Por Luis Eduardo Páez García
La fiesta del Corpus se originó en la Edad Media, gracias a
la religiosa Juliana de
Cornillon, quien promovió la
idea de realizar una celebración en torno al cuerpo y la sangre de Cristo que
se simboliza en la Eucaristía. En 1246 se lleva a cabo la primera celebración
en la Diócesis de Lieja, Bélgica. Uno de sus propósitos fundamentales fue el de
contrarrestar las herejías que señalaban que la transubstanciación era una
mentira de la iglesia.
“El
8 de septiembre de 1264 el papa Urbano IV oficializa la celebración, con la
bula Transiturus hoc mundo. “A Santo
Tomás de Aquino se le
encarga preparar los textos para el Oficio y Misa propia del día, que
incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua (y su parte final Tantum Ergo), Lauda
Sion, Panis angelicus, Adoro te devote o Verbum Supernum Prodiens”.
“En
el Concilio
de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el
cortejo procesional en el interior de los templos e incluso indicará el lugar
que deberán ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile.
“En
el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición
del Santísimo Sacramento. Pero el gran espaldarazo vendrá dado por el papa Nicolás V, cuando en la festividad del Corpus
Christi del año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las
calles de Roma.
En muchos lugares es una
fiesta de especial relevancia. En España existe el dicho popular: Tres
jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día
de la Ascensión,
lo que da idea del arraigo de esta fiesta.
Las
celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo
de Cristo se exhibe en una custodia”.
Al
virreinato de la Nueva Granada la festividad llegó de España con los
conquistadores, propagándose en todas las fundaciones de los siglos XVI y XVII,
entre las que se cuenta Ocaña.
Fiestas del Corpus Christi
en la catedral de Bogotá. Grabado de La Corte, 1870
El
impacto de este certamen religioso en las comunidades de España, ha hecho que
se la declare como Patrimonio, como en el caso de Toledo, donde es fiesta de Interés Turístico Internacional,
y la población de Ponteareas
(Pontevedra).
Celebración del
Corpus en Toledo (España)
En la ciudad de Ocaña, los festejos religiosos que tienen
su origen en la Colonia, son: La fiesta de Reyes, la Semana Santa, la
festividad de la Virgen de Torcoroma, la fiesta de la Cruz de Mayo y el Corpus
Christi, todas ellas documentadas en los archivos regionales o publicaciones
del siglo XVIII y XIX.
Monseñor Manuel Benjamín Pacheco, en su Monografía eclesiástica, señala que la Cofradía del Santísimo Sacramento,
encargada de esta festividad, es muy
antigua, pero que no existe en los archivos parroquiales fecha exacta de su
fundación: “En el libro de cuentas de la Cofradía que data de 1707 aparecen ya
autos de visitas de del Ilmo. Sr.
Martínez de Gaioso y de otros prelados que le sucedieron, así como también que
en aquella época figuraba como Mayordomo de la Cofradía Francisco de Quevedo”
(p.322).
Por su parte, el Dr. Alejo Amaya, autor de Los Genitores, al relatar las fiestas
religiosas tradicionales de Ocaña, escribe:
“Además de la fiesta de los
Santos Reyes, que desde los más remotos tiempos de su historia celebraban los
neomadrileños con representaciones teatrales que, mutatis mutandis, venían a ser sobre poco más o menos lo que hasta
hace algunos años veíamos aún en la clásica fecha los ocañeros de hoy,
celebraban también pomposamente la solemnísima del Corpus, de tal modo que su suntuosidad, entusiasmo y variadísimas diversiones, apenas si nos han llegado como
un leve remedo a lo de la generación presente, las danzas ridículas y los diablitos que, por fortuna nuestra,
parecen desaparecidos totalmente. No así
en los tiempos dichosos en que doña Juana Lázaro Velásquez, viuda de don Pedro
Sánchez Barriga, oriundo de Sanlucar de Barrameda, casada después con don Juan
Sánchez de Hermosilla, era mayordoma de fábrica como si dijéramos, porque
siéndole su señor marido, en el asunto de la fiesta mandaba ella como tal y
hacía de su dinero, que era mucho, lo que se le antojaba para darle suntuosidad
extraordinaria” (P. 224).
Desde muchos días antes del que
marcaba el calendario para la pomposa fiesta, empezábanse los preparativos que,
para doña Juana, consistían principalmente en revisar o hacer nuevos vestidos
para los indios, diablos, dragones y demás alimañas que debían exhibirse en la
plazas o calles, en cuidar de que los altares resultasen sorprendentes por el
lujo y la composición y en dejar contento a todo el mundo, cosa por otra parte
bien difícil y, para los demás del señorío, en particular para las damas, en
prepararse riquezas y emperejilamientoss que les diere realce y hermosura en la
fastuosa procesión y en los festejos y saraos que como consecuencia le seguían.
Entre repiques y petardos que
hacían saltar de gozo el corazón, llegaba por fin la fiesta ambicionada. Desde
el amanecer trabajaban como hormigas en las cuatros esquinas de la plaza
principal, multitud de chapetones y de criollos que sudaban el quilo
transponiendo montañas, con sus grutas sombrías, sus fuentes murmurantes, sus
faunas y sus flores, edificando ermitas y suntuosas basílicas de arquitectura
caprichosa y de dorada cúpula o bellos tabernáculos de musgos y festones en los
cuales lucían con profusión deslumbradora, sedas y brocados y los más ricos
adornos de las casas nobles de la urbe…
Salía la procesión. Con pausas
solemnísimas iniciaba la marcha el Justicia mayor de la ciudad, llevando con
orgullo el estandarte seda y oro de la cofradía del sacramento. Caminaban
detrás los Cabildistas, rígidos entre sus casacas de raso negro galoneadas, con
sus albas pecheras de encaje, el calzón ajustado sobre el nacimiento de la
musculosa pierna, las medias de seda y los zapatos de paño con hebilla,
sosteniendo entre las manos enguantadas lo soportes del pali bajo el cual
aparecía como un nimbo de albura inmaculada, la blanca y temblona cabeza del
cura Rincón, que mantenía entre las suyas la custodia…
Terminada la fiesta religiosa,
daba comienzo los divertimentos y solaces para el pueblo, y aquí de las
sorpresas y espectáculos preparados con cariñoso interés por doña Juana Lázaro
Velásquez. Ya eran partidas de feroces Chimilas
que asaltaban amenazando con sus envenenados dardos a los aristocráticos grupos
de señoras que salían en animada charla desde e templo; ya ataques que los
mismos indómitos indios simulaban en medio de la plaza y en los cuales aparecía
siempre como víctima algún Obispo o Ministro de Dios; ya los dragones
espantables que se posaban con sus horribles saltos en medio de los chiquillos,
aterrándolos, o los picarescos o malvados diablos con su colas cerdosas y sus
enormes cuernos, que perseguían a empaquetados usureros entre las risas y aplausos
de las gentes”. (226).
Documento del Archivo
eclesiástico de Ocaña
Sobre la fiesta del
Corpus
Este valioso documento del Archivo Eclesiástico de Ocaña,
que reproducimos, gracias a la gentileza del maestro José Miguel Navarro Soto,
data del 6 de junio de 1809, y a la letra dice:
Don Luis Álvarez Guedes, Presbít°
Vicario Juez Ecc c° de esta
ciudad
De Ocaña y su jurisdicción
Certifico en la debida forma: Que
Da. Juana Lazaro Belasquez, en tiempo de su primera viudedad cuando obtuvo la Cofradía
de Ntro Amo y Señor Sacramentado, se advirtió en ella una gran vigilancia, zelo
y esmero en el cumplimiento de su obligación, como hasta ahora se conservan la
mayor parte de sus obras y paramentos, como un palio y (¿) de terciopelo carmesí, guarnecido en plata,
y flecos, un viso dorado, manteles de olán fino, Palias, Admisales guarnecido
de galon un ornamento, vestimentas para la danza de los indios chimilas, de
serpiente, de leones, y diablos, todo practicándose a su respectivo tiempo con
exactitud, esmero y devoción; pero después el común enemigo envidioso del culto
que se le daba al Todopoderoso movio los animos de algunos individuos para qe.
con sus dañosas zatiras, murmuraciones y tachas en los asentados hechos de
dicha Sra. que incomodado su segundo Consorte (ya difunto) Dn Julian Sanchez de
Hermosilla, y con dolor de esta, hizo suelta de otra Cofradía, advirtiéndose igualmente
de cuya época al presente nose advierten ningunos adelantamientos por el cual
cofrade Dn Joaquin Josef Rizo. Dada en Ocaña a pedimento verbal de la parte
(presente), a seis de junio de mil ochocientos nueve.
Luis Alvarez Guedes
Monseñor
Manuel Benjamín Pacheco menciona que el Corpus Christi se celebraba también en
el hoy corregimiento de Pueblo Nuevo.
Pueblo Nuevo de San
Andrés de Boquiní fue en otras épocas, punto de descanso de quienes viajaban
hacia las llanuras del Magdalena por el Camino del Cauca o “Trocha de
Torcoroma” ...Últimamente -decía Monseñor Pacheco- con motivo de haberse
prohibido las antiguas danzas de diablitos y cucambas, que precedían a la
procesión de Corpus, ha decaído mucho esta festividad".
Fiesta
del Corpus en Ocaña, 2014
Fotografía:
Dago Deportes
Después de muchos
años de olvido, la Diócesis de Ocaña volvió a revivir este festejo que va
cobrando poco a poco la importancia que revestía en tiempos remotos.
Fiesta
del Corpus en Ocaña, Altar en el barrio de San Agustín. 2014
Fotografía:
Dago Deportes
Sin embargo, parte de
su componente popular, como eran las danzas de “Diablitos y cucambas” y los
“bailes de tambor”, se perdieron con el correr del tiempo debido a la censura
de la misma iglesia que las consideró como paganas.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
AMAYA, Alejo. Los
Genitores. Biblioteca de Autores Ocañeros, No. 2. Ocaña, 1970.
PACHECO, Manuel Benjamín. Monografía de la Parroquia. Biblioteca de Autores Ocañeros, Vol. 5, Ocaña, 1970.
PAÉZ GARCÍA, Luis Eduardo. Ocaña, tradiciones, leyendas y costumbres de un Provincia colombiana.
Inédito.
Archivo Eclesiástico
de Ocaña.
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