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lunes, 30 de mayo de 2011

PUBLICACIONES DE LA REGIÓN DE OCAÑA Y NORTE DE SANTANDER

Folletos, revistas y otras publicaciones institucionales o de autores regionales, han visto la luz desde el pasado año. Muchas de ellas no son conocidas debido a su restringida circulación, pero pueden conseguirse o consultarse en las direcciones que siguen a continuación:

DIARIO LA OPINIÓN, CÚCUTA

Fascículos publicados por el diario La Opinión,
de Cúcuta. Contiene información sobre hechos
relevantes en la historia de Norte de Santander.
Sale con La Opinión los días martes.


Fascículos publicados por el diario La Opinión,
de Cúcuta. Leyendas nortesantandereanas.
Sale con La Opinión todos los jueves.

ASOCIACIÓN "JUAN C. PACHECO", VIGÍAS DEL PATRIMONIO CULTURAL

Cartilla sobre la Convención de Ocaña,
para niños y jóvenes. Distribución gratuita
en el Museo Antón García de Bonilla de Ocaña.
Editor Miguel Páez, Vigías del Patrimonio Cultural.

Cartilla sobre la Columna de la Libertad de los Esclavos,

para niños y jóvenes. Distribución gratuita
en el Museo Antón García de Bonilla de Ocaña.
Editor Miguel Páez, Vigías del Patrimonio Cultural.


PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE CULTURA

Estas tres publicaciones fueron realizadas por el Ministerio de Cultura como parte de la estrategia para promover las RUTAS DEL BICENTENARIO DE LAS INDEPENDENCIAS.

Para el caso de la RUTA DE LA GRAN CONVENCIÓN, los ejemplares fueron entregados a las alcaldías municipales de El Carmen, Río de Oro, Ocaña, La Playa de Belén y Ábrego. Por ello son poco conocidas por la comunidad y sólo unos cuantos ejemplares circulan por ahí.









Debemos señalar que hasta la fecha, los proyectos del CENTRO MUNICIPAL DE MEMORIA Y LA RUTA DE TURISMO CULTURAL DE LA GRAN CONVENCIÓN, no han obtenido la debida atención por parte de los alcaldes de la región, desperdiciándose el esfuerzo que el Ministerio de Cultura hizo para fortalecer el turismo cultural en la zona.

SOCIEDAD SANTANDERISTA DE NORTE DE SANTANDER

La Sociedad Santanderista de Norte de Santander, con sede en Cúcuta, está presidida por el académico Luis Eduardo Lobo Carvajalino. Su propósito es la investigación y divulgación de la vida y obra del General Francisco de Paula Santander. Es filial de la Sociedad Santanderista de Colombia que dirige doña Cecilia Fernández de Pallini.

En Ocaña, durante la celebración del III Encuentro de Historiadores del Gran Santander, se creó el CAPÍTULO OCAÑA de esta importante institución.

Edición Nº 1 de esta revista académica.
Distribución en Cúcuta.


sábado, 28 de mayo de 2011

JULIO JIMÉNEZ Y GÓMEZ-CHAMORRO, NUEVO ACADÉMICO DE OCAÑA

La Academia de Historia de Ocaña nombró como nuevo Miembro Correspondiente a Don Julio Jiménez y Gómez-Chamorro, académico toledano, miembro de la Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, en sesión celebrada el día 26 de mayo del año en curso.

La siguiente es su reseña biográfica:


D. Julio Jiménez y Gómez-Chamorro, nació en Toledo el día 16 de abril de 1977. Hijo de D. Jesús Jiménez de Arechaga y López Tofiño y de Dª. Julia Gómez-Chamorro de Espinosa Aguirre. 

Archivero director adjunto del Archivo Histórico Municipal de la Muy Noble, Leal y Coronada villa de Ocaña. 

Académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Licenciado en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha, en el año 2000, con la máxima calificación, en cuya Facultad de Letras culminó sus estudios de Doctorado. 

Doctorando en Historia Moderna fue contratado como Investigador de Universidad en la Facultad de Letras de Ciudad Real. 

 Don Julio Jiménez y Gómez Chamorro

En 2003, es nombrado Investigador postgraduado del Instituto de Historia en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); miembro de la Fundación Española de Historia Moderna. Consultor y Técnico en Patrimonio Histórico cultural, es asesor histórico e investigador especialista en Historia Moderna de España, experto en Paleografía, Epigrafía y Diplomática. Amplia experiencia investigadora, catalogación documental y formación de Bases de Datos en el campo de la Bibliometría histórica, como queda de manifiesto en el Página web impulsada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, Modernitas Citas, en colaboración con el Centro de Documentación del CSIC y la Universidad Carlos III de Madrid. Su actividad científica se centra en torno a la temática Administración y Gobierno Municipal, Nobleza, élites y órdenes militares especialmente en lo concerniente a la Orden de Santiago y al municipio de Ocaña durante los siglos XV al XVIII. Línea historiográfica bien aceptada por la comunidad científica y por la que cuenta con multitud de publicaciones en Congresos, internacionales y nacionales, reuniones científicas y Seminarios, destacando su participación como ponente y comunicante en Universidades como la de Lisboa (2011) Granada (2010) Santiago de Compostela (2009) Córdoba (2006) Gijón y Pamplona (2005), Málaga y Córdoba (2005) o en la Universidad Complutense de Madrid (2004). Es Oficial del Ejército de Tierra, Reservista Voluntario, con destino en el Instituto de Historia y Cultura Militar del Cuartel General de Madrid, con plaza de Alférez-Teniente conservador de Museos, Archivos y Bibliotecas. Colaborador del Museo General Militar y de la Revista de Historia Militar. Titulado militar en Armamento, Heráldica, Vexilología, y Fortificaciones y poliercética. 

Relacionado con su actividad museística y museológica destaca su labor como Comisario del Museo Arqueológico Municipal de Ocaña o de la Exposición “El Escorial en la Villa. El Cristo de Ocaña de Lucas Jordán”. En sesión ordinaria del pasado 9 de junio fue nombrado Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, avalando su candidatura los Ilmos. Sres. académicos D. Julio Porres Martín-Cleto, D. Julio Porres de Mateo y Monseñor Rvdo. P. D. Jaime Colomina.  

 Es Caballero postulante en  la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, en su Capítulo Noble de Castilla y León de la Lugartenencia Occidental; y miembro profeso del Capítulo de Caballeros del Capítulo Hispanoamericano del Corpus Christi de Toledo.

viernes, 27 de mayo de 2011

AGUACHICA, PRIMERA MONOGRAFÍA

Con motivo de cumplirse 315 años del fallecimiento de DonAntón García de Bonilla, destacado encomendero ocañero, descendiente del primer Antón que vino con el fundador Francisco Hernández en 1570, algunas personalidades de Aguachica (Cesar) han querido instituir como día significativo para este municipio del sur del Cesar, el día 31 de mayo, como quiera que el deceso del encomendero se produjo ese día, en el año de 1696.

Para la recuperación de la memoria histórica de nuestros hermanos aguachiquenses, este debe ser un motivo válido para iniciar en serio las investigaciones que conduzcan a escribir la verdadera historia municipal, sobre la cual existen muchas versiones y se tejen hipótesis que no han encontrado respaldo en las fuentes primarias, hasta el momento.

Saludamos con beneplácito a los amigos Licenciado Lemis Cáceres, rector del Colegio de Nuestra Señora del Carmen, a la profesora Ruth Carreño y demás docentes, al grupo integrado, entre otros por Don José Nelson Rodríguez y el amigo Nasser, a quienes instamos para que continúen su lucha por la cultura de Aguachica con el mismo empeño en que ya lo han hecho en otras oportunidades.

Insertamos aquí la Monografía de Aguachica escrita por el padre Gabino Antonio Courvel Núñez, en la revista Hacaritama de nuestra Academia, entre 1946 y 1947, advirtiendo que su contenido, en materia historiográfica relativa a la fundación, debe ser corroborada por las fuentes primarias a las cuales no tuvo el citado sacerdote acceso en aquella época.

Si  embargo, estos textos, unidos a La Floresta de Santa Marta (escrito en 1739), la Peregrinación de Alpha, de Manuel Ancízar (1851), Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña, de Justiniano J. Páez (1924), La Tiera de Don Antón (1989), cuyo autor es el historiador Jorge Meléndez Sánchez y otras fuentes cuya rigurosidad debe evaluarse, nos pueden permitir elaborar algunos ensayos históricos que acerquen a los jóvenes y niños de Aguachica a su historia.




















miércoles, 25 de mayo de 2011

REFLEXIONES SOBRE LA CIUDAD

Por Luis Eduardo Páez García
Seguramente usted, amigo lector, no se ha detenido a pensar sobre la ciudad que habita y en la cual, diariamente, se desarrolla su existencia, la de su familia, la de sus amigos y la de sus otros semejantes.

Ocaña en 1940

Hace unos 50 años, sólo éramos un poco más de 24 mil personas que habitábamos un espacio reducido, limitado al norte por los barrios de El Llano y las Llanadas, al sur por el Carretero y Villanueva, al oriente por la Piñuela y al occidente por la Costa y el Tejarito. Pocos vehículos transitaban por las empedradas calles, los señores vestían traje completo, con saco y corbata, las damas eran elegantes y hogareñas y la muchachada, concentrada en los colegios y escuelas de entonces, poseía un nivel cultural que hoy echamos de menos.

El centro histórico


En las noches o en las madrugadas, sólo interrumpía el silencio la hoy casi desaparecida serenata, interpretada al son de tiples y guitarras. Si bien la vida no era paradisiaca, al menos la pequeña ciudad gozaba de un encanto y de una paz que permitía el desarrollo de surtidos comercios, del cine, del radioteatro y de la lectura de varios periódicos escritos con decoro y altura. Sobre el espinazo de la cordillera y en los municipios vecinos, se concentraba el quehacer agrícola que surtía la ciudad.

Los ríos Tejo y Algodonal todavía discurrían sin la feroz contaminación de hoy. Se leía en los hogares y en la escuela, se aprendía y se ganaba el derecho a la universidad a donde llegaban nuestros jóvenes con lujo de competencias. En 1963, a raíz de la primera invasión a tierras urbanas, comenzó a modificarse el esquema urbano y las invasiones alargaron la ciudad hacia el norte, el oriente y el occidente.

No supo la dirigencia política planificar el desarrollo y en la medida en que empezó a operar el fenómeno de la violencia y a producirse los primeros desplazamientos hacia la cabecera municipal, se alteró la coexistencia y el tejido social inició un vertiginoso proceso de deterioro que todavía se observa. La educación se masificó y con ello se fue al traste su calidad; los comerciantes o las personas que poseían capacidad de inversión tuvieron que abandonar la ciudad para evitar la muerte, el secuestro o la extorsión.

Nuevos comportamientos culturales iniciaron la suplantación de nuestras tradiciones y costumbres. Y lo más grave, la dirigencia política y social, caracterizada antes por su ilustración, empezó a ser víctima también de la nueva cultura de lo banal, de lo corrupto, de las alianzas con los nuevos ricos que obtenían sus fortunas en los nefastos negocios del narcotráfico.

Comenzó lo que José Martín Barbero llama la desterritorialización. Es decir, la ocupación moderna de la ciudad por centenares de personas que no la sienten como propia y donde las relaciones sociales se tornan cada vez más lejanas haciendo que los nativos opten por buscar sectores cerrados (urbanizaciones) donde aislarse de una masa que todo lo destruye con tal de lograr sus propios objetivos de supervivencia.

Plano actual de Ocaña. Véase en la parte
inferior el àrea azul correspondiente al centro

Veamos uno de los balances de Martín Barbero: “Habitamos una ciudad en la que la clave ya no es el encuentro sino el flujo de la información y la circulación vial. Hoy una ciudad bien ordenada es aquélla en la cual el automóvil pierda menos tiempo. Como el menor tiempo se pierde en línea recta, la línea recta exige acabar con los recodos y las curvas, con todo aquello que estaba hecho para que la gente se quedara, se encontrara, dialogara o incluso se pegara, discutiera, peleara. Vivimos en una ciudad "invisible" en el sentido más llano de la palabra y en sus sentidos más simbólicos. Cada vez más gente deja de vivir en la ciudad para vivir en un pequeño entorno y mirar la ciudad como algo ajeno, extraño. La vida va por un lado y el sentido por otro; a más información, menos sentido menos significado tienen para nosotros los acontecimientos como diría Baudrillard. Lógica perversa, según la cual estar enterados de todo equivale a no entender nada”.

De aquella ciudad de hace 50 años, ¡sólo quedamos unos pocos sobrevivientes! (Publicado en el semanario La provincia. Edición 227. Ocaña, 25 de mayo de 2011).

sábado, 21 de mayo de 2011

NUESTRA GENTE

GUIDO PÉREZ ARÉVALO: UNA VOCACIÓN Y UNA CONVICCIÓN

“El libro de Justiniano, tu abuelo, es el punto de partida para estudiar la provincia de Ocaña”, me decía Guido hace ya unos largos años  atrás. Yo conocí a los playeros cultos desde que tuve memoria histórica y allí tuvo cabida el abogado y escritor Guido Pérez cuando “Noticias Playeras”, no era simplemente un periódico  provincial, sino la expresión de una raza altiva.

El culpable de aquella publicación era, justamente, Guido Pérez Arévalo. Adelantó investigaciones sobre su solar nativo y publicó textos que hoy son de obligatoria consulta para quienes aspiren desentrañar la historia de La playa de Belén. Como buen conservador, fue parte del engranaje político de entonces, sin perder sus muy bien logrados conceptos historiográficos.

Hoy, es uno de los historiadores reconocidos en Norte de Santander y  me precio de su amistad sincera.


 
Nació en La Playa de Belén, Norte de Santander. Adelantó sus estudios de educación primaria en el seminario de los Padres Dominicos en Bogotá y los de bachillerato en el Gimnasio Académico de la misma ciudad. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Bogotá, donde le fue otorgado el título de abogado. Fijo su residencia en el municipio de Chinácota a partir de 1995.

Fue Director Regional del Icetex, Gerente de Ifinorte, Secretario de Agricultura y Secretario de Hacienda Departamental. En esta época fue encargado de la Gobernación del N. de S. en tres oportunidades. Posteriormente fue contratado como Consultor de Naciones Unidas, adscrito a la Aerocivil en la ciudad de Bogotá.

En la década de los años ochenta participó en la actividad política. Fue concejal de La Playa de Belén, Diputado a la Asamblea del Norte de Santander y Representante a la Cámara.

En 1990 se retiró de la actividad política y se dedicó a la cátedra universitaria. Fue Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre en Cúcuta y catedrático, durante varios años, de Régimen Político Departamental y Municipal. Ha sido catedrático y actualmente dirige la Extensión y CREAD de la Universidad Francisco de Paula Santander en Chinácota.

Tiene a su cargo las cátedras de Constitución Política y Curso Institucional. Es Miembro de Número de la Academia de Historia de Norte de Santander, Presidente del Centro de Historia de Chinácota y Miembro de la Sociedad Bolivariana, Capítulo de Cúcuta. El Presidente de la Academia de Historia de Ocaña, le informó en el año 2003 que había sido aceptado como Miembro Correspondiente.


 
Ha publicado cuatro interesantes libros: La Playa de Belén, Barriletes, un estudio sobre el Colegio San Luis Gonzaga, de Chinácota y Temas de Historia.; el primero es una monografía, el segundo una recopilación de artículos publicados en periódicos y revistas, el tercero la historia de este prestigioso plantel, y el cuarto, que vio la luz en 2009, una juiciosa recopilación documentaria sobre las poblaciones de la región de Ocaña, tomada del Archivo Eclesiástico de Santa Marta . Publica artículos, ocasionalmente, en el Diario "La Opinión" y en la Gaceta Histórica de la Academia de Historia del Norte de Santander.

Es el creador y director de www.chinacota.com/ y www.laplayadebelen.org, páginas web que le permiten mostrar al mundo la cultura del maravilloso entorno del Norte de Santander. Y es solidario, y es controversial, y es honesto cuando se trata de abordar las temáticas propias de su región.

Y se casó con Irma, para quien tengo mis más profundos afectos ocañeros!

ARTISTAS DE LA REGIÓN DE OCAÑA

ALBERTO RAMÍREZ QUINTERO

El 10 de julio de este año, mi viejo amigo “Beto” Ramírez, cumplirá 10 años de su trágica partida. Compositor e intérprete nacido en Ocaña el 18 de diciembre de 1945 y fallecido en la misma ciudad el 10 de julio de 2001, “Beto” fue, sin duda alguna, una de esas personalidades excepcionales que en la tierra de José Eusebio Caro se dan, pese a todo.


 
Una biografía sintética de Ramírez Quintero, sería esta:

Hijo de Tulio Ramírez Varón y Edilma Quintero de Ramírez. Hizo estudios en el Colegio Biffi de Barranquilla.

Su afición por la música data de la época juvenil cuando aprendió a tocar piano y acordeón bajo la influencia de su madre, amante de las bellas artes. Las composiciones de Ramírez Quintero se enmarcan en el folclor  intermedio andino y vallenato, muy típico del panorama artístico de la región de Ocaña en los últimos cincuenta años.

Participó Alberto Ramírez del Conjunto de Danzas Folclóricas “Tarigua”, que fundara en 1960 Alfonso Carrascal Claro. Alternó su actividad artística con el ejercicio  del comercio. Fue miembro de la Cámara de Comercio de Ocaña, de la Corporación de Jesús Cautivo, organizador y participante del Desfile de los genitores y suplente al Concejo Municipal de Ocaña.

Su entrañable y desinteresado amor por el terruño le valieron un destacado puesto en la dirigencia cívica local.

Obras musicales: Añorando a Ocaña (paseo), grabado por la Orquesta Unidad Latina; Ocañero vallenato (paseo), interpretado por el Trío Los Padrinos. Nostalgia (pasaje), Zamira (pasaje), El verano (joropo), La de ojos negros (bambuco), y otras.

Me unió con “Beto Ramírez” una antigua amistad que se remontaba a nuestras respectivas familias desde hace mucho tiempo atrás. El “ocañero vallenato”, como él mismo se denominaba, se crió en Barranquilla al lado de su tía Araminta Quintero de Montaño y por esos lares caribes se fue apegando a los acordes de una música distinta a la andina que con afecto cultivó su tierna madre, Edilma, una de las pocas pianistas de la Ocaña de los años 30 y 40, junto con Marielena Morales de Prince. Y se apegó, luego Alberto a los aires de la tierra vallenata hasta tal punto que se convirtió en uno de los pocos expertos en la materia, junto con Marinita Quintero y Alejandro Gutiérrez de Piñeres, la primera en Medellín y el segundo en Cali.

Asistía con religiosa devoción a los Festivales vallenatos, en Valledupar y se metió tanto en esos aires que los mismos compositores cesarenses le guardaron siempre un afecto especial.

Tuve la fortuna de interpretar con Beto Ramírez algunas melodías. Él al piano y yo con la guitarra que recién tocaba como uno de los primeros alumnos de la Escuela de Bellas Artes “Jorge Pacheco Quintero” que hoy, algún zafio, de esos malos hijos de Ocaña, despojó de su nombre fundacional.

“Beto” Ramírez cultivó la música con amor y dedicación. Tocaba el piano, componía y sufría la tragedia del artista que se mueve entre los amores frustrados y la realidad amarga de la soledad. Algunas de sus composiciones así lo reflejan, al igual que Alfonso Carrascal Claro, cuya brújula marcó muchos nortes pero siempre la barca fue al garete de los procelosos mares del sur.

Y, como en las tragedias clásicas, un día “Beto” Ramírez decidió abandonar los predios terrenales y partió hacia la eternidad por su propia voluntad, dejando huérfanos a los fervientes seguidores de la festividad de Jesús Cautivo, en el barrio de El Carretero, a los Nazarenos y a muchos ocañeros humildes que recibieron de su generosa mano alivio para sus necesidades. La muerte de Alberto Ramírez Quintero nos afectó a todos y dejó un vacío que hoy todavía nos conmueve y nos afecta.

Alberto Ramírez y su hermana Anita

 
Sean estas breves líneas, un homenaje a su memoria, a su delicada madre, doña Edilma Quintero de Ramírez, a sus hermanos, Eduardo, Hugo y Anita, y sus estimados hijos; a los amigos que siempre le recordarán cuando las notas alegres o nostálgicas de esos viejos vallenatos recorran la tierra andina del Hacaritama.

COMENTARIOS CRÍTICOS


ALGUNOS COMENTARIOS CRÍTICOS 
ACERCA DE LA LITERATURA EN LA REGIÓN DE OCAÑA

(Tomado de la obra Historia de la Literatura en la Región de Ocaña, Siglos XVIII a XXI. Luis Eduardo Páez García. Jaguar Group Producciones. Bogotá, 2011).

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE NUESTRA LITERATURA TRADICIONAL
1.- Excelente manejo del idioma.
2.- Formación humanística de los autores
3.- Erudición y, consecuencialmente, obra poligráfica
4.- Universalismo 

La formación en los colegios de Ocaña, especialmente el de José Eusebio Caro, bajo la orientación de los jesuitas, primero, y luego con una nómina de profesores y rectores de altísimas calidades intelectuales, así como en el Seminario dirigido por los Eudistas, produjo como resultado un alto índice de cuentistas, novelistas, poetas, ensayistas, cronistas e historiadores cuyas primeras producciones aparecieron en sueltos publicados en los centros educativos y en la prensa regional y nortesantandereana de las décadas de 1920 a 1950. 

La constante lectura y luego la formación universitaria de la mayoría de estos exponentes de las letras, permitió un excelente manejo idiomático y que abordaran con propiedad temas tan diversos como la administración pública, la crítica literaria y artística, a la par que escribían poemas, cuentos, novelas y estudios históricos. El conocimiento de los autores españoles, franceses e italianos, cuyas obras eran frecuentes en las bibliotecas privadas de Ocaña y la región, hizo posible que la literatura de comienzos del siglo XX tuviera características universales, más allá de los estrictamente provincial. El tratamiento estético dado a los temas locales, proyectó a estos escritores nacionalmente. Valga anotar, que el género de la crónica, cultivado con esmero por el presbítero Francisco C. Angarita, Carlos Ceballos Caballero, Emilio A. García Carvajalino, Ciro A. Osorio Quintero y Carmen Eliécer Quintero Torrado, no ha sido superado por las nuevas generaciones. Igualmente ha sucedido con la novela, el cuento y la poesía que siguen circunscritos a estructuras y lenguajes que bien pueden considerarse como deficientes, obviamente con excepciones que son fácilmente detectables después de una atenta lectura de las obras de nuestros contemporáneos.

LITERATURA ACTUAL

Como aconteció en todo el territorio colombiano, el decenio de 1960 marcó un rompimiento radical, desde el punto de vista económico, político y cultural, en la zona de Ocaña. La influencia del marxismo y de las corrientes literarias francesas se extendió desde los centros universitarios de Bogotá hacia la lejana provincia generando inquietudes y replanteamientos en el modo tradicional de concebir la escritura, revaluando los esquemas y temas propios de la poesía y la narrativa. La cuestión social comienza a convertirse en prioridad para los escritores locales así como su participación directa en los sucesos políticos de la época. Empiezan, entonces, a generarse procesos de revaluación sociocultural y estética en el seno de la intelectualidad local y el estudiantado de los colegios de José Eusebio Caro, La Presentación y normales para Señoritas y de Varones. 

Aparecen grupos juveniles de asistencia social que centran su actividad en las primeras barriadas surgidas con las invasiones a tierras urbanas, que se dieron a partir de 1963. Este cambio social e ideológico fue impulsado, especialmente, por estudiantes universitarios de aquella época, concentrados en el Círculo Universitario Ocañero, influenciados por la filosofía marxista, tan en boga en estos años. Con la creación de la Escuela de Bellas Artes, en 1967, el fenómeno se agudiza al llegar desde Bogotá los profesores de teatro, danza, pintura y música, con esquemas estéticos desconocidos totalmente por el medio provinciano que se había tornado cerrado y conservadurista a raíz de la paulatina desaparición de la generación anterior. Sin embargo, sólo hasta comienzos de la década del 70 puede observarse objetivamente el efecto artístico-literario de aquella ruptura. En 1972 se crea en Bogotá el Grupo Escénico de Ocaña que propicia, entre otros eventos, el primer recital de poesía contemporánea de la región y obras de teatro de alto contenido crítico. De esta época datan las incursiones literarias de Mario Javier Pacheco, Oswaldo Carvajalino, Elio Alberto Mendoza, Gabriel Ángel Páez, Rafael Portillo de la Rosa y Jorge Serna. En otros personajes el interés por las letras fue apenas coyuntural. Por primera vez, el público ocañero aprecia la dramaturgia y la poesía contestataria, generándose todo un movimiento cultural en contravía de la tradición conservadurista. Las primeras publicaciones de historia y poesía contemporáneas de Ocaña, datan de los años 70. El 16 de abril de 1986, el profesor Wilson Ramírez y un grupo de cultores fundan el hoy desaparecido Taller El Aleph. Fueron miembros de este grupo, los escritores: Sonia Picón, Fabio Alonso Torrado, Bexy Mendoza, Benjamín Casadiego y Alonso Montagut.

En 1988, aparece la revista Horizontes Culturales, publicada por un grupo de escritores ocañeros, en Bogotá, que reunió a escritores tales como Mario Javier Pacheco, Ciro A. Osorio Quintero (Barranquilla), Ciro A. Lobo Serna, Alfonso Lobo Amaya, Emmanuel Cañarete, Javier Sánchez Carrascal, Alfredo Barriga Ibáñez (Cúcuta), Fernando Iriarte, Gabriel Ángel Páez Téllez (Medellín), Gilberto Núñez Sarmiento (Bucaramanga), Alfredo García Amaya (Aguachica), Raúl Pacheco Ceballos, Euclides Jaime González, Saúl Calle Álvarez, Oswaldo Carvajalino Duque, entre otros. En 1989, sale a la luz pública el primer número del periódico Rizoma en el cual se promueve y difunde la cultura regional. Estos tres proyectos culturales, a los cuales se vincularon poetas, historiadores, cuentistas, ensayistas, pintores, actores y músicos, enmarcan la actividad artístico literaria que comenzaría a generarse en la década de los 90 y en la cual aún transcurre el quehacer intelectual de la región de Ocaña, ensombrecido en buena parte por la ola de violencia que sacude al país. 

La literatura actual de Ocaña y la Provincia, apenas comienza a consolidar equipos de trabajo creativo e investigativo que, básicamente, han centrado su atención en la poesía, el ensayo, el cuento y la historia. Las producciones literarias en géneros como el ensayo, la narrativa y la poesía han decrecido en calidad formal, sobresaliendo apenas un puñado de escritores que desde Ocaña, Cúcuta, Medellín y Bogotá tratan de mantener en alto la tradición culta de la ciudad y de la región. Así mismo, la investigación histórica muestra un retroceso frente a las producciones de generaciones anteriores, sin desconocer que en este campo también existen logros significativos. Este mismo fenómeno se observa en la literatura nortesantandereana, en general, que ha decaído ostensiblemente en los últimos decenios, con una que otra excepción. Entre los factores que consideramos negativos para la creación literaria y su debida divulgación regional, departamental y nacional, señalamos el desinterés de los mismos autores por hacer conocer sus obras y el descuido en la formación cultural universal agravado por la falta de la lectura habitual. En este aspecto hay que mencionar la poca o nula atención que las bibliotecas públicas prestan a los programas de lectura implementados desde el Ministerio de Cultura y la indiferencia de muchos docentes del área de español, literatura y ciencias sociales para enfatizar sobre estos temas vitales en el conocimiento del entorno geográfico, social y cultural de Colombia y de la región.

Las nuevas propuestas literarias y los nuevos estudios históricos están, apenas, en etapa de evaluación por parte de los entendidos y de la comunidad que, en últimas, es la que viene a determinar el valor de las obras escritas y su utilidad como herramienta del conocimiento. 

Bajo estos presupuestos, hemos insertado en este estudio la mayor cantidad de autores con obra publicada y unos pocos sin ella, pero que han escrito en revistas o periódicos de la región, siendo considerados por la comunidad, generalmente, como escritores. Como siempre suele suceder en estos casos, que involucran la mención de nombres y de obras, es posible que se nos hayan escapado algunos autores o le reseña de libros. Recurrimos a nuestros archivos privados y a los fondos bibliográficos de las bibliotecas públicas de Ocaña, así como a las oportunas informaciones de nuestros colegas en Cúcuta, quienes nos hicieron llegar libros y datos biográficos muy valiosos.