que entran en el Magdalena, pues en esas provincias hay en abundancia, y pudieran en España hombres peritos é industriosos, que no faltan, dar á la canela el beneficio que por la ignorancia ó desidia de aquellas gentes no se le da en aquellos paises. Y hay quien dice que el no tener la canela del Nuevo Reino la suavidad de la asiática, proviene solamente de que no se coge del árbol lo que se debiera, ni á la sazon y tiempo en que los de Ceilan la recogen. Por lo demás, es canela tan legítima como la de Ceilan ; y es natural que estando Ceilan y las dichas provincias del Nuevo Reino á los mismos grados de latititd, y bajo el mismo clima, produzca naturaleza los mismos géneros, y en una y otra parte sean de la misma virtud y calidades. Todo eso pudiera explorar á beneficio de la monarquía la proyectada compañía. Añado mas, que entre los Indios sobredichos Andaquíes, no solo hay canela del árbol así llamado; sino una flor que parece, huele y tiene el sabor mismo de canela, y no es de aquel árbol, sino de otro cierto palo que bota fuera esas flores como sombreritos, y las llaman espigos, y sé quien acá aun conserva una de esas por memoria, y temo no vaya á parar en algun museo ó galería principesca. ¿Pues es posible que todas estas y muchas mas maravillas fructuosas esten escondidas á la nacion, y se malogren en los desiertos montes? Acabo con otra especie, dejando otras, porque si no no se acabara esta compañía. En la mencionada provincia de Antioquia se descubrió no hace muchos años cierta frutilla casi comun y ordinaria en aquel país, y oigo que la hay en otras provincias del Nuevo Reino, y quizás se hallará en los climas mas cálidos de España. La llaman en Antioquia guardamenta, guaba, y mas frecuentemente frutilla de paloma, por¬que la comen las tórtolas y palomas. Esta frutilla es redondita, y puesta á hervir en una caldera, echa de sí una materia jugosa, que se va condensando en la superficie, como la espuma en la olla, como el caldo de la caña en los fondos en que se hace la miel, y como la misma cera de Europa cuando se meten al fuego los dulces panales de la abeja madre. Del caldo, pues, ó jugo de tal frutilla, extracto y condensado, se hacen los marquitos de cera, y déspués las velas tales cuales las de la cera europea, y dan bella y clarísima luz, solo que son mas quebradizas que nuestras velas, porque se quiebran como si fueran de cristal. El excelentísimo señor bailío, y virrey de Santa Fe, el señor Cerda, con el celo que lo animaba á promover todo lo útil al reino y á la monarquía, hizo venir en velas ya labradas esa cera nueva de Antioquia, y por su bondad y dignacion me regaló un mazo de ellas para que en su nombre las consagrara, como primicias de aquella especie combustiva é iluminante, á la Madre y Reina Inmaculada, María Santísima, haciéndolas arder ante su santa imágen. Si la fábrica de esa cera pudiera promoverse á impulso é industria de esta compañía, hubiera un renglon mas de comercio, y nueva especie de lucidas antorchas, que cuando no sirvieran á los divinos altares y sacrificios, suplieran en humanos obsequios sobre domésticos candeleros los espermas de ballena y otros varios sebos. Y ya que vinieron á pegárseme á la pluma, sin pensar, estos sebos, quiero dar luz á la compañía de otro renglon. En la ciudad de Ocaña, inmediata á Tamalameque, se labran ciertas velas de sebo, que en mi vida hubiera imaginado, ni he visto en otra parte. Son velas grandes, blancas, hermosísimas, pero sin pábilo ó pábulo de algodon, ni hilo de especie al¬guna. Arden lindamente , y dan clarísima luz, pero su pábulo, en vez de algodon, es de un junquito muy fino y delicado, y blanco de por sí; no es fastidiosa su luz, ni se va en mocos como las otras velas, solo que es menester despabilar mas frecuentemente que en las velas de otro pábilo; pero en lo demás, no he visto ni usado jamás velas de sebo que dieran mas clara y bella luz que estas de Ocaña. No es este ramo de interés para el comercio; mas para dar luz algo podrá servir. Y con esto acabo el asunto de factores, ramos de comercio, vias y conductos diversos por donde pudieran estos adquirirse. La general utilidad de las factorías y compañías no exclusivas, la evidencian los rasgos de mejor pluma y las luces de mas elevada comprensiva mente en los Discursos sobre la educacion popular de los artesanos y su fomento; y los gravísimos daños de las exclusivas nos los han manifestado sobrado las fatales consecuencias que hemos visto en nuestros tiempos, y los clamores y lamentos de las pobres gentes oprimidas de vejaciones injustas. Mas este no es el asunto de mis discursos. Lo que por remate del presente me falta es insinuar que gente de España pu¬diera animarse á establecer esta compañía de Santa Marta, del Magdalena ó del Nuevo Reino, llámese como se quisiere, para fomentar con el cultivo de las tiernas, el reciproco comercio de aquellas provincias y las de España.
§ V.
Acuérdome que casi medio siglo hace ya, deseaba y clamaba con su apostólico celo y evangélica sencillez el Gumilla, que viniera al Nuevo Reino de Granada, para su fomento, gente y familias, ó de las Canarias, ó de los reinos de Galicia, ó del principado de Cataluña: porque, decia, es lástima que siendo todo el Nuevo Reino un Dorado, y tan rico que él solo puede dar de sí mas riquezas y tesoros que los otros dos juntos, no haya gente que extraiga de sus entrañas los metales, trabajando en las minas, las piedras preciosas, rompiendo sus canteras, y tantos y tan apreciables frutos, cultivando sus tierras, capaces, debajo de diversos climas, de rendir los frutos correspondientes á todos. Yo no me meto en señalar gentes, porque no es de mi inspeccion, y es cosa odiosa por otra parte: gracias al Señor que nunca ha predominado en mí el espíritu de partido. Para mi omnes terra, nulla terra. Con todo, quiero, para el bien público, referir lo pasado, y dejar á la mas alta providencia las disposiciones en lo futuro.
Cuando yo pasé al Nuevo Reino á fines del año 49 del corriente, no solo se trató con calor, juntamente con la conquista de los Indios Guagiros, de establecerse en Barcelona una compañía, sino que se dió por formada y corriente, y se llamaba la cornpañia de catalanes de Santa Marta. El establecimiento se daba ya por tan cierto y seguro en Cadiz, y en toda España, que nosotros los misioneros, llamados tambien de Santa Marta, que tuvimos el honor de partir de Cadiz con el excelentísimo señor virrey de Santa Fe Pizarro, que venia de Madrid con esta noticia, y el señor don Ignacio de Sala, gobernador de Cartagena, creimos que tras de nosotros venia dentro pocos meses ya alguna nave de la nombrada compañía. Como me tocó la suerte á mí de ir á la provincia de Santa Marta, di á aquellas gentes la noticia, que fué para todos plausibilísima; y llenos de gozo, daban gracias al Señor de que viniera alguno á fomentar su olvidada provincia. En esperanzas se pasó el tiempo, y no pareció barco ni compañía. Súpose después, que, no sé por cual adverso accidente, se habia desvanecido toda la máquina, y que mis paisanos se habian ido en compañía formada á lejas tierras y á Buenos Aires á buscar cueros, y á tal cual isla á proveerse de azúcares, tabacos, y alguna otra especie, que viene á ser como desperdicios del Nuevo Reino, y de la provincia de Santa Marta. Si les va bien, y les trae mas cuenta tal navegacion y comercio, ellos lo sabrán. Mas sea de eso lo que fuere, digo, y lo digo francamente, para luz de cualquiera gente y provincia de España, que ninguna compañía de cuantas hay presentemente, y ha habido en otros tiempos en la monarquía, fuera mas rica ni mas constantemente proveida de los ramos de comercio mas apreciables, que la del Nuevo Reino establecida en Santa Marta. Solo el rio Magdalena es capaz de dar tanto caudal de plata cuanto lleva de agua. Puede ser un rio perenne de riquezas, y una mina inagotable de plata para el comercio. Dice solidísímamente el ilustrísimo señor conde de Campomanes, que las minas mas ricas, seguras é inagotables, son los terrenos bien cultivados. Bien sembradas y cultivadas las orillas del Magdalena, á lo menos pon trescientas leguas de su curso, y de una y otra banda, son capaces de enriquecer reinos enteros, abasteciendo compañías diversas. Añádase á esto el oro, la plata de las provincias que baña el mismo Magdalena, y de otras muchas que le mandan tantos rios, la facilidad de adquirir por sus corrientes las piedras preciosas, los azúcares, cacaos, y otros ya mencionados géneros de lo interior del reino. Los cueros innumerables que por él pudieran bajar de los llanos de Neiva, y del Llano Grande, y de Ibagué con todos los demás ramos de comercio, que hemos mostrado de la provincia de Santa Marta en la primera parte, y váyase calculando si los intereses ó géneros que otras compañías transportan de la América á los reinos de Es¬paña, son tantos y tan preciosos como los que la compañía de Santa Marta pudiera fácilmente recoger y sacar de la misma provincia del rio Magdalena, que á ella pertenece por mas de setenta leguas, y del Nuevo Reino, cuyas riquezas inmensas, escondidas ó suprimidas en el silencio y ociosidad, no han merecido hasta ahora una compañía de los reinos de España, que se fije constan¬temente en una de sus provincias, para disfrutarlas, y participarlas todas á la monarquía. Si tuviera, como desea, la provincia de Santa Marta la suerte de ser escogida entre otras muchas, para asiento de una noble solícita compañía, y de lograr el cultivo y fomento de industriosas manos, entonces, como el valor de la perla se descubre abierta la concha, se manifestara la belleza, las riquezas y tesoros de la provincia, y pareciera á todas luces hermosa, y digna de que hallada tan preciosa perla, dieran los comerciantes de España por ella cuanto pudieran para adquirirla, y tuvieran por bien empleados y recompensados con indecibles ventajas los afanes en bus¬carla, y solicitud para hallarla, y gozar de ella.
Hasta aquí llegaron mis discursos dirigidos á descubrir esta perla, y provincia de las perlas. Me impelió á ella el haber visto que la desfrutan los extranjeros, y los Españoles comerciantes la tienen en olvido. El amor que cobré á aquella gente tan buena, dócil, y afable con los forasteros, el deseo de la reducion de aquellas tres bárbaras naciones que la infestan, la solicitud muy natural y debida por el bien de la monarquía, y por el fomento del comercio nacional, me dieron el último impulso para descubrir las riquezas, fecundidad y amenidades de una provincia que no piensa se acuerde de ella quien tan á los ojos agradecido la tiene para favorecerla. Aquel Señor que suele llevar las flores de los buenos deseos al colmo de sazonados frutos, prospere los que yo tengo de fomentarla, y librarla de sus bárbaros enemigos, que todavía la oprimen. Lo que no pude lograr estando en ella, y en el Nuevo Reino, puede ser que siendo esta obrita del agrado de mi soberano y gusto de la nacion, lo consiga con estos cortos rasgos que dejo á la posteridad á mayor gloria del Señor, y obsequio á mi monarca, que el Señor dilatados años conserve, para su honor y bien de la monarquía.
Otro texto más que reviste importancia en el estudio de nuestra economía regional, tomado de la obra LA PERLA DE AMÉRICA, del Padre Julián, que reproduce la Biblioteca virtual del Banco de la República:
La perla de América, provincia de Santa Marta: reconocida, observada y expuesta en discursos históricos > Discurso último Del modo de establecerse en la provincia de Santa Marta una compañía no exclusiva, para ventajas grandes del reciproco comercio de España con el Nuevo Reino de Granada
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/historia/perla/perla51.htm
DISCURSO ULTIMO.
Del modo de establecerse en la provincia de Santa Marta una compañía no exclusiva, para ventajas grandes del reciproco comercio de España con el Nuevo Reino de Granada
§ I.
Quiero dar tal cual complemento, y la última mano á esta obrita, con el presente dIscurso que formo, no para dar reglas de comercio, que no es esa mi profesion, y sobran en España libros excelentes que las expliquen, y talentos superiores que en la teórica y práctica las entiendan mejor que yo. Vengo solo, como práctico de aquellos paises, á dar luz del modo con que una compañía de comercio pudiera establecerse en la provincia de Santa Marta, con utilidad considerable de los comerciantes del Nuevo Reino y de la monarquía, y al mismo tiempo, como con el dedo, mostrar los ramos de comercio, que establecida la compañía pudiera sacar de aquella provincia, y de las demás del reino, y por qué vias y conductos. Pudiera componer otro libro de esta materia, pero me ha crecido tanto el volúmen que no puedo hacer mas en este que insinuar lo preciso para la comun utilidad. Todo lo digo en breve.
El modo es, poniendo factores de la compañía en tres partes ó ciudades de la provincia, desde las cuales pudieran ellos separados recoger los productos de ella, frutos y riquezas de otras. El primero en el rio de la Hacha, ó en la ciudad del valle de Upar, que para el efecto venia á ser lo mismo, y es país mas fresco. A este tocaba (entiendo siempre, y en todo, por via legítima, y sin daño ni opresion de pobres) recoger y abarcar los cacaos, los tabacos, los azúcares y panelas, las perlas y el nácar, ó madre perla, antes que pararan en manos de extranjeros: el palo del Brasil, del valle de Upar, y otros valles inmediatos: los cueros de tantas reses que se matan, y se mataran entonces mas, y por fin, los oros que vienen de la Sierra Nevada, y se dejan ver, y se manejan en aquellas poblaciones con alguna cautela. Y si se diera forma de penetrar en aquellas Sierras hasta el cerro de Tairona, la plata y piedras preciosas, cuyas minas es constante estaban antiguamente, y deben de estar desde aquellos primeros tiempos intactas, porque hasta ahora ninguno ha llegado á ellas. A mas de eso, pudieran solicitar los algodones, las hamacas hermosísimas labradas de los Guagiros, los bálsamos, gomas, aceites de palo, que se pierden en aquellos montes ; pero sobre todo los bálsamos, bien que son preciosos, y son los que se llaman del Perú, ó de tolú, quisiera que el factor del rio de la Hacha pusiera la mira y empeño en recoger unos sacos ó zurrones de las hojas del hayo para mandarlas á España, y hacer probar el gusto y virtudes de esta yerba á los Españoles, para que experimentados sus efectos saludables y ciertos, que llevo insinuados en el discurso VI de la primera parte, se introdujera el uso de esta yerba en nuestros reinos, con universal provecho en la salud, y habituales achaques de muchas personas, que con los tés y cafés extranjeros gimen en el triste lecho de sus crónicas enfermedades. Y si, probada la virtud de esta yerba, se abrazara el uso de ella en España, pudiera entonces el factor del rio de la Hacha fomentar y promover en aquellos valles dei Molino y Villanueva las sementeras y cultivo, y habia un ramo mas de comercio nacional con ventajas de muchas personas en la salud, con nuevo confortativo del natural vigor en los artesanos, para trabajar sin sentir debilidad ni hambre, y con otras comodidades universales del reino, entre las cuales no fuera la menor la retencion de tanta plata, que con su café y té se llevan los extranjeros. ¡Qué ramo de comercio tan ventajoso se ha hecho el mate ó yerba del Paraguay en todo el Chile, Quito y Perú! ¿Qué plata no ha entrado en el Paraguay por esta yerba? ¿Pues cuán interesante y rico género de comercio fuera el de la yerba del hayo, siendo esta de virtudes tanto mas excelentes para conservar la salud, y tan específica para dar sustento, vigor y fuerzas á quien se afana constante en su tarea y corporal trabajo? Basta. En todos estos ramos de comercio pudiera entender el factor del rio de la Hacha, y en otros que el tiempo y climas enseñaran.
§ II.
El otro factor debia fijarse en la ciudad de Tamalameque, la cual está casi á la mitad del rio grande Magdalena, sobre, ó mas arriba de la gran villa de comercio Mompox, á una jornada, bajando por el rio. Allí recibia los géneros de Ocaña, algodones, azúcares y panela, con otros que la práctica le mostrara: de allí, dándose maña, y pasando á la otra banda del rio Magdalena, se metia por las tierras y minas de oro de Simití, Guamacó, y provincia de los Remedios, y recogia los oros que vienen de allá, y he visto yo. Y á mas de estos oros, con alguna correspondencia que estableciera con la docilisima y honrada gente de la provincia de Antioquia, riquisima de corrientes minas de oro en polvo, y puntas, en las que se hallan tambien diamantes, como dice el señor Piedraita con otros, hacia venir por el rio Nare, ó el Cauca, que entran en el Magdalena, los oros; oros que he visto yo tambien junto á Tamalameque, y suelen por fin parar en manos de extranjeros por las ocultas de los contrabandistas. A mas de eso podia abarcar los cacaos de las orillas del Magdalena, del rio de la Miel, y del Simañas, y otros. Y aunque, respecto del terreno, y dilatadas már¬genes del Magdalena, son pocas las haciendas de cacao, viendo las gentes el próximo despacho, y fácil salida que tenia entonces este grano, se acaloraban en fundar cacauales; y fuera entonces un nuevo Potosí el rio de la Magdalena, y una inmensa delicia sus márgenes desmontadas, y pobladas de los utilísimos árboles del cacao. ¡Cuánto sirviera de fomento para el cacao en él solo rio Magdalena la insinuada compañía! Y es menester aquí refrescar la memoria de que el cacao del Magdalena es superior al de Caracas, y tan excelente, que se manda por regalo particular á España, y hasta dentro la misma córte echaba el olor de suavidad en algun tiempo, porque se mandaba como grano exquisito á su majestad católica. A más del cacao de la Magdalena, y de los otros que en él desaguan, podia en ocho ó diez dias de viaje hacer venir los cacaos de Cucuta, de Salazar de las Palmas, Cacota, y vecinos lugares hasta Ocaña, á una jornada y media de Tamalameque; pues si hasta Popayan y Quito se llevan con viaje de un mes, y mas todavía, ¿con cuánto mas gusto lo llevara aquella gente á Ocaña? Y este es el cacao que va á España con el nombre de Caracas, por ser de la misma bondad y calidad.
Con los oros del Chocó, de las minas del Chaparral, del Venadillo, y de los llanos de Neiba, por la villa de Honda, y rio de la Magdalena, podian bajar á Tamalameque los marcos de plata virgen de Mariquita, que está á cuatro leguas del rio Magdalena, y los de las vetas de Pamplona por la via de Ocaña en ocho dias, y las esmeraldas de Muzo, los rubíes, topacios, ametistos, y otras piedras preciosas por el rio Opon, que desemboca en el Magdalena, ó tambien por la via de Santa Fe. ¿Y qué diré de los millares de arrobas de tabaco que fácilmente podian entrar en la factoría de Tamalameque? Dejando aparte todo el que se consuma en las varias haciendas y poblaciones del Magdalena, todo el sobrante pudiera venir á manos del factor. ¿Y cuánto sobrara entonces, teniendo la gente certidumbre del despacho en Tamalameque? Los que ahora están dormidos en el letargo de la ociosidad, mano sobre mano, se avivaran y animaran á plantar tabacales, y hubiera tabaco para cargar naves enteras. Con estos dos géneros que se fomentaran de cacao y tabaco, solamente en las márgenes del Magda¬lena, prescindiendo de los trapiches de la caña dulce, y del innumerable ganado, y multitud de caballos que pastean los amenos prados fecundados de sus corrientes, y de las arenas de oro que arrastra, me atrevo á decir que fuera el Magdalena el rio mas precioso y rico del universo, y la compañía de que hablamos la mas acaudalada y feliz de cuantas sulcan los mares, atendida la brevedad en la navegacion, la abundancia de los géneros tan esti¬mados, y la facilidad de adquirirlos y transportarlos á España. Mas no solo los tabacos de las orillas del Magda¬lena pudieran venir á la factoría de Tamalameque, sino tambien los de la ciudad de San Juan, Giron, de la villa de San Gil, y de la villa de San Cristóbal, tabacos los mas suaves, preciosos y estimados de todo el reino. Mas arriba de Tamalameque desembocan en el Magdalena dos rios grandes llamados Cañaverales y Sogamoso, provenientes de la jurisdiccion de Giron, y por ellos pudieran con facilidad venir los dichos tabacos, con otros géneros que por la brevedad omito. Pero en bien de mi. amada provincia de Velez, y ventaja mayor de nuestra ideada compañía, no puedo pasar en silencio el ramo considerabilísimo de comercio que de la provincia de Velez fecundísima podia adquirir el factor de la compañía en Tamalameque. Es la provincia de Velez como la madre de las mieles y azúcares del reino de Granada: en esta se abrió el camino que llaman de Opon, en tiempo del excelentísimo señor virrey don José Pizarro, para llevar con brevedad las harinas del reino á Cartagena, y los azúcares tambien á las poblaciones del Magdalena, si los de Velez quisieran. Este camino, en muchos años ya casi desamparado por intraficable, lo rehizo y mandó poner corriente el excelentísimo señor virrey frey don Pedro Mesía de la Cerda; y para impedir la introduccion de harinas extranjeras en Cartagena, y en toda la costa, tomó la empresa con tanto empeño, que ofreciéndose la guerra con el Inglés, y el sitio de la Habana, temiéndose invasion tambien en Cartagena, quiso su excelencia mismo bajar á esta, como buen general, para dar sus providencias, y estar á la defensa. Podia su excelencia bajar por el camino comun y trillado, pero no; para dar mas calor á la compostura del camino, y animar con su ejemplo á los demás á trillarlo, quiso tomar el rumbo por el nuevo camino. Fué con sus capitanes fidelísimos Acates ambos el señor don Felix de Sala, y el señor don Pedro de Escovedo, y con su asesor el señor don Manuel Romero, en cuya ciencia, integridad y prudencia, tenia y podia tener su excelencia toda su confianza, y con la familia precisamente necesaria. Entró por Velez, pasó, reconoció el nuevo camino con bastantes molestias y trabajo, salió al rio y puerto de Opon, y por él volvió; y desde entonces quedó el camino mas corriente y traficable que nunca. En la conduccion de harinas habia sus dificultades, por la calidad del género, que fácilmente con los intensos calores de temple cálido se gastan: mas en la conduccion de los panes de azúcar no cabia esa dificultad ni peligro, y así podian hasta Tamalameque, por el rio Opon, que entra luego en el Magdalena, conducirse en gran copia las arrobas de azúcar que se labran en toda la provincia de Velez, y aun en otras. Y con este azúcar admirable de Velez, y con el de la jurisdiccion de Ocaña, quedaba bien surtida de este precioso género la compañía. Me he dilatado mas de lo que pensaba en la abertura del nuevo ca¬mino para abrir tambien nuevos caminos, y dar mas individuales luces á los factores para fomentar y acrecentar el comercio en este y otros géneros con ventajas de la compañía, y de lo interior del reino. Vamos al otro factor.
§ III.
El factor principal, segun me parece, debia residir en Santa Marta, ya para recibir inmediatamente los efectos é instrucciones de España, ya para mandarlas á los otros dos, y tambien para cuidar del transporte de los géneros americanos á los reinos de España. A este debia el factor de Tamalameque mandar por el rio Magdalena los ramos de comercio que por allá recogia; y tambien el factor del rio de la Hacha pudiera mandar los respectivos por la costa, en una balandra, con navegacion, en buen tiempo, de dos dias, si no se tuviera por mas conveniente que pasara la nave de España á cargarlos en el rio de la Hacha (aunque es costa bravísima, y allí no hay absolutamente puerto inmediato á la ciudad) y sino á Bahía Honda, no muy distante del rio de la Hacha, váyase por mar ó por tierra toda llana, tierra de los Indios Guagiros. Este factor de Santa Marta, á mas de dar las justas y acertadas providencias en aquella provincia con los compañeros, y cautelar no se hicieran vejaciones ni extorsiones á los hacendados, comerciantes, y pobre gente del reino, y que no exasperaran á los pueblos, antes bien procuraran hacer bien á todos, y conciliarse la benevolencia de todos, podia entender en proveer el almacen general que debia haber en Santa Marta, de otros géneros en aquella ciudad fáciles ó posibles. Allí podia hacer cortar palo del Brasil, que está inmediato á la misma ciudad, y otros leños preciosos de aquellos montes, que están en los contornos de ella, y no son muy elevados. Debia estar atento al tiempo de la pesca de las tortugas de procurar la concha fina, llamada allá carey, antes que cargaran con ella los extranjeros. Podia recoger los cueros que por allá se pierden, los algodones, y aun cacao del bajo rio Grande, desde la Barranca y dique que va hácia Cartagena y de los cacauales que debieran fomentarse entre Santa Marta y rio de la Hacha, donde á poca distancia de Santa Marta los he visto yo silvestres, y sin cultivo alguno. Y si quisiera ser útilmente curioso indagador de los frutos de la provincia, podia mandar reconocer los espesos montes de bejucos que están sobre las sienegas llamadas de Santa Marta, á seis leguas de distancia, y segun todas las señas (bien que yo no la he visto) hallaria en gran copia la mejor vainilla de bejuquillo, como efectivamente se encuentra, y con abundancia, en los bejucales de los contornos de Maracaibo y su laguna, donde reina el mismo clima que en Santa Marta. Y quizás en los muchos tunales que hay al rededor de la ciudad de Santa Marta, singularmente hácia el pueblo de Gaira, hallarla la cochinilla tan famosa y apreciada, y sino de la provincia de Tunja podia venir por el rio Opon al Magdalena. Ni tenia que fiarse de que en el país no se trata de buscarla; porque yo he pasado por tunales de los cuales hacia coger la cochinilla por curiosidad, y los del país no se cuidaban, ni quizás sabian que tal hubiera. Por fin los informes de los prácticos del país, la observacion de terrenos, y algun giro ó breve excursion que hiciera hácia las sierras de donde recibieron tantos cañoncitos llenos de oro, y otras primicias de los tesoros, los primeros conquistadores, como dijimos en el discurso VIII de la primera parte, le darian al factor de Santa Marta (y respectivamente á los otros) nuevas y mayores luces para proveerse de géneros y cosas raras y curiosas, que en España fueran muy apreciadas. Dejo á parte las curiosidades de diversas yerbas y frutos medicinales, como la casia, el salsafras, la quina, los tamarindos abundantes en las márgenes del Magdalena, de animalitos raros, de loros, periquitos, guacamayas, toches, turpiales, dios te dé, majuelos, azulitos, pájaros todos hermosos; monos de varias especies, tigres, pericos ligeros, armadillos, guardatinajas, y otros tantos, que como los tafetanes, alfileres y cintas, sirven para el surtimiento de un empleo, así estas galanterías de la América sirvieran para surtir las naves de la compañía. No está Magdalena para tafetanes, suelen decir; pero nuestro rio Magdalena en sus orillas y vecinos montes está para surtir en abundancia de semejantes curiosidades, que por lo menos tuvieran á las damas de España en expectacion del arribo de las naves de Santa Marta.
Otros dos géneros se me han venido por la fantasía á la mente, y porque no sé si tuvieran aprecio y salida en España, queria omitir absolutamente; pero nada se pierde en decirlo prodesse potest, obesse non potest. Los In¬gleses no se alegrarán mucho que se toque este punto, que es una de las teclas principales que suena en sus órganos. Mas oigamos un poco como suena. Y los inteligentes en este órgano del comercio, que tiene muchas y delicadas teclas, darán su voto. ¿Por qué tanto pescado llamado bonito, y es el salmon, que la inagotable providencia del Señor manda, sin cesar, todos los dias al puerto de Santa Marta, no ha de ser comunicable á otros paises nuestros? Si cuanto abunda el bacalao en Terra Nova, y las toninas ó atunes en otras partes, abunda de bonitos el puerto de Santa Marta, en solo su corto, quieto y pacífico recinto de una legua, ¿por qué se ha de despreciar este, y el otro con tan largas navegaciones y trabajos se ha de ir á buscar para venir en toneladas del norte á España? No sé si acertaré á darme á entender cuanto deseo. El bonito de Santa Marta, como ya dije en el discurso del puerto, es inagotable; cuanto mas se pesca todos los dias, tanto mas entra en el puerto para el dia siguiente. Es pescado riquísimo, se come fresco en Santa Marta, y en escabeche se conserva en sus toneles ó barriles como la tonina, y los otros pescados que para la cuaresma suelen los extranjeros traer á España, para los que la observan como buenos católicos. Hasta nuestros ayunos convierten ellos en propia substancia: y sucede, aunque no segun la mente del santo, lo que dijo san Leon: Fiat refectio pauperis abstinentia jejunantis. ¿Pues por qué esta compañía, á lo menos para prueba, no pudiera transportar á los barriles de este salmon? Si es deseado y tan estimado en la córte del señor virrey de Santa Fe, y es verdaderamente bocado regalado para las personas de buen gusto, ¿por qué no lo habia de ser en España para los que tienen delicado paladar? Las personas nobles y virreyes, y obispos, y gobernadores, que de España pasan á la América, ni pierden en ella el buen paladar, ni dejan de volverse á España con el mismo que trajeron; pues si en América les agrada tanto el salmon en escabeche, creo que á ellos y á todos los de los reinos de España agradara tambien si lo tuvieran á mano, y entre dos platos, corno dicen. Yo no digo que pudiera abastecerse de ello toda España, mas por lo menos algunos millares de barriles al cabo del año pudieran transportarse, y todo eso mas quedaba en casa, sin molestar tanto á los del norte para adquirir sus materias saladas y picantes. En probarlo nada se perdiera.
§ IV.
Otra tecla hay que tocar aun, y esta concuerda con la del bacalao. En el rio Magdalena, abundantísimo de toda suerte de peces fluviales, hay una especie de pescado llamado bagre, y se beneficia y sirve tal cual el bacalao. Hay bagre blanco, que es el mejor, y bagre negro; uno y otro fresco es gustosísimo, y van por el rio los navegantes y los Indios bogas, solícitos para coger alguno que sirva á todos de cena. Es grande, y de buenas rodelas, ni se ve casi bagre chiquito. Como no pueden gozarlo fresco las ciudades y pueblos distantes del Magdalena, cuidan los habitantes de sus orillas, porque les trae cuenta, de pescarlo á ciertos tiempos del año: lo secan, y lo benefician de manera que queda tal cual un bacalao, y lo llaman panche. Bien guisado es sabroso, y en órden á la salud, si no es mejor, creo no será peor que el bacalao, y sin duda beneficiado con mas industria y cuidado fuera sin comparacion mejor. ¿Pues no pudiera el factor de la compañía residente en Tamalameque probar de mandarlo á España á ver como se recibia y agradaba á la gente, y si tenia salida, hacer mas copiosa provision, y mandar siempre mas hasta desterrar todos los abadejos forasteros, mas secos y salados que el panche? Con los bagres podian ir los cachamas, pescado delicadísimo, y sobre otros estimado, grande y gordo como el bagre, y que en vez de espinas tiene costillas como de corderito, y de tan buen gusto, que aposta todos los años, un cierto sugeto lo hacia traer de regalo para las mesas mas principales y opíparas de Santa Fe. El factor de Tamalameque, como que estaba sobre las orillas del Magdalena, y á la mitad de su curso, podia hacer la prueba de estas y semejantes cosas particulares de los rios, y de aquellas tierras, y por lo menos se iluminaba mas la nacion, y unas cosas dan luz para hallar otras, y facile est invenis addere. Con el mismo fin podia tambien este factor solicitar las canelas, ya del Socorro, ya de los Andaquíes que están hácia las cabeceras del rio, ya de la provincia de Antioquia, per los rios Nare y Cauca, que entran en el Magdalena, pues en esas provincias hay en abundancia, y pudieran en España hombres peritos é industriosos, que no faltan, dar á la canela el beneficio que por la ignorancia ó desidia de aquellas gentes no se le da en aquellos paises. Y hay quien dice que el no tener la canela del Nuevo Reino la suavidad de la asiática, proviene solamente de que no se coge del árbol lo que se debiera, ni á la sazon y tiempo en que los de Ceilan la recogen. Por lo demás, es canela tan legítima como la de Ceilan ; y es natural que estando Ceilan y las dichas provincias del Nuevo Reino á los mismos grados de latititd, y bajo el mismo clima, produzca naturaleza los mismos géneros, y en una y otra parte sean de la misma virtud y calidades. Todo eso pudiera explorar á beneficio de la monarquía la proyectada compañía. Añado mas, que entre los Indios sobredichos Andaquíes, no solo hay canela del árbol así llamado; sino una flor que parece, huele y tiene el sabor mismo de canela, y no es de aquel árbol, sino de otro cierto palo que bota fuera esas flores como sombreritos, y las llaman espigos, y sé quien acá aun conserva una de esas por memoria, y temo no vaya á parar en algun museo ó galería principesca. ¿Pues es posible que todas estas y muchas mas maravillas fructuosas esten escondidas á la nacion, y se malogren en los desiertos montes? Acabo con otra especie, dejando otras, porque si no no se acabara esta compañía. En la mencionada provincia de Antioquia se descubrió no hace muchos años cierta frutilla casi comun y ordinaria en aquel país, y oigo que la hay en otras provincias del Nuevo Reino, y quizás se hallará en los climas mas cálidos de España. La llaman en Antioquia guardamenta, guaba, y mas frecuentemente frutilla de paloma, por¬que la comen las tórtolas y palomas. Esta frutilla es redondita, y puesta á hervir en una caldera, echa de sí una materia jugosa, que se va condensando en la superficie, como la espuma en la olla, como el caldo de la caña en los fondos en que se hace la miel, y como la misma cera de Europa cuando se meten al fuego los dulces panales de la abeja madre. Del caldo, pues, ó jugo de tal frutilla, extracto y condensado, se hacen los marquitos de cera, y déspués las velas tales cuales las de la cera europea, y dan bella y clarísima luz, solo que son mas quebradizas que nuestras velas, porque se quiebran como si fueran de cristal. El excelentísimo señor bailío, y virrey de Santa Fe, el señor Cerda, con el celo que lo animaba á promover todo lo útil al reino y á la monarquía, hizo venir en velas ya labradas esa cera nueva de Antioquia, y por su bondad y dignacion me regaló un mazo de ellas para que en su nombre las consagrara, como primicias de aquella especie combustiva é iluminante, á la Madre y Reina Inmaculada, María Santísima, haciéndolas arder ante su santa imágen. Si la fábrica de esa cera pudiera promoverse á impulso é industria de esta compañía, hubiera un renglon mas de comercio, y nueva especie de lucidas antorchas, que cuando no sirvieran á los divinos altares y sacrificios, suplieran en humanos obsequios sobre domésticos candeleros los espermas de ballena y otros varios sebos. Y ya que vinieron á pegárseme á la pluma, sin pensar, estos sebos, quiero dar luz á la compañía de otro renglon. En la ciudad de Ocaña, inmediata á Tamalameque, se labran ciertas velas de sebo, que en mi vida hubiera imaginado, ni he visto en otra parte. Son velas grandes, blancas, hermosísimas, pero sin pábilo ó pábulo de algodon, ni hilo de especie al¬guna. Arden lindamente , y dan clarísima luz, pero su pábulo, en vez de algodon, es de un junquito muy fino y delicado, y blanco de por sí; no es fastidiosa su luz, ni se va en mocos como las otras velas, solo que es menester despabilar mas frecuentemente que en las velas de otro pábilo; pero en lo demás, no he visto ni usado jamás velas de sebo que dieran mas clara y bella luz que estas de Ocaña. No es este ramo de interés para el comercio; mas para dar luz algo podrá servir. Y con esto acabo el asunto de factores, ramos de comercio, vias y conductos diversos por donde pudieran estos adquirirse. La general utilidad de las factorías y compañías no exclusivas, la evidencian los rasgos de mejor pluma y las luces de mas elevada comprensiva mente en los Discursos sobre la educacion popular de los artesanos y su fomento; y los gravísimos daños de las exclusivas nos los han manifestado sobrado las fatales consecuencias que hemos visto en nuestros tiempos, y los clamores y lamentos de las pobres gentes oprimidas de vejaciones injustas. Mas este no es el asunto de mis discursos. Lo que por remate del presente me falta es insinuar que gente de España pu¬diera animarse á establecer esta compañía de Santa Marta, del Magdalena ó del Nuevo Reino, llámese como se quisiere, para fomentar con el cultivo de las tiernas, el reciproco comercio de aquellas provincias y las de España.
§ V.
Acuérdome que casi medio siglo hace ya, deseaba y clamaba con su apostólico celo y evangélica sencillez el Gumilla, que viniera al Nuevo Reino de Granada, para su fomento, gente y familias, ó de las Canarias, ó de los reinos de Galicia, ó del principado de Cataluña: porque, decia, es lástima que siendo todo el Nuevo Reino un Dorado, y tan rico que él solo puede dar de sí mas riquezas y tesoros que los otros dos juntos, no haya gente que extraiga de sus entrañas los metales, trabajando en las minas, las piedras preciosas, rompiendo sus canteras, y tantos y tan apreciables frutos, cultivando sus tierras, capaces, debajo de diversos climas, de rendir los frutos correspondientes á todos. Yo no me meto en señalar gentes, porque no es de mi inspeccion, y es cosa odiosa por otra parte: gracias al Señor que nunca ha predominado en mí el espíritu de partido. Para mi omnes terra, nulla terra. Con todo, quiero, para el bien público, referir lo pasado, y dejar á la mas alta providencia las disposiciones en lo futuro.
Cuando yo pasé al Nuevo Reino á fines del año 49 del corriente, no solo se trató con calor, juntamente con la conquista de los Indios Guagiros, de establecerse en Barcelona una compañía, sino que se dió por formada y corriente, y se llamaba la cornpañia de catalanes de Santa Marta. El establecimiento se daba ya por tan cierto y seguro en Cadiz, y en toda España, que nosotros los misioneros, llamados tambien de Santa Marta, que tuvimos el honor de partir de Cadiz con el excelentísimo señor virrey de Santa Fe Pizarro, que venia de Madrid con esta noticia, y el señor don Ignacio de Sala, gobernador de Cartagena, creimos que tras de nosotros venia dentro pocos meses ya alguna nave de la nombrada compañía. Como me tocó la suerte á mí de ir á la provincia de Santa Marta, di á aquellas gentes la noticia, que fué para todos plausibilísima; y llenos de gozo, daban gracias al Señor de que viniera alguno á fomentar su olvidada provincia. En esperanzas se pasó el tiempo, y no pareció barco ni compañía. Súpose después, que, no sé por cual adverso accidente, se habia desvanecido toda la máquina, y que mis paisanos se habian ido en compañía formada á lejas tierras y á Buenos Aires á buscar cueros, y á tal cual isla á proveerse de azúcares, tabacos, y alguna otra especie, que viene á ser como desperdicios del Nuevo Reino, y de la provincia de Santa Marta. Si les va bien, y les trae mas cuenta tal navegacion y comercio, ellos lo sabrán. Mas sea de eso lo que fuere, digo, y lo digo francamente, para luz de cualquiera gente y provincia de España, que ninguna compañía de cuantas hay presentemente, y ha habido en otros tiempos en la monarquía, fuera mas rica ni mas constantemente proveida de los ramos de comercio mas apreciables, que la del Nuevo Reino establecida en Santa Marta. Solo el rio Magdalena es capaz de dar tanto caudal de plata cuanto lleva de agua. Puede ser un rio perenne de riquezas, y una mina inagotable de plata para el comercio. Dice solidísímamente el ilustrísimo señor conde de Campomanes, que las minas mas ricas, seguras é inagotables, son los terrenos bien cultivados. Bien sembradas y cultivadas las orillas del Magdalena, á lo menos pon trescientas leguas de su curso, y de una y otra banda, son capaces de enriquecer reinos enteros, abasteciendo compañías diversas. Añádase á esto el oro, la plata de las provincias que baña el mismo Magdalena, y de otras muchas que le mandan tantos rios, la facilidad de adquirir por sus corrientes las piedras preciosas, los azúcares, cacaos, y otros ya mencionados géneros de lo interior del reino. Los cueros innumerables que por él pudieran bajar de los llanos de Neiva, y del Llano Grande, y de Ibagué con todos los demás ramos de comercio, que hemos mostrado de la provincia de Santa Marta en la primera parte, y váyase calculando si los intereses ó géneros que otras compañías transportan de la América á los reinos de Es¬paña, son tantos y tan preciosos como los que la compañía de Santa Marta pudiera fácilmente recoger y sacar de la misma provincia del rio Magdalena, que á ella pertenece por mas de setenta leguas, y del Nuevo Reino, cuyas riquezas inmensas, escondidas ó suprimidas en el silencio y ociosidad, no han merecido hasta ahora una compañía de los reinos de España, que se fije constan¬temente en una de sus provincias, para disfrutarlas, y participarlas todas á la monarquía. Si tuviera, como desea, la provincia de Santa Marta la suerte de ser escogida entre otras muchas, para asiento de una noble solícita compañía, y de lograr el cultivo y fomento de industriosas manos, entonces, como el valor de la perla se descubre abierta la concha, se manifestara la belleza, las riquezas y tesoros de la provincia, y pareciera á todas luces hermosa, y digna de que hallada tan preciosa perla, dieran los comerciantes de España por ella cuanto pudieran para adquirirla, y tuvieran por bien empleados y recompensados con indecibles ventajas los afanes en bus¬carla, y solicitud para hallarla, y gozar de ella.
Hasta aquí llegaron mis discursos dirigidos á descubrir esta perla, y provincia de las perlas. Me impelió á ella el haber visto que la desfrutan los extranjeros, y los Españoles comerciantes la tienen en olvido. El amor que cobré á aquella gente tan buena, dócil, y afable con los forasteros, el deseo de la reducion de aquellas tres bárbaras naciones que la infestan, la solicitud muy natural y debida por el bien de la monarquía, y por el fomento del comercio nacional, me dieron el último impulso para descubrir las riquezas, fecundidad y amenidades de una provincia que no piensa se acuerde de ella quien tan á los ojos agradecido la tiene para favorecerla. Aquel Señor que suele llevar las flores de los buenos deseos al colmo de sazonados frutos, prospere los que yo tengo de fomentarla, y librarla de sus bárbaros enemigos, que todavía la oprimen. Lo que no pude lograr estando en ella, y en el Nuevo Reino, puede ser que siendo esta obrita del agrado de mi soberano y gusto de la nacion, lo consiga con estos cortos rasgos que dejo á la posteridad á mayor gloria del Señor, y obsequio á mi monarca, que el Señor dilatados años conserve, para su honor y bien de la monarquía.
lunes, 13 de junio de 2011
HISTORIOGRAFÍA MARIANA
NUEVA OBRA DEL PRESBÍTERO EDWIN AVENDAÑO GUEVARA
El próximo jueves 23 de junio tendrá lugar la presentación de la obra “NUESTRA SEÑORA DE TORCOROMA,. 300 AÑOS DE TRADICIÓN MARIANA” del historiador y académico Edwin Avendaño Guevara, Pbro., sobre la cual dedicó los esfuerzos de su investigación en los últimos años.
El joven historiador, quien tiene ya a su haber varios libros sobre Convención, su tierra natal, biografías, poemas y ensayos de indudable valor, reside en Cúcuta y hace parte, como Numerario, de la Academia de Historia de Norte de Santander, Correspondiente de la de Ocaña y del Centro de Historia de Convención.Es editor de la Biblioteca "José María Estévez" y colabora con frecuencia en las publicaciones académicas de Cúcuta y Ocaña.
Recibimos esta buena nueva con esntusiasmo, porque nos consta el esfuerzo con que se trabaja en el campo de la historiografía en Colombia, donde los apoyos oficiales o privados no son precisamente abundantes. Nuestro saludo al colega y amigo y nuestras congratulaciones por tan significativos aporte al enrique cimiento de la historiografía mariana en nuestro país y el mundo.
El próximo jueves 23 de junio tendrá lugar la presentación de la obra “NUESTRA SEÑORA DE TORCOROMA,. 300 AÑOS DE TRADICIÓN MARIANA” del historiador y académico Edwin Avendaño Guevara, Pbro., sobre la cual dedicó los esfuerzos de su investigación en los últimos años.
El joven historiador, quien tiene ya a su haber varios libros sobre Convención, su tierra natal, biografías, poemas y ensayos de indudable valor, reside en Cúcuta y hace parte, como Numerario, de la Academia de Historia de Norte de Santander, Correspondiente de la de Ocaña y del Centro de Historia de Convención.Es editor de la Biblioteca "José María Estévez" y colabora con frecuencia en las publicaciones académicas de Cúcuta y Ocaña.
Recibimos esta buena nueva con esntusiasmo, porque nos consta el esfuerzo con que se trabaja en el campo de la historiografía en Colombia, donde los apoyos oficiales o privados no son precisamente abundantes. Nuestro saludo al colega y amigo y nuestras congratulaciones por tan significativos aporte al enrique cimiento de la historiografía mariana en nuestro país y el mundo.
sábado, 11 de junio de 2011
NUESTRA GENTE
EUCLIDES JAIME GONZÁLEZ
Seguimos rindiendo homenaje de respeto y aprecio a los valores intelectuales de la región de Ocaña. Esta vez, escogimos al doctor Euclides Jaime González, Correspondiente de nuestra Academia y miembro de varios organismos similares de Colombia, a los cuales llegó por su incansable y destacada labor como investigador y como intelectual.
La siguiente, es una biografía mínima del personaje con quien me unen los afectos del solar nativo y la coincidencia en el apoyo a los quehaceres del espíru que me prestó cuando en Bogotá emprendí la aventura de publicar, entre 1988 y 1995, la revista "Horizontes Culturales".
La Academia de Historia de Ocaña distinguió a este prestigioso abogado y escritor, con al Medalla al Mérito Cultural "Belisario Matos Hurtado" y lo propio hizo la alcaldía culta del doctor FRancisco Antonio Coronel Julio.
Abogado, ensayista y académico nacido en Buenavista (Ocaña), el 14 de abril de 1933. Hijo de Máximino Jaime León y Eufemia González de Jaime. Hizo estudios en el Seminario de Ocaña y en el Colegio de José Eusebio Caro. Estudios superiores de Derecho en la Universidad Nacional de Colombia. Ha sido concejal, diputado, Representante a la Cámara, investigador del Instituto Caro y Cuervo y Notario 34 de Bogotá.
Es miembro correspondiente de la Academia de Historia de Ocaña y de la Sociedad Bolivariana de Colombia. El 14 de diciembre de 2003 la Academia de Historia le otorgó la Medalla al Mérito Cultural ''Belisario Matos Hurtado'', por sus valiosos aportes a la cultura de la región de Ocaña.
Obras: Contribución al vocabulario de colombianismos (1964); Orientación escolar y profesional; Pabón Núñez, aspectos puramente humanos de su vida (1975); Influencia del Derecho Público en el Derecho Inmobiliario (1987); Quintero Calderón, presidente y guerrero (1980); Problemas de la representación del Derecho Internacional privado (1989), Libro abierto (1997); Presencia histórica de Norte de Santander en la vida nacional. Luís Eduardo Páez Courvel y otros ensayos. Bogotá, 2005.
Seguimos rindiendo homenaje de respeto y aprecio a los valores intelectuales de la región de Ocaña. Esta vez, escogimos al doctor Euclides Jaime González, Correspondiente de nuestra Academia y miembro de varios organismos similares de Colombia, a los cuales llegó por su incansable y destacada labor como investigador y como intelectual.
La siguiente, es una biografía mínima del personaje con quien me unen los afectos del solar nativo y la coincidencia en el apoyo a los quehaceres del espíru que me prestó cuando en Bogotá emprendí la aventura de publicar, entre 1988 y 1995, la revista "Horizontes Culturales".
La Academia de Historia de Ocaña distinguió a este prestigioso abogado y escritor, con al Medalla al Mérito Cultural "Belisario Matos Hurtado" y lo propio hizo la alcaldía culta del doctor FRancisco Antonio Coronel Julio.
Abogado, ensayista y académico nacido en Buenavista (Ocaña), el 14 de abril de 1933. Hijo de Máximino Jaime León y Eufemia González de Jaime. Hizo estudios en el Seminario de Ocaña y en el Colegio de José Eusebio Caro. Estudios superiores de Derecho en la Universidad Nacional de Colombia. Ha sido concejal, diputado, Representante a la Cámara, investigador del Instituto Caro y Cuervo y Notario 34 de Bogotá.
Es miembro correspondiente de la Academia de Historia de Ocaña y de la Sociedad Bolivariana de Colombia. El 14 de diciembre de 2003 la Academia de Historia le otorgó la Medalla al Mérito Cultural ''Belisario Matos Hurtado'', por sus valiosos aportes a la cultura de la región de Ocaña.
Obras: Contribución al vocabulario de colombianismos (1964); Orientación escolar y profesional; Pabón Núñez, aspectos puramente humanos de su vida (1975); Influencia del Derecho Público en el Derecho Inmobiliario (1987); Quintero Calderón, presidente y guerrero (1980); Problemas de la representación del Derecho Internacional privado (1989), Libro abierto (1997); Presencia histórica de Norte de Santander en la vida nacional. Luís Eduardo Páez Courvel y otros ensayos. Bogotá, 2005.
viernes, 10 de junio de 2011
sábado, 4 de junio de 2011
viernes, 3 de junio de 2011
POETAS DE LA REGIÓN DE OCAÑA
Con la esperanza de lograr interesar a nuestros lectores sobre la lírica en la antigua Provincia de Ocaña, insertamos estas breves noticias biográficas de quienes se han considerado, hasta la fecha, como cultores de la poesía.
Como siempre suele acontecer, habrá quienes no estén de acuerdo con esta selección que aspiramos haga parte de una futura antología que complemente la bien lograda de don Ciro Alfonso Lobo Serna, que se publicara en la Biblioteca de Autores Ocañeros.
JOSÉ ANTONIO AMAYA MARTÍNEZ
Poeta, escritor y académico nacido en San Calixto el 15 de septiembre de 1956.
Hijo de Cayetano Amaya López y Rosmira Martínez Carrascal. Es miembro de la Asociación de Escritores de la Provincia de Ocaña y de la Asociación de Escritores de Norte de Santander, así como del grupo literario “Círculo Rojo”, Capítulo Norte de Santander. Participó en la V Conferencia Científica Latinoamericana de Educación Especial, en La Habana (Cuba).
OBRA: Relámpagos (poesías). Cúcuta, 1999. Historia de San Calixto
CECILIA BLANCO LOBO DE CLAVIJO
Poetisa y profesora nacida en Ocaña. De su producción sólo ha quedado un poemario editado en París en 1963, con prólogo de Pablo Giraldes. En la Antología Poética de la Biblioteca de Autores Ocañeros, Vol.12, se recogen varias de sus producciones. La escritora Livia Stella Melo, la incluye en su obra Valores femeninos de Colombia (Talleres Carvajal, Bogotá, 1966).
CARLOS CARRASCAL CLARO
Abogado, poeta y compositor ocañero nacido el 19 de mayo de 1939.
Hijo de Pablo Carrascal y Flor María Claro. Hizo estudios de secundaria en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y en el San Pedro Claver de Bucaramanga, recibiéndose como abogado en la Universidad Libre de Cúcuta en 1980. Es miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia SAYCO, desde 1995.
OBRA: Travesía Interior (poemas y canciones). Editorial Gutenberg, Ocaña, 2000; Breviario para profanos (poemario), 2006.
MIGUEL MARIO PACHECO CEBALLOS
Bancario y poeta nacido en Ocaña el 14 de junio de 1926 y fallecido en Melgar el 2 de octubre de 2009.
Hijo de Luis Macario Pacheco y Dolores Ceballos de Pacheco.
En 1993, fundó la Asociación “Juan C. Pacheco”, con el propósito de propiciar obras de beneficio social y cultural.
OBRAS: Los Pacheco, trayectoria de una familia Nortesantandereana. Soluciones editoriales, Bogotá, 1993; Acrósticos. Soluciones editoriales, Bogotá, 2001
JOSÉ EUSEBIO CARO
Poeta, periodista y político nacido en Ocaña el 5 de marzo de 1817 y fallecido en Santa Marta el 28 de enero de 1853. Hijo de Antonio José Caro y María Nicolasa Ibáñez. Durante su juventud desempeñó varios cargos públicos y participó como militar en las contiendas civiles, entre 1840 y 1842, bajo las órdenes del ejército legitimista.
En 1857 aparece su primera selección de versos. José Eusebio Caro casó en Santafé con doña Blasina Tovar, el 3 de febrero de 1843. José Eusebio está reconocido como uno de los poetas más representativos del Romanticismo en Hispanoamérica.
Obras: Selección de versos (1857).
DANIEL CARDONA (o Daniel Álvarez Cardona)
Poeta. Nació en Ocaña el 11 de marzo de 1834 y falleció en Agua de Dios el 10 de febrero de 1867. Perteneció al grupo literario Liceo de Hacarí. Sus primeros versos aparecieron en el periódico Hacarí (1856) y en otras publicaciones de la época.
La poesía de Cardona prácticamente inaugura la producción lírica de Ocaña, en cuanto se refiere al manejo estético y dedicación exclusiva, según los cánones de entonces. Su obra poética es, en su conjunto, melancólica, triste; refleja la tragedia interior del autor, quien falleció víctima de lepra.
RAMÓN JARAMILLO MADARIAGA (Mario del Valle)
Nació en Ocaña en 1882 y falleció en 21 de abril de 1936. Sus primeras producciones aparecen en el periódico Albas con el pseudónimo de Mario del Valle.
Obras: Lotos y espigas. Ocaña 1918; Remanso lírico. Tipografía industrial. Medellín 1936.
MARÍA JARAMILLO MADARIAGA
Poetisa nacida en Ocaña el 13 de mayo de 1885 y fallecida en Medellín en 1960. Adelantó estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de Bogotá, y luego en Santiago de Chile con religiosas alemanas. Viajó a Europa y luego a Centro América; tiempo después retornó a su patria. Paulatinamente fue perdiendo la razón, hasta fallecer en la ciudad de Medellín. De su producción, se conserva el poema ―Donde nací‖, dedicado a su hermana Margarita, el cual data de 1914.
MARCO A. CARVAJALINO CABALLERO
Poeta, prosista, educador y académico. Nació en Ocaña el 13 de agosto de 1896 y falleció en la misma ciudad el 20 de marzo de 1966.
Hijo de Aurelio Carvajalino Castañeda y Guadalupe Caballero. Cursó estudios en el Colegio de la Presentación de Ocaña y en el de San Bartolomé de Bogotá. Comenzó a publicar sus famosos “Sonetos de Hacarí”, en la Revista Hacaritama de la Academia de Historia de Ocaña en la década de 1930.
Obra: Poesías. Biblioteca de Autores Ocañeros, 1977.
EUQUERIO AMAYA (Adolfo Milanés)
Poeta, cronista y periodista, nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 22 de febrero de 1931. Cursó estudios en el colegio de la Presentación, iniciándose allí como poeta. En 1904 fundó, junto con Velásquez y Tablanca, el periódico literario Espigas y, más tarde, Ideas (1915), de índole política. Hizo parte del círculo literario denominado “Los Felibres”.
En 1930 publicó su primer libro de poesías, titulado Curvas y rectas, editado en Bogotá. Después de su trágico fallecimiento, se dio a la luz pública una compilación de sus prosas: Ocaña por dentro (1932).
SANTIAGO RIZO RODRÍGUEZ (Edmundo Velásquez)
Poeta y prosista. Nació en Nueva York el 22 de mayo de 1881 y falleció en San José de Costa Rica el 11 de diciembre de 1954. Hizo parte del grupo Los Felibres.
En 1913, el poeta publicó en Madrid su obra Psiquis.
ENRIQUE PARDO FARELO (Luis Tablanca)
Cuentista, novelista y poeta nacido en El Carmen el 11 de diciembre de 1883 y fallecido allí mismo el 1º de junio de 1965. Hijo De Pedro Pardo y Claudina Farelo Gómez. Integrante del grupo Los Felibres, fue el integrante más destacado de este círculo literario.
Obras: Cuentos sencillos (Madrid, 1909); Cuentos fugaces (España, 1917); La flor de los años (Bogotá, 1918); Tierra encantada, novela (1926); Una derrota sin batalla, novela (Bucaramanga, 1935).
PRESBÍTERO ALFREDO SÁNCHEZ FAJARDO
Sacerdote, prosista y poeta nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 11 de julio de 1938.
Obras: Opúsculo historial de la fundación del convento de Río de Oro y erección de la parroquia. Imprenta del Comercio, Ocaña, 1935; Facetas líricas Poemas. Publicaciones del Centro de Historia de Ocaña, 1935.
JORGE PACHECO QUINTERO
Poeta, ensayista, historiador y académico nacido en Ocaña en 1911 y fallecido en Bogotá el 30 de mayo de 1982. Hijo de Ricardo Pacheco e Isabel Quintero.
Pacheco perteneció a las Academias Colombianas de Historia y de la Lengua.
Obras: Efemérides biográfica del General Santander (1940), Influencia de la masonería en la emancipación de América (1943). En 1965 se conoció su primera obra lírica titulada Entre sombra y espacio. Andeles; en 1966 concluye esta serie, con los volúmenes II y III, Raíz desnuda y La palabra perdida; y en 1971, la Biblioteca de Autores Ocañeros incluye en su volumen 8, Los júbilos del amor y abecedario de ausencias.
EMMANUEL CAÑARETE MONTAÑO
Poeta, educador y académico nacido en Ocaña el 24 de diciembre de 1919 y fallecido en Bogotá el 5 de agosto de 1994.
Hijo de Juan Bautista Cañarete y Mercedes Montaño.
Obras: Dados rojos (1977) y Los pasos vividos (1987).
MIGUEL ÁNGEL QUINTERO PACHECO
Poeta y compositor. Nació en Ocaña el 25 de mayo de 1919 y falleció en Bogotá el 4 de agosto de 1989.
Obra: Poesías (Bogotá, 1988).
ELIGIO ÁLVAREZ NIÑO
Poeta, ensayista y académico nacido en Río de Oro el 29 de mayo de 1926 y fallecido en Cúcuta el 4 de octubre de 1985.
Hizo estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad Libre de Bogotá.
Obras: Tiempo para la rosa. Instituto de Cultura, Cúcuta, 1978; De Cantada Ausencia. 1975; Aliento. 1975; Ser poeta; Caramillo en la sangre. Biblioteca de Autores Nortesantandereanos, Cúcuta, 1957; Bolívar, estadista; El hombre de las leyes fundamentales; Proyección de las fronteras venezolanas; Murales en el jardín, 1989; La piel de los sueños, 1983; Clases y anticlases. Editorial Comentarios, Cúcuta, 1966.
ROBERTO PACHECO OSORIO
Abogado y poeta. Nació en Ocaña el 28 de enero de 1922 y falleció en Bogotá Hijo de Fernando Pacheco Aycardi y Leticia Osorio de Pacheco. Cursó estudios en el Colegio de José Eusebio Caro y en el Seminario de Ocaña. Llegó a Bogotá en 1939 y allí culminó la secundaria en el Colegio Camilo Torres. En 1945, la Universidad Nacional de Colombia le otorgó su título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas.
Obra: Ritornello (poemas). Bogotá, 1997.
PRESBÍTERO ALFREDO SÁNCHEZ FAJARDO
Sacerdote, prosista y poeta nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 11 de julio de 1938.
Obras: Opúsculo historial de la fundación del convento de Río de Oro y erección de la parroquia. Imprenta del Comercio, Ocaña, 1935; Facetas líricas Poemas. Publicaciones del Centro de Historia de Ocaña, 1935.
MARÍA CRISTINA SERNA DE VELANDIA (María Ximena)
Poetisa y educadora nacida en Ocaña el 18 de diciembre de 1920 y fallecida en Bogotá en 1990.
Hija de Atanasio Serna y Carmen Vicenta Pereira. Dedicó su existencia al servicio de la educación en Ocaña y Bogotá. Algunas de sus producciones están firmadas con el pseudónimo de “María Ximena”.
Obras: Abrojos del camino; Llanto en la penumbra. Poesías. Bogotá. 1978.
URBANO PÉREZ SEPÚLVEDA
Abogado, poeta y novelista nacido en Ocaña en 1922 y fallecido en Bogotá el 4 de octubre de 1991. Hizo estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y superiores en la Universidad Javeriana.
Obras: Buscando la canción. Imprenta Departamental, Cúcuta, 1950; El delito de abandono de la familia; Don Antón (novela). Roquijev Editores. Bogotá, 1987.
GABRIEL ÁNGEL PÁEZ TÉLLEZ
Poeta y educador. Nació en Ocaña el 18 de octubre de 1940 y falleció en Medellín el 7 de marzo de 2008 Hijo de Luis Páez Caicedo y Ana Mercedes Téllez. Cursó estudios en la Normal Superior Industrial de Bogotá, licenciándose en la Fundación Universitaria Luis Amigó, de Medellín.
Obras: Módulo de dibujo mecánico; Coordenadas de eternidad. Poemas (1991); Voces y laúdes. Poemas (1993).
LUIS EDUARDO PÁEZ GARCÍA
Poeta, prosista, periodista, historiador y académico, nacido en Ocaña el 1º de febrero de 1950. Hijo de Luis Eduardo Páez Courvel y Margarita García Páez.
Obras: Voces y silencios. Poesías (Bogotá, 1974); Historia de la Región de Ocaña. Jaguar Group Producciones. Bogotá, 2009. Guía Turística de Ocaña. Jaguar Group Producciones. Bogotá, 2010. Historia de la Literatura en la Región de Ocaña. Bogotá, 2011.
OSWALDO CARVAJALINO DUQUE
Poeta y prosista. Nació en Ocaña el 10 de enero de 1952. Hijo de Hernán Carvajalino y Conchita Duque. Cursó estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro. Ha sido director de la Casa de la Cultura de Ocaña, ayudante de programación de la fonoteca de la Radiodifusora Nacional y empleado de varias firmas comerciales de Bogotá y Cúcuta.
Obras: La fosa en el sueño (1994); Otro...sí (1997) Poesías, Viacrucis apócrifo (2002); Poemas para todas las cosas, Cúcuta 2006.
JOSÉ ROPERO ALSINA
Poeta y prosista nacido en Ocaña en 1954.
Llevó a cabo sus estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro.
Obras: Extensión de la memoria, cuento que hace parte de la selección 6 cuentistas en busca de un lector (Publicaciones de la UIS, Bucaramanga (1991); Bitácora de dos poetas fantasmas, Comunicando Ltda. Ediciones Trinchera de papel (1992), en coautoría con Jorge H. Serna; Olor a luna (poemario) Gráficas Gutenberg, Ocaña, 1998.
RAFAEL ALFONSO PORTILLO DE LA ROSA
Abogado y poeta nacido en Ocaña el 19 de noviembre de 1953. Hijo de Ramón Domingo Portillo Rizo y Helda María de la Rosa de Portillo.
Obra: Poemario. Soluciones editoriales. Bogotá. 1998; Varios de sus poemas están incluidos en la compilación Pasión hecha palabra, del Encuentro Nacional de Escritores realizado en 2006, publicación de la Fundación Grupo Cultural El Pretexto- Urbana.
FABIO ALONSO TORRADO
Escritor, periodista y docente nacido en Ocaña el 6 de mayo de 1961. Su inclinación literaria se ha desarrollado en diversos géneros: poesía, dramaturgia, cuentística y ensayo.
Obtuvo el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuento, convocado en Bogotá por las Naciones Unidas (UNFDAC-ONU y el ICBF, 1987); reconocimiento a los nuevos valores de la poesía nortesantandereana, INSCULTURA, Cúcuta 1983.
OBRA: La otra memoria de Alkan. En 6 cuentistas en busca de un lector. Trinchera de papel, Bucaramanga, 1991.
SONIA PICÓN MANTILLA
Poetisa y docente nacida en Ocaña en 1949. Cursó estudios en la Normal para señoritas. Bachiller pedagógico. Licenciada en Idiomas por la Universidad Libre. Ha obtenido algunas distinciones en los concursos de poesía realizados por la Biblioteca Páez Courvel. Fue cofundadora del taller literario El Aleph. Su obra ha sido publicada en parte, en los medios escritos de la región, como el semanario Rizoma, Horizontes culturales y otros.
JORGE HUMBERTO SERNA PÁEZ
Educador y poeta. Nació en Ocaña el 4 de mayo de 1947. Cursó estudios de bachillerato en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro (1966) y superiores en la Universidad de Pamplona (1991), de la cual es Licenciado en Supervisión Educativa y Especialista en Gestión Educativa.
OBRAS: Bitácora de dos poetas fantasmas, (1992), escrito junto con el también poeta Jorge Ropero Alsina. Noches de Ronda, Gráficas Gutenberg, Ocaña, 2000.
ÁLVARO ASTOLFO CASTILLA ROVIRA
Poeta. Nació en Ocaña en 1947 y falleció en la misma ciudad el 14 de agosto de 1993. Hijo de Astolfo Castilla Jácome y Josefina Rovira. Hizo estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña, donde se vinculó a los círculos intelectuales de entonces. Cultivó el verso libre y se inclinó siempre por la temática social. Su prematura muerte permitió que apenas lograra la publicación de un poemario: Poemas para leer cagando.
JAVIER SÁNCHEZ CARRASCAL
Poeta y educador nacido en Bogotá el 20 de diciembre de 1948. Hijo del poeta ocañero Rubén Sánchez Figueroa y Helvia Carrascal de Sánchez. Hizo estudios universitarios de Lingüística y Literatura en la Universidad La Gran Colombia, especializándose en Lenguas Modernas en Inglaterra. Estudió también Comportamiento Humano, obteniendo el Master en Nova University, Estados Unidos, y un Magister en la Universidad Pedagógica Nacional.
Obras: En el umbral del tiempo. Magia de las Palabras Editores. Bogotá. 1998. Sus poemas “Cuando te beso” y “El último color” hacen parte de la antología bilingüe: Poesía Latinoamericana, publicada por Epsilon Editores, en 1998.
WILSON SÁNCHEZ CLARO
Poeta nacido en Ocaña.
Obra: Veintiún poemas para el desagüe. Gráficas Gutenberg. 1998.
MONSEÑOR ALEJANDRINO PÉREZ AMAYA
Sacerdote y poeta nacido en Hacarí el 24 de abril de 1910 y fallecido el 1 de julio de 2003. Hijo de Luis José Pérez y Valentina Amaya. Fue el primer párroco de San Rafael de Ocaña. El 24 de mayo de 1989, S.S. Juan Pablo II lo elevó a la dignidad de Prelado de Honor.
Obras: Poesías y breves alocuciones (1988); Poesías y alocuciones. 1998.
ISABEL CRISTINA LLAÍN ARÉVALO
Poetisa, educadora y compositora nacida en Ábrego el 10 de septiembre de 1958. Hizo estudios superiores en la Universidad Francisco de Paula Santander de la cual es Especialista en Orientación Vocacional y Ocupacional y Licenciada, por la misma Universidad, en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana.
OBRAS. – Sobre las Piedras Negras Poemas, himnos y canciones (1997); - Había una vez… un sueño. Cantos y rondas (1996); Con Sabor a Tierra. Publicaciones de la Alcaldía y Personería de Abrego, 1996; Destellos de tinieblas (Crónicas), Cúcuta, 1997. Disco compacto Sueños de paz, canciones y poemas. Efraín José… Un sueño. Folleto publicado en memoria de su hijo fallecido tempranamente.
RAÚL AMAYA ÁLVAREZ
Poeta y cuentista nacido en Ocaña Hijo de Daniel Enrique Amaya Navarro y Graciela Álvarez Manzano de Amaya.
OBRA: Tonada sin pentagrama (poesías y cuentos). Publicidad San Carlos, Cúcuta, 1999.
FÉLIX J. BAYONA LÁZARO
Poeta nacido en Ocaña en 1934. Hijo del periodista Esteban Bayona Bayona, fundador del periódico El Liberal, en la década de 1920.
OBRAS: Poemarios: Abrojos del Camino. Grafitat, Ltda. Cartagena, 1998; Nostalgias; Las sombras del tiempo. Cuentos infantiles: La culebrita catalina y el ciempiés Jacinto; Chigüiros y estibadores; Cuquita visita a Ñañi.
ALFONSO CARRASCAL CLARO
Compositor, poeta y declamador. Nació en Ocaña el 28 de abril de 1932. Hijo de Pablo Carrascal y Flor María Claro.
Su obra se encuentra dispersa en publicaciones regionales.
JOHNNY ARMANDO SÁNCHEZ ANGARITA
Poeta nacido en Ocaña en 1961. Hijo de Carlos Julio Sánchez Bayona y María Angarita. Cursó estudios de primaria en el centro docente Kennedy, bachillerato en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro de Ocaña.
OBRAS: Vivencias doradas. Poemas, segunda edición, 2008; Pensamientos de Yumes, taroi, Bascos. Gráficas Gutenberg, Ocaña, 2001; Entre el sol y la luna. Ocaña, 2006 - 2010; Una esperanza de amor en el ocaso. Impresos El Sol. Ocaña, 2009; Zozobra bajo las ruinas de los tragos amargos. Impresos El Sol. Ocaña, 2010.
FELISA ESCOBAR CARVAJALINO DE DUQUE
Poetisa nacida en Cartagena, de ancestros ocañeros. Hija de Leonor Carvajalino Caballero y Carlos Escobar.
Obras: Ansias de vuelo, Bogotá 1995; en 1998 es incluida en la antología bilingüe Poesía Latinoamericana; A raíz del VIII Festival Internacional de Poesía, reunido en Medellín, en 1998, es incluida en la selección Nuevas voces de fin de siglo, 1998, de Juan Revelo Revelo; poemario Triángulo equilátero, junto con las poetisas María Teresa Arrázola y Carolina Mayorga; Granos de arena, Bogotá 1998.
PRESBÍTERO LUIS ANTONIO GARCÍA LEMUS
Sacerdote y poeta nacido en Ocaña en 1925 y fallecido en Bucaramanga el 17 de noviembre de 2008. Hizo estudios en el Seminario conciliar de su tierra natal, luego pasó a Cartagena donde estudió Filosofía, y finalmente Teología en el Seminario Mayor de Santa Marta.
Obra: Voces desde el silencio. Litografía Andrés Bello, Bucaramanga 2005.
EMIRO ANTONIO ARÉVALO CLARO
Poeta nacido en La Playa de Belén y fallecido en la misma ciudad. Cursó estudios en el Seminario de Ocaña. Se desempeñó como funcionario de la Caja de Crédito Agrario de Ocaña, del Incora y del Ministerio de Agricultura. Fue concejal de La Playa y colaborador del periódico ―Noticias Playeras‖, órgano que dirigiera el intelectual Guido A. Pérez Arévalo.
Obra: Canción del Terruño. Poemario, 1993.
ALONSO VELÁSQUEZ CLARO
Poeta, cuentista y compositor nacido en La Playa de Belén el 5 de junio de 1956; hizo estudios en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro de Ocaña y algunos semestres de Filosofía y Letras en la Universidad Santo Tomás- Ocaña. Ganador del Concurso de Cuento celebrado en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro de Ocaña, en 1977; ganador del Primer festival de la Canción patrocinado por ECOPETROL, en Barrancabermeja; Tercer lugar en el Concurso de Cuento en esta misma ciudad.
Obras: Amaneceres y ocasos (Poemario, 1978); A golpes de versos (Poemario).
JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Docente poeta y cuentista nacido en Convención el 6 de enero de 1948. Hijo de Carmelita Martínez y José Manuel Sánchez. Hizo estudios en la Normal Superior Francisco Fernández de Contreras y la Escuela de Bellas Artes de Ocaña. Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Libre de Bogotá y Especializado en español y literatura de la universidad La Salle.
Obras: El Club Tijeras y otros cuentos. Códice. Bogotá. 2007; Verbena. Poesías. Bogotá. 2009. Tirando varilla. Cuentos. Biblioteca ―José María Estévez‖ Nº 6. Cúcuta. 2009.
CIELO QUINTERO TRUJILLO
Psicóloga, poetisa y prosista nacida en Convención.
Hizo estudios de bachillerato en el Colegio Guillermo Quintero Calderón de su ciudad natal y de Psicología en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Diplomado en Derechos Humanos, ESAP, y en Pastoral de la Salud, en la Universidad Javeriana.
Obras: Atmósfera de Cielo (2002); Amores nerudianos, ensayo poético (2004); Amor y Cielo. Poemas y sentidos. Sic Editorial. Bucaramanga 2009.
MIRIAM INÉS MARCHENA GALINDO
Docente y poetisa nacida en Barranquilla el 22 de agosto de 1961.
Obra: Palabras grises. Poemas. Litografía Torcoroma. Ocaña. 2008.
JOSÉ HILARIO YEPES
Poeta, docente, compositor, cuentista y agrónomo nacido en Río de Oro (Cesar). Estudios superiores en la Universidad Nacional de Colombia. Reside actualmente en Ibagué (Tolima). Obras: El vestido del cielo, Cartilla para Niños (1983); Ventana del alma, poesía (1998); Hora de soñar, poesía (2000); Roca de Viento, poesía (2001); Hierro Azul, poesía (2002); Cuentos de agua (2003); Huesos de sol, poesía (2005); Caminos de arena y viento, cuentos (2007); Canto a mi pueblo, poesía (2007); Ibagué, una ciudad en la mitad del sueño, poesía (2008).
LUCERO PEINADO LOBO
Educadora y poetisa nacida en El Carmen en 1948. Cursó estudios primarios en la Escuela Urbana de Niñas, de Pailitas (Cesar), y secundaria en la Normal Superior de Señoritas, de Soacha (Cundinamarca). Estudios superiores de Administración Educativa, en la Universidad de Pamplona y Filosofía e Historia en la Universidad de Santo Tomás. Es miembro de la Asociación de Escritores de la Provincia de Ocaña.
Obra: Poemas del alma. Poemario. Pailitas, 1998.
MIGUEL ÁNGEL QUINTERO PACHECO
Poeta y compositor. Nació en Ocaña el 25 de mayo de 1919 y falleció en Bogotá el 4 de agosto de 1989.
Hijo de Martín Quintero Rodríguez y Esther Pacheco de Quintero. Ocupó la alcaldía de su tierra natal. De formación autodidacta. Quintero Pacheco se caracterizó por su poca pero bien lograda producción, donde prima la sencillez y la espontaneidad en el lenguaje. Fue autor de los versos del bambuco Ocañerita, cuya música corresponde al maestro Rafael Contreras Navarro. Obra: Poesías (Bogotá, 1988).
CARLOS MOLINA LÓPEZ
Poeta, político y orador nacido en Ocaña en 1881 y fallecido en la misma ciudad el 4 de abril de 1924.
Fue profesor de varios colegios locales, diputado a la Asamblea de Norte de Santander y Representante a la Cámara. Junto con el periodista Juan Manuel Barrera, dirigió el periódico Hojas, que comenzó a circular en agosto de 1911. Colaborador del Boletín de Historia y Antigüedades y el periódico El Municipal, de Ocaña.
VÍCTOR MANUEL PABA Q.
Poeta ocañero fallecido en 1957. Sus versos se encuentran dispersos en publicaciones locales. “Se distinguió Víctor Manuel Paba como sonetista –nos dice Ciro A. Lobo Serna - , y obtuvo buenos logros. En revistas y periódicos publicó algunas creaciones que le merecieron elogios”.
Como siempre suele acontecer, habrá quienes no estén de acuerdo con esta selección que aspiramos haga parte de una futura antología que complemente la bien lograda de don Ciro Alfonso Lobo Serna, que se publicara en la Biblioteca de Autores Ocañeros.
JOSÉ ANTONIO AMAYA MARTÍNEZ
Poeta, escritor y académico nacido en San Calixto el 15 de septiembre de 1956.
Hijo de Cayetano Amaya López y Rosmira Martínez Carrascal. Es miembro de la Asociación de Escritores de la Provincia de Ocaña y de la Asociación de Escritores de Norte de Santander, así como del grupo literario “Círculo Rojo”, Capítulo Norte de Santander. Participó en la V Conferencia Científica Latinoamericana de Educación Especial, en La Habana (Cuba).
OBRA: Relámpagos (poesías). Cúcuta, 1999. Historia de San Calixto
CECILIA BLANCO LOBO DE CLAVIJO
Poetisa y profesora nacida en Ocaña. De su producción sólo ha quedado un poemario editado en París en 1963, con prólogo de Pablo Giraldes. En la Antología Poética de la Biblioteca de Autores Ocañeros, Vol.12, se recogen varias de sus producciones. La escritora Livia Stella Melo, la incluye en su obra Valores femeninos de Colombia (Talleres Carvajal, Bogotá, 1966).
CARLOS CARRASCAL CLARO
Abogado, poeta y compositor ocañero nacido el 19 de mayo de 1939.
Hijo de Pablo Carrascal y Flor María Claro. Hizo estudios de secundaria en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y en el San Pedro Claver de Bucaramanga, recibiéndose como abogado en la Universidad Libre de Cúcuta en 1980. Es miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia SAYCO, desde 1995.
OBRA: Travesía Interior (poemas y canciones). Editorial Gutenberg, Ocaña, 2000; Breviario para profanos (poemario), 2006.
MIGUEL MARIO PACHECO CEBALLOS
Bancario y poeta nacido en Ocaña el 14 de junio de 1926 y fallecido en Melgar el 2 de octubre de 2009.
Hijo de Luis Macario Pacheco y Dolores Ceballos de Pacheco.
En 1993, fundó la Asociación “Juan C. Pacheco”, con el propósito de propiciar obras de beneficio social y cultural.
OBRAS: Los Pacheco, trayectoria de una familia Nortesantandereana. Soluciones editoriales, Bogotá, 1993; Acrósticos. Soluciones editoriales, Bogotá, 2001
JOSÉ EUSEBIO CARO
Poeta, periodista y político nacido en Ocaña el 5 de marzo de 1817 y fallecido en Santa Marta el 28 de enero de 1853. Hijo de Antonio José Caro y María Nicolasa Ibáñez. Durante su juventud desempeñó varios cargos públicos y participó como militar en las contiendas civiles, entre 1840 y 1842, bajo las órdenes del ejército legitimista.
En 1857 aparece su primera selección de versos. José Eusebio Caro casó en Santafé con doña Blasina Tovar, el 3 de febrero de 1843. José Eusebio está reconocido como uno de los poetas más representativos del Romanticismo en Hispanoamérica.
Obras: Selección de versos (1857).
DANIEL CARDONA (o Daniel Álvarez Cardona)
Poeta. Nació en Ocaña el 11 de marzo de 1834 y falleció en Agua de Dios el 10 de febrero de 1867. Perteneció al grupo literario Liceo de Hacarí. Sus primeros versos aparecieron en el periódico Hacarí (1856) y en otras publicaciones de la época.
La poesía de Cardona prácticamente inaugura la producción lírica de Ocaña, en cuanto se refiere al manejo estético y dedicación exclusiva, según los cánones de entonces. Su obra poética es, en su conjunto, melancólica, triste; refleja la tragedia interior del autor, quien falleció víctima de lepra.
RAMÓN JARAMILLO MADARIAGA (Mario del Valle)
Nació en Ocaña en 1882 y falleció en 21 de abril de 1936. Sus primeras producciones aparecen en el periódico Albas con el pseudónimo de Mario del Valle.
Obras: Lotos y espigas. Ocaña 1918; Remanso lírico. Tipografía industrial. Medellín 1936.
MARÍA JARAMILLO MADARIAGA
Poetisa nacida en Ocaña el 13 de mayo de 1885 y fallecida en Medellín en 1960. Adelantó estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de Bogotá, y luego en Santiago de Chile con religiosas alemanas. Viajó a Europa y luego a Centro América; tiempo después retornó a su patria. Paulatinamente fue perdiendo la razón, hasta fallecer en la ciudad de Medellín. De su producción, se conserva el poema ―Donde nací‖, dedicado a su hermana Margarita, el cual data de 1914.
MARCO A. CARVAJALINO CABALLERO
Poeta, prosista, educador y académico. Nació en Ocaña el 13 de agosto de 1896 y falleció en la misma ciudad el 20 de marzo de 1966.
Hijo de Aurelio Carvajalino Castañeda y Guadalupe Caballero. Cursó estudios en el Colegio de la Presentación de Ocaña y en el de San Bartolomé de Bogotá. Comenzó a publicar sus famosos “Sonetos de Hacarí”, en la Revista Hacaritama de la Academia de Historia de Ocaña en la década de 1930.
Obra: Poesías. Biblioteca de Autores Ocañeros, 1977.
EUQUERIO AMAYA (Adolfo Milanés)
Poeta, cronista y periodista, nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 22 de febrero de 1931. Cursó estudios en el colegio de la Presentación, iniciándose allí como poeta. En 1904 fundó, junto con Velásquez y Tablanca, el periódico literario Espigas y, más tarde, Ideas (1915), de índole política. Hizo parte del círculo literario denominado “Los Felibres”.
En 1930 publicó su primer libro de poesías, titulado Curvas y rectas, editado en Bogotá. Después de su trágico fallecimiento, se dio a la luz pública una compilación de sus prosas: Ocaña por dentro (1932).
SANTIAGO RIZO RODRÍGUEZ (Edmundo Velásquez)
Poeta y prosista. Nació en Nueva York el 22 de mayo de 1881 y falleció en San José de Costa Rica el 11 de diciembre de 1954. Hizo parte del grupo Los Felibres.
En 1913, el poeta publicó en Madrid su obra Psiquis.
ENRIQUE PARDO FARELO (Luis Tablanca)
Cuentista, novelista y poeta nacido en El Carmen el 11 de diciembre de 1883 y fallecido allí mismo el 1º de junio de 1965. Hijo De Pedro Pardo y Claudina Farelo Gómez. Integrante del grupo Los Felibres, fue el integrante más destacado de este círculo literario.
Obras: Cuentos sencillos (Madrid, 1909); Cuentos fugaces (España, 1917); La flor de los años (Bogotá, 1918); Tierra encantada, novela (1926); Una derrota sin batalla, novela (Bucaramanga, 1935).
PRESBÍTERO ALFREDO SÁNCHEZ FAJARDO
Sacerdote, prosista y poeta nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 11 de julio de 1938.
Obras: Opúsculo historial de la fundación del convento de Río de Oro y erección de la parroquia. Imprenta del Comercio, Ocaña, 1935; Facetas líricas Poemas. Publicaciones del Centro de Historia de Ocaña, 1935.
JORGE PACHECO QUINTERO
Poeta, ensayista, historiador y académico nacido en Ocaña en 1911 y fallecido en Bogotá el 30 de mayo de 1982. Hijo de Ricardo Pacheco e Isabel Quintero.
Pacheco perteneció a las Academias Colombianas de Historia y de la Lengua.
Obras: Efemérides biográfica del General Santander (1940), Influencia de la masonería en la emancipación de América (1943). En 1965 se conoció su primera obra lírica titulada Entre sombra y espacio. Andeles; en 1966 concluye esta serie, con los volúmenes II y III, Raíz desnuda y La palabra perdida; y en 1971, la Biblioteca de Autores Ocañeros incluye en su volumen 8, Los júbilos del amor y abecedario de ausencias.
EMMANUEL CAÑARETE MONTAÑO
Poeta, educador y académico nacido en Ocaña el 24 de diciembre de 1919 y fallecido en Bogotá el 5 de agosto de 1994.
Hijo de Juan Bautista Cañarete y Mercedes Montaño.
Obras: Dados rojos (1977) y Los pasos vividos (1987).
MIGUEL ÁNGEL QUINTERO PACHECO
Poeta y compositor. Nació en Ocaña el 25 de mayo de 1919 y falleció en Bogotá el 4 de agosto de 1989.
Obra: Poesías (Bogotá, 1988).
ELIGIO ÁLVAREZ NIÑO
Poeta, ensayista y académico nacido en Río de Oro el 29 de mayo de 1926 y fallecido en Cúcuta el 4 de octubre de 1985.
Hizo estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y superiores en la Facultad de Derecho de la Universidad Libre de Bogotá.
Obras: Tiempo para la rosa. Instituto de Cultura, Cúcuta, 1978; De Cantada Ausencia. 1975; Aliento. 1975; Ser poeta; Caramillo en la sangre. Biblioteca de Autores Nortesantandereanos, Cúcuta, 1957; Bolívar, estadista; El hombre de las leyes fundamentales; Proyección de las fronteras venezolanas; Murales en el jardín, 1989; La piel de los sueños, 1983; Clases y anticlases. Editorial Comentarios, Cúcuta, 1966.
ROBERTO PACHECO OSORIO
Abogado y poeta. Nació en Ocaña el 28 de enero de 1922 y falleció en Bogotá Hijo de Fernando Pacheco Aycardi y Leticia Osorio de Pacheco. Cursó estudios en el Colegio de José Eusebio Caro y en el Seminario de Ocaña. Llegó a Bogotá en 1939 y allí culminó la secundaria en el Colegio Camilo Torres. En 1945, la Universidad Nacional de Colombia le otorgó su título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas.
Obra: Ritornello (poemas). Bogotá, 1997.
PRESBÍTERO ALFREDO SÁNCHEZ FAJARDO
Sacerdote, prosista y poeta nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 11 de julio de 1938.
Obras: Opúsculo historial de la fundación del convento de Río de Oro y erección de la parroquia. Imprenta del Comercio, Ocaña, 1935; Facetas líricas Poemas. Publicaciones del Centro de Historia de Ocaña, 1935.
MARÍA CRISTINA SERNA DE VELANDIA (María Ximena)
Poetisa y educadora nacida en Ocaña el 18 de diciembre de 1920 y fallecida en Bogotá en 1990.
Hija de Atanasio Serna y Carmen Vicenta Pereira. Dedicó su existencia al servicio de la educación en Ocaña y Bogotá. Algunas de sus producciones están firmadas con el pseudónimo de “María Ximena”.
Obras: Abrojos del camino; Llanto en la penumbra. Poesías. Bogotá. 1978.
URBANO PÉREZ SEPÚLVEDA
Abogado, poeta y novelista nacido en Ocaña en 1922 y fallecido en Bogotá el 4 de octubre de 1991. Hizo estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y superiores en la Universidad Javeriana.
Obras: Buscando la canción. Imprenta Departamental, Cúcuta, 1950; El delito de abandono de la familia; Don Antón (novela). Roquijev Editores. Bogotá, 1987.
GABRIEL ÁNGEL PÁEZ TÉLLEZ
Poeta y educador. Nació en Ocaña el 18 de octubre de 1940 y falleció en Medellín el 7 de marzo de 2008 Hijo de Luis Páez Caicedo y Ana Mercedes Téllez. Cursó estudios en la Normal Superior Industrial de Bogotá, licenciándose en la Fundación Universitaria Luis Amigó, de Medellín.
Obras: Módulo de dibujo mecánico; Coordenadas de eternidad. Poemas (1991); Voces y laúdes. Poemas (1993).
LUIS EDUARDO PÁEZ GARCÍA
Poeta, prosista, periodista, historiador y académico, nacido en Ocaña el 1º de febrero de 1950. Hijo de Luis Eduardo Páez Courvel y Margarita García Páez.
Obras: Voces y silencios. Poesías (Bogotá, 1974); Historia de la Región de Ocaña. Jaguar Group Producciones. Bogotá, 2009. Guía Turística de Ocaña. Jaguar Group Producciones. Bogotá, 2010. Historia de la Literatura en la Región de Ocaña. Bogotá, 2011.
OSWALDO CARVAJALINO DUQUE
Poeta y prosista. Nació en Ocaña el 10 de enero de 1952. Hijo de Hernán Carvajalino y Conchita Duque. Cursó estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro. Ha sido director de la Casa de la Cultura de Ocaña, ayudante de programación de la fonoteca de la Radiodifusora Nacional y empleado de varias firmas comerciales de Bogotá y Cúcuta.
Obras: La fosa en el sueño (1994); Otro...sí (1997) Poesías, Viacrucis apócrifo (2002); Poemas para todas las cosas, Cúcuta 2006.
JOSÉ ROPERO ALSINA
Poeta y prosista nacido en Ocaña en 1954.
Llevó a cabo sus estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro.
Obras: Extensión de la memoria, cuento que hace parte de la selección 6 cuentistas en busca de un lector (Publicaciones de la UIS, Bucaramanga (1991); Bitácora de dos poetas fantasmas, Comunicando Ltda. Ediciones Trinchera de papel (1992), en coautoría con Jorge H. Serna; Olor a luna (poemario) Gráficas Gutenberg, Ocaña, 1998.
RAFAEL ALFONSO PORTILLO DE LA ROSA
Abogado y poeta nacido en Ocaña el 19 de noviembre de 1953. Hijo de Ramón Domingo Portillo Rizo y Helda María de la Rosa de Portillo.
Obra: Poemario. Soluciones editoriales. Bogotá. 1998; Varios de sus poemas están incluidos en la compilación Pasión hecha palabra, del Encuentro Nacional de Escritores realizado en 2006, publicación de la Fundación Grupo Cultural El Pretexto- Urbana.
FABIO ALONSO TORRADO
Escritor, periodista y docente nacido en Ocaña el 6 de mayo de 1961. Su inclinación literaria se ha desarrollado en diversos géneros: poesía, dramaturgia, cuentística y ensayo.
Obtuvo el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuento, convocado en Bogotá por las Naciones Unidas (UNFDAC-ONU y el ICBF, 1987); reconocimiento a los nuevos valores de la poesía nortesantandereana, INSCULTURA, Cúcuta 1983.
OBRA: La otra memoria de Alkan. En 6 cuentistas en busca de un lector. Trinchera de papel, Bucaramanga, 1991.
SONIA PICÓN MANTILLA
Poetisa y docente nacida en Ocaña en 1949. Cursó estudios en la Normal para señoritas. Bachiller pedagógico. Licenciada en Idiomas por la Universidad Libre. Ha obtenido algunas distinciones en los concursos de poesía realizados por la Biblioteca Páez Courvel. Fue cofundadora del taller literario El Aleph. Su obra ha sido publicada en parte, en los medios escritos de la región, como el semanario Rizoma, Horizontes culturales y otros.
JORGE HUMBERTO SERNA PÁEZ
Educador y poeta. Nació en Ocaña el 4 de mayo de 1947. Cursó estudios de bachillerato en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro (1966) y superiores en la Universidad de Pamplona (1991), de la cual es Licenciado en Supervisión Educativa y Especialista en Gestión Educativa.
OBRAS: Bitácora de dos poetas fantasmas, (1992), escrito junto con el también poeta Jorge Ropero Alsina. Noches de Ronda, Gráficas Gutenberg, Ocaña, 2000.
ÁLVARO ASTOLFO CASTILLA ROVIRA
Poeta. Nació en Ocaña en 1947 y falleció en la misma ciudad el 14 de agosto de 1993. Hijo de Astolfo Castilla Jácome y Josefina Rovira. Hizo estudios de bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña, donde se vinculó a los círculos intelectuales de entonces. Cultivó el verso libre y se inclinó siempre por la temática social. Su prematura muerte permitió que apenas lograra la publicación de un poemario: Poemas para leer cagando.
JAVIER SÁNCHEZ CARRASCAL
Poeta y educador nacido en Bogotá el 20 de diciembre de 1948. Hijo del poeta ocañero Rubén Sánchez Figueroa y Helvia Carrascal de Sánchez. Hizo estudios universitarios de Lingüística y Literatura en la Universidad La Gran Colombia, especializándose en Lenguas Modernas en Inglaterra. Estudió también Comportamiento Humano, obteniendo el Master en Nova University, Estados Unidos, y un Magister en la Universidad Pedagógica Nacional.
Obras: En el umbral del tiempo. Magia de las Palabras Editores. Bogotá. 1998. Sus poemas “Cuando te beso” y “El último color” hacen parte de la antología bilingüe: Poesía Latinoamericana, publicada por Epsilon Editores, en 1998.
WILSON SÁNCHEZ CLARO
Poeta nacido en Ocaña.
Obra: Veintiún poemas para el desagüe. Gráficas Gutenberg. 1998.
MONSEÑOR ALEJANDRINO PÉREZ AMAYA
Sacerdote y poeta nacido en Hacarí el 24 de abril de 1910 y fallecido el 1 de julio de 2003. Hijo de Luis José Pérez y Valentina Amaya. Fue el primer párroco de San Rafael de Ocaña. El 24 de mayo de 1989, S.S. Juan Pablo II lo elevó a la dignidad de Prelado de Honor.
Obras: Poesías y breves alocuciones (1988); Poesías y alocuciones. 1998.
ISABEL CRISTINA LLAÍN ARÉVALO
Poetisa, educadora y compositora nacida en Ábrego el 10 de septiembre de 1958. Hizo estudios superiores en la Universidad Francisco de Paula Santander de la cual es Especialista en Orientación Vocacional y Ocupacional y Licenciada, por la misma Universidad, en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana.
OBRAS. – Sobre las Piedras Negras Poemas, himnos y canciones (1997); - Había una vez… un sueño. Cantos y rondas (1996); Con Sabor a Tierra. Publicaciones de la Alcaldía y Personería de Abrego, 1996; Destellos de tinieblas (Crónicas), Cúcuta, 1997. Disco compacto Sueños de paz, canciones y poemas. Efraín José… Un sueño. Folleto publicado en memoria de su hijo fallecido tempranamente.
RAÚL AMAYA ÁLVAREZ
Poeta y cuentista nacido en Ocaña Hijo de Daniel Enrique Amaya Navarro y Graciela Álvarez Manzano de Amaya.
OBRA: Tonada sin pentagrama (poesías y cuentos). Publicidad San Carlos, Cúcuta, 1999.
FÉLIX J. BAYONA LÁZARO
Poeta nacido en Ocaña en 1934. Hijo del periodista Esteban Bayona Bayona, fundador del periódico El Liberal, en la década de 1920.
OBRAS: Poemarios: Abrojos del Camino. Grafitat, Ltda. Cartagena, 1998; Nostalgias; Las sombras del tiempo. Cuentos infantiles: La culebrita catalina y el ciempiés Jacinto; Chigüiros y estibadores; Cuquita visita a Ñañi.
ALFONSO CARRASCAL CLARO
Compositor, poeta y declamador. Nació en Ocaña el 28 de abril de 1932. Hijo de Pablo Carrascal y Flor María Claro.
Su obra se encuentra dispersa en publicaciones regionales.
JOHNNY ARMANDO SÁNCHEZ ANGARITA
Poeta nacido en Ocaña en 1961. Hijo de Carlos Julio Sánchez Bayona y María Angarita. Cursó estudios de primaria en el centro docente Kennedy, bachillerato en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro de Ocaña.
OBRAS: Vivencias doradas. Poemas, segunda edición, 2008; Pensamientos de Yumes, taroi, Bascos. Gráficas Gutenberg, Ocaña, 2001; Entre el sol y la luna. Ocaña, 2006 - 2010; Una esperanza de amor en el ocaso. Impresos El Sol. Ocaña, 2009; Zozobra bajo las ruinas de los tragos amargos. Impresos El Sol. Ocaña, 2010.
FELISA ESCOBAR CARVAJALINO DE DUQUE
Poetisa nacida en Cartagena, de ancestros ocañeros. Hija de Leonor Carvajalino Caballero y Carlos Escobar.
Obras: Ansias de vuelo, Bogotá 1995; en 1998 es incluida en la antología bilingüe Poesía Latinoamericana; A raíz del VIII Festival Internacional de Poesía, reunido en Medellín, en 1998, es incluida en la selección Nuevas voces de fin de siglo, 1998, de Juan Revelo Revelo; poemario Triángulo equilátero, junto con las poetisas María Teresa Arrázola y Carolina Mayorga; Granos de arena, Bogotá 1998.
PRESBÍTERO LUIS ANTONIO GARCÍA LEMUS
Sacerdote y poeta nacido en Ocaña en 1925 y fallecido en Bucaramanga el 17 de noviembre de 2008. Hizo estudios en el Seminario conciliar de su tierra natal, luego pasó a Cartagena donde estudió Filosofía, y finalmente Teología en el Seminario Mayor de Santa Marta.
Obra: Voces desde el silencio. Litografía Andrés Bello, Bucaramanga 2005.
EMIRO ANTONIO ARÉVALO CLARO
Poeta nacido en La Playa de Belén y fallecido en la misma ciudad. Cursó estudios en el Seminario de Ocaña. Se desempeñó como funcionario de la Caja de Crédito Agrario de Ocaña, del Incora y del Ministerio de Agricultura. Fue concejal de La Playa y colaborador del periódico ―Noticias Playeras‖, órgano que dirigiera el intelectual Guido A. Pérez Arévalo.
Obra: Canción del Terruño. Poemario, 1993.
ALONSO VELÁSQUEZ CLARO
Poeta, cuentista y compositor nacido en La Playa de Belén el 5 de junio de 1956; hizo estudios en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro de Ocaña y algunos semestres de Filosofía y Letras en la Universidad Santo Tomás- Ocaña. Ganador del Concurso de Cuento celebrado en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro de Ocaña, en 1977; ganador del Primer festival de la Canción patrocinado por ECOPETROL, en Barrancabermeja; Tercer lugar en el Concurso de Cuento en esta misma ciudad.
Obras: Amaneceres y ocasos (Poemario, 1978); A golpes de versos (Poemario).
JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ MARTÍNEZ
Docente poeta y cuentista nacido en Convención el 6 de enero de 1948. Hijo de Carmelita Martínez y José Manuel Sánchez. Hizo estudios en la Normal Superior Francisco Fernández de Contreras y la Escuela de Bellas Artes de Ocaña. Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Libre de Bogotá y Especializado en español y literatura de la universidad La Salle.
Obras: El Club Tijeras y otros cuentos. Códice. Bogotá. 2007; Verbena. Poesías. Bogotá. 2009. Tirando varilla. Cuentos. Biblioteca ―José María Estévez‖ Nº 6. Cúcuta. 2009.
CIELO QUINTERO TRUJILLO
Psicóloga, poetisa y prosista nacida en Convención.
Hizo estudios de bachillerato en el Colegio Guillermo Quintero Calderón de su ciudad natal y de Psicología en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Diplomado en Derechos Humanos, ESAP, y en Pastoral de la Salud, en la Universidad Javeriana.
Obras: Atmósfera de Cielo (2002); Amores nerudianos, ensayo poético (2004); Amor y Cielo. Poemas y sentidos. Sic Editorial. Bucaramanga 2009.
MIRIAM INÉS MARCHENA GALINDO
Docente y poetisa nacida en Barranquilla el 22 de agosto de 1961.
Obra: Palabras grises. Poemas. Litografía Torcoroma. Ocaña. 2008.
JOSÉ HILARIO YEPES
Poeta, docente, compositor, cuentista y agrónomo nacido en Río de Oro (Cesar). Estudios superiores en la Universidad Nacional de Colombia. Reside actualmente en Ibagué (Tolima). Obras: El vestido del cielo, Cartilla para Niños (1983); Ventana del alma, poesía (1998); Hora de soñar, poesía (2000); Roca de Viento, poesía (2001); Hierro Azul, poesía (2002); Cuentos de agua (2003); Huesos de sol, poesía (2005); Caminos de arena y viento, cuentos (2007); Canto a mi pueblo, poesía (2007); Ibagué, una ciudad en la mitad del sueño, poesía (2008).
LUCERO PEINADO LOBO
Educadora y poetisa nacida en El Carmen en 1948. Cursó estudios primarios en la Escuela Urbana de Niñas, de Pailitas (Cesar), y secundaria en la Normal Superior de Señoritas, de Soacha (Cundinamarca). Estudios superiores de Administración Educativa, en la Universidad de Pamplona y Filosofía e Historia en la Universidad de Santo Tomás. Es miembro de la Asociación de Escritores de la Provincia de Ocaña.
Obra: Poemas del alma. Poemario. Pailitas, 1998.
MIGUEL ÁNGEL QUINTERO PACHECO
Poeta y compositor. Nació en Ocaña el 25 de mayo de 1919 y falleció en Bogotá el 4 de agosto de 1989.
Hijo de Martín Quintero Rodríguez y Esther Pacheco de Quintero. Ocupó la alcaldía de su tierra natal. De formación autodidacta. Quintero Pacheco se caracterizó por su poca pero bien lograda producción, donde prima la sencillez y la espontaneidad en el lenguaje. Fue autor de los versos del bambuco Ocañerita, cuya música corresponde al maestro Rafael Contreras Navarro. Obra: Poesías (Bogotá, 1988).
CARLOS MOLINA LÓPEZ
Poeta, político y orador nacido en Ocaña en 1881 y fallecido en la misma ciudad el 4 de abril de 1924.
Fue profesor de varios colegios locales, diputado a la Asamblea de Norte de Santander y Representante a la Cámara. Junto con el periodista Juan Manuel Barrera, dirigió el periódico Hojas, que comenzó a circular en agosto de 1911. Colaborador del Boletín de Historia y Antigüedades y el periódico El Municipal, de Ocaña.
VÍCTOR MANUEL PABA Q.
Poeta ocañero fallecido en 1957. Sus versos se encuentran dispersos en publicaciones locales. “Se distinguió Víctor Manuel Paba como sonetista –nos dice Ciro A. Lobo Serna - , y obtuvo buenos logros. En revistas y periódicos publicó algunas creaciones que le merecieron elogios”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)