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sábado, 21 de mayo de 2011

COMENTARIOS CRÍTICOS


ALGUNOS COMENTARIOS CRÍTICOS 
ACERCA DE LA LITERATURA EN LA REGIÓN DE OCAÑA

(Tomado de la obra Historia de la Literatura en la Región de Ocaña, Siglos XVIII a XXI. Luis Eduardo Páez García. Jaguar Group Producciones. Bogotá, 2011).

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE NUESTRA LITERATURA TRADICIONAL
1.- Excelente manejo del idioma.
2.- Formación humanística de los autores
3.- Erudición y, consecuencialmente, obra poligráfica
4.- Universalismo 

La formación en los colegios de Ocaña, especialmente el de José Eusebio Caro, bajo la orientación de los jesuitas, primero, y luego con una nómina de profesores y rectores de altísimas calidades intelectuales, así como en el Seminario dirigido por los Eudistas, produjo como resultado un alto índice de cuentistas, novelistas, poetas, ensayistas, cronistas e historiadores cuyas primeras producciones aparecieron en sueltos publicados en los centros educativos y en la prensa regional y nortesantandereana de las décadas de 1920 a 1950. 

La constante lectura y luego la formación universitaria de la mayoría de estos exponentes de las letras, permitió un excelente manejo idiomático y que abordaran con propiedad temas tan diversos como la administración pública, la crítica literaria y artística, a la par que escribían poemas, cuentos, novelas y estudios históricos. El conocimiento de los autores españoles, franceses e italianos, cuyas obras eran frecuentes en las bibliotecas privadas de Ocaña y la región, hizo posible que la literatura de comienzos del siglo XX tuviera características universales, más allá de los estrictamente provincial. El tratamiento estético dado a los temas locales, proyectó a estos escritores nacionalmente. Valga anotar, que el género de la crónica, cultivado con esmero por el presbítero Francisco C. Angarita, Carlos Ceballos Caballero, Emilio A. García Carvajalino, Ciro A. Osorio Quintero y Carmen Eliécer Quintero Torrado, no ha sido superado por las nuevas generaciones. Igualmente ha sucedido con la novela, el cuento y la poesía que siguen circunscritos a estructuras y lenguajes que bien pueden considerarse como deficientes, obviamente con excepciones que son fácilmente detectables después de una atenta lectura de las obras de nuestros contemporáneos.

LITERATURA ACTUAL

Como aconteció en todo el territorio colombiano, el decenio de 1960 marcó un rompimiento radical, desde el punto de vista económico, político y cultural, en la zona de Ocaña. La influencia del marxismo y de las corrientes literarias francesas se extendió desde los centros universitarios de Bogotá hacia la lejana provincia generando inquietudes y replanteamientos en el modo tradicional de concebir la escritura, revaluando los esquemas y temas propios de la poesía y la narrativa. La cuestión social comienza a convertirse en prioridad para los escritores locales así como su participación directa en los sucesos políticos de la época. Empiezan, entonces, a generarse procesos de revaluación sociocultural y estética en el seno de la intelectualidad local y el estudiantado de los colegios de José Eusebio Caro, La Presentación y normales para Señoritas y de Varones. 

Aparecen grupos juveniles de asistencia social que centran su actividad en las primeras barriadas surgidas con las invasiones a tierras urbanas, que se dieron a partir de 1963. Este cambio social e ideológico fue impulsado, especialmente, por estudiantes universitarios de aquella época, concentrados en el Círculo Universitario Ocañero, influenciados por la filosofía marxista, tan en boga en estos años. Con la creación de la Escuela de Bellas Artes, en 1967, el fenómeno se agudiza al llegar desde Bogotá los profesores de teatro, danza, pintura y música, con esquemas estéticos desconocidos totalmente por el medio provinciano que se había tornado cerrado y conservadurista a raíz de la paulatina desaparición de la generación anterior. Sin embargo, sólo hasta comienzos de la década del 70 puede observarse objetivamente el efecto artístico-literario de aquella ruptura. En 1972 se crea en Bogotá el Grupo Escénico de Ocaña que propicia, entre otros eventos, el primer recital de poesía contemporánea de la región y obras de teatro de alto contenido crítico. De esta época datan las incursiones literarias de Mario Javier Pacheco, Oswaldo Carvajalino, Elio Alberto Mendoza, Gabriel Ángel Páez, Rafael Portillo de la Rosa y Jorge Serna. En otros personajes el interés por las letras fue apenas coyuntural. Por primera vez, el público ocañero aprecia la dramaturgia y la poesía contestataria, generándose todo un movimiento cultural en contravía de la tradición conservadurista. Las primeras publicaciones de historia y poesía contemporáneas de Ocaña, datan de los años 70. El 16 de abril de 1986, el profesor Wilson Ramírez y un grupo de cultores fundan el hoy desaparecido Taller El Aleph. Fueron miembros de este grupo, los escritores: Sonia Picón, Fabio Alonso Torrado, Bexy Mendoza, Benjamín Casadiego y Alonso Montagut.

En 1988, aparece la revista Horizontes Culturales, publicada por un grupo de escritores ocañeros, en Bogotá, que reunió a escritores tales como Mario Javier Pacheco, Ciro A. Osorio Quintero (Barranquilla), Ciro A. Lobo Serna, Alfonso Lobo Amaya, Emmanuel Cañarete, Javier Sánchez Carrascal, Alfredo Barriga Ibáñez (Cúcuta), Fernando Iriarte, Gabriel Ángel Páez Téllez (Medellín), Gilberto Núñez Sarmiento (Bucaramanga), Alfredo García Amaya (Aguachica), Raúl Pacheco Ceballos, Euclides Jaime González, Saúl Calle Álvarez, Oswaldo Carvajalino Duque, entre otros. En 1989, sale a la luz pública el primer número del periódico Rizoma en el cual se promueve y difunde la cultura regional. Estos tres proyectos culturales, a los cuales se vincularon poetas, historiadores, cuentistas, ensayistas, pintores, actores y músicos, enmarcan la actividad artístico literaria que comenzaría a generarse en la década de los 90 y en la cual aún transcurre el quehacer intelectual de la región de Ocaña, ensombrecido en buena parte por la ola de violencia que sacude al país. 

La literatura actual de Ocaña y la Provincia, apenas comienza a consolidar equipos de trabajo creativo e investigativo que, básicamente, han centrado su atención en la poesía, el ensayo, el cuento y la historia. Las producciones literarias en géneros como el ensayo, la narrativa y la poesía han decrecido en calidad formal, sobresaliendo apenas un puñado de escritores que desde Ocaña, Cúcuta, Medellín y Bogotá tratan de mantener en alto la tradición culta de la ciudad y de la región. Así mismo, la investigación histórica muestra un retroceso frente a las producciones de generaciones anteriores, sin desconocer que en este campo también existen logros significativos. Este mismo fenómeno se observa en la literatura nortesantandereana, en general, que ha decaído ostensiblemente en los últimos decenios, con una que otra excepción. Entre los factores que consideramos negativos para la creación literaria y su debida divulgación regional, departamental y nacional, señalamos el desinterés de los mismos autores por hacer conocer sus obras y el descuido en la formación cultural universal agravado por la falta de la lectura habitual. En este aspecto hay que mencionar la poca o nula atención que las bibliotecas públicas prestan a los programas de lectura implementados desde el Ministerio de Cultura y la indiferencia de muchos docentes del área de español, literatura y ciencias sociales para enfatizar sobre estos temas vitales en el conocimiento del entorno geográfico, social y cultural de Colombia y de la región.

Las nuevas propuestas literarias y los nuevos estudios históricos están, apenas, en etapa de evaluación por parte de los entendidos y de la comunidad que, en últimas, es la que viene a determinar el valor de las obras escritas y su utilidad como herramienta del conocimiento. 

Bajo estos presupuestos, hemos insertado en este estudio la mayor cantidad de autores con obra publicada y unos pocos sin ella, pero que han escrito en revistas o periódicos de la región, siendo considerados por la comunidad, generalmente, como escritores. Como siempre suele suceder en estos casos, que involucran la mención de nombres y de obras, es posible que se nos hayan escapado algunos autores o le reseña de libros. Recurrimos a nuestros archivos privados y a los fondos bibliográficos de las bibliotecas públicas de Ocaña, así como a las oportunas informaciones de nuestros colegas en Cúcuta, quienes nos hicieron llegar libros y datos biográficos muy valiosos.

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