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miércoles, 10 de agosto de 2016

DESFILE DE LOS GENITORES, UN PATRIMONIO INMATERIAL EN RIESGO



Desde 1959 el Desfile de los Genitores ha constituido un hito en los festejos tradicionales del pueblo ocañero, llegando con el tiempo a ser declarado por Ley de la República, como Patrimonio Cultural de los Colombinos.

Sus artísticas carrozas y las comparsas que integran este espectáculo de historia, arte y colorido, narran la historia de Ocaña desde la época prehispánica hasta entrado el siglo XX, como si se tratara de un mágico libro abierto cuyas páginas nos muestran hechos destacados, personajes, leyendas y tradiciones heredadas de los antepasados.



Fue creador del certamen el profesor y artista Carmen Eliécer quintero Torrado, y en su desarrollo estuvieron el compositor Alfonso Carrascal Claro, José Antonio Patiño, Carlos Torrado y otros ciudadanos amantes de su tierra y sus valores. Suspendido en algunos períodos, por fallecimiento de algunos de sus impulsores, como Quintero y luego Álvaro Carrascal Pérez, el Desfile de los Genitores fue acogido por la Cámara de Comercio de Ocaña y luego, en 1991 se creó la Corporación Cultural y Artística Desfile de los Genitores que hoy es la encargada de su organización.

Lamentablemente, los recursos para su puesta en marcha, cada año escasean y la Corporación hace ingentes esfuerzos para lograr mantenerlo con el apoyo del Ministerio de Cultura, la Gobernación de Norte de Santander y los alcaldes de Ocaña. Ello, sin embargo, no basta para lograr poner en movimiento cerca de 800 personas que participan en el evento.

El Desfile de los Genitores es el evento cultural más destacado de Norte de Santander, generado un considerable flujo turístico y diamizando la economía hacia finales de cada año. Como todas las cosas buenas que se hacen, tiene sus detractores y sus enemigos gratuitos que, a veces, ponen en riesgo la permanencia misma del certamen, como justamente ha ocurrido este año.

Por ello, los ocañeros deben preguntarse si vale la pena o no mantener el Desfile de los Genitores; para ello habrá necesidad de defenderlo y gestionar más recursos para su realización, so pena de que en 2016 se entre en una etapa crítica que solo la voluntad popular podrá superar, colaborando con la Junta Directiva de la Corporación en cuanto fuere necesario.

Por su importancia, insertamos aquí la separata publicada por el Diario La Opinión de Cúcuta, este año, que resume acertadamente lo que es el desfile de los Genitores y su importancia patrimonial para Ocaña y el Departamento.






martes, 2 de agosto de 2016

200 AÑOS DE NACIMIENTO DE JOSÉ EUSEBIO CARO:


El próximo 5 de marzo de 2017, se estarán celebrando 200 años del nacimiento del poeta romántico, periodista, filósofo y político José Eusebio Caro Ibáñez, quien naciera en Ocaña el 5 de marzo de 1817 y falleciera en Santa Marta el 28 de enero de 1853.

Su vida y obra, representada en publicaciones póstumas, los periódicos en los cuales colaboró o aquellos que fundó, se unen al trasegar dramático de su existencia, a su participación en campañas militares y a la redacción del primer manifiesto oficial del Partido Conservador, junto con Mariano Ospina Rodríguez en 1849.


Destacar y divulgar su vida y su obra literaria durante el bicentenario de su natalicio, es un imperativo para Colombia y, especialmente para el departamento Norte de Santander y la antigua provincia de Ocaña, donde su nombre hace parte de la memoria colectiva a través de instituciones educativas, de bustos y estatuas que se levantaron para perpetuar su legado.

Síntesis biográfica
Por parte materna, José Eusebio Caro fue nieto de don Miguel Ibáñez y Vidal, cartagenero, abogado egresado de la Universidad de Santo Tomás, quien llegó a Ocaña hacia 1785[1]. En la ciudad se desempeñó como Oficial Real y Juez de Puertos de Ocaña. Su relación con la familia Arias, de Ocaña, hizo que se prendara de doña Manuela Agustina de Arias y Rodríguez, con quien casó y tuvo once hijos:
Antonio, casó con doña Mercedes Nariño, hija del Precursor Antonio Nariño; Pedro Alcántara Ibáñez, primer Gobernador de la provincia de Ocaña en 1849; Manuel Ibáñez, militar, fue edecán del Libertador; José Miguel Ibáñez, médico; Vicente Ibáñez, militar, casado con una hija de Domingo Caicedo; Nicolasa, Isabel, Bernardina, Manuela, Carmen (casada en Ocaña con don Manuel María Trigos) y María Josefa Ibáñez Arias.

Estatua de José E. Caro. Plazuela de San Francisco

 Por parte materna, José Eusebio fue nieto de doña Manuela Agustina de Arias y Rodríguez, hija de don Manuel José Arias, quien había llegado a Ocaña desde Valledupar como rematador del estanco de aguardiente, casado con doña Juana de la Cruz Rodríguez Terán, ocañera.

José Eusebio Caro fue hijo de Antonio José Caro y María Nicolasa Ibáñez de Caro. Don Antonio José Caro era descendiente de don Francisco Javier Caro, el primero de su apellido en  Colombia, quien llegó como alto funcionario del Virrey, fue “cartógrafo, y notable poeta picaresco[2]”. Antonio José Caro, su hijo, cultivó la poesía y ocupó cargos administrativos en Bogotá hasta que los sucesos de la revolución de Independencia le hicieron tomar parte en el bando realista al cual se mantuvo firme hasta su muerte. Su militancia le hizo huir de Bogotá y viajar por “Cartagena, La Habana, Puerto Rico, Maracaibo, Riohacha, etc., hasta llegar a Santa Marta”. En sus escapadas viajaba a Ocaña para visitar a Nicolasa, de quien era novio, hasta que es apresado por los patriotas y confinado en la prisión de Mompóx. Relacionado Simón Bolívar en Ocaña con la familia Ibáñez, la joven Nicolasa le pide que interceda por Antonio José, a lo cual Bolívar responde positivamente y trae al novio a Ocaña donde, incluso, sirve de padrino de bodas a Nicolasa y Antonio José[3].

José Eusebio y su familia salen de Ocaña en 1818, radicándose en Santafé. Allí se dedica a estudiar y luego a trabajar en un cargo menor de la Dirección de Crédito Público. Una vez que estalla la guerra civil, se une a las tropas del general Pedro Alcántara Herrán, regresando a su tierra natal el 20 de enero de 1841. Luego, el 11 de agosto, después de haber servido como agente del gobierno para lograr la paz con el jefe de los revolucionarios, Lorenzo Hernández, regresa nuevamente a Ocaña donde permanece durante cinco meses. En su “Diario”, Caro narra los acontecimientos y detalles de su estancia en La Cruz (hoy Abrego) y Ocaña, donde se alojó en casa de su tío político, Manuel María Trigos, quien era dueño de la antigua casona de El Molino[4]. Don Manuel María estaba casado con la tía de José Eusebio, doña Carmen Ibáñez, cuya residencia quedaba cerca de la Plazuela de San Francisco. Para esta época, Caro ya es un poeta conocido en Santafé; sus primeros versos los publica en el periódico La Estrella Nacional (1836); hacia 1845 sus poemas son reconocidos nacionalmente.
Colegio Nacional de José Eusebio Caro, Ocaña

En 1849 Caro redacta, junto con Mariano Ospina Rodríguez, la primera declaración de principios del Partido Conservador.

Durante su vida, Caro no publicó ningún libro. Sólo hasta 1857, ya fallecido, aparece su primera selección de versos.

José Eusebio Caro casó en Santafé con doña Blasina Tovar, el 3 de febrero de 1843, de cuya unión nacieron Miguel Antonio, Eusebio Liborio y Margarita Caro Tovar. Ésta última, casó don Carlos Holguín.

La Academia de Historia de Ocaña y la Asociación Juan C. Pacheco-Vigías del Patrimonio Cultural, comenzaron desde el 14 de diciembre del año anterior, a planificar la efemérides, y durante la asamblea preparatoria del Parlamento internacional de Escritores de Cartagena de Indias, realizada en Ocaña el 13 de mayo de 2016.

Aspiramos que las autoridades nacionales, departamentales y municipales, así como la sociedad civil de Ocaña y las colonias provinciales ocañeras, se unan a esta conmemoración.


[1] Meléndez Sánchez, Jorge. Ilustrados y Bolivarianos. Bogotá: Códice, 2007: 27.
[2] Pabón Núñez, Lucio. “Caro, Ocaña, la guerra y el amor”, en La estampa de un clásico colombiano, Tomo II, Obra Literaria. Bogotá: Publicaciones de la Cámara de Representantes, 1995: 57.
[3] (Id: 57.
[4] Esta casona aún se levanta ruinosa en la orilla derecha del río Tejo, hacia el barrio de La Costa. Durante la Colonia fue un molino de trigo.