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martes, 14 de febrero de 2012

EL OBISPO DE OCAÑA, NUEVOS CUESTIONAMIENTOS


UNA HISTORIA QUE NO DEBE REPETIRSE

El Diccionario de la Lengua Española (2005), Espasa - Calpe, señala en su acepción Nº 7 de la palabra "Persona", lo siguiente: "Persona grata o non grata. La que es bien o mal aceptada o recibida en una comunidad o grupo". Aclaramos esto, porque en reciente comunicado del Presbiterio ocañero, los redactores trataron de desviar la determinación del H. Concejo de Río de Oro (Cesar) de declarar al Obispo de Ocaña "Persona No grata", hacia una interpretación propia de los protocolos frecuentes en la diplomacia. Por ahí no es la cosa.

No es la primera vez que Monseñor Jorge Enrique Lozano Zafra se ve envuelto en este tipo de sucesos lamentables. El primer hecho, tuvo lugar en 2006, a raíz de la persecución que emprendió contra sacerdotes católicos y uno ortodoxo, que produjo gran conmoción social.

Seguidamente, insertamos copias de aquellos documentos, para que el lector juzgue el estado de cosas que ha motivado todo un proceso de deterioro de las relaciones del Obispo de Ocaña con las comunidades regionales.

Nada de lo aquí publicado es contrario a la Verdad. Muchos sacerdotes lo saben y también varios Obispos y Arzobispos de Colombia a cuyas manos han llegado los documentos remitidos por los sacerdotes afectados y por la sociedad civil.

La historia está haciendo su juicio inexorable, porque jamás en la historia diocesana de Ocaña se había visto un caso similar. No han sido odios, ni rencores, ni ojerizas las que han movido a las gentes, a periodistas y columnistas, a ciudadanos del común, a cuestionar lo que viene ocurriendo. Han sido los hechos concretos y documentados lo que generaron un problema que la jerarquía colombiana no fue capaz de atender a tiempo.

PRIMER MEMORIAL ENVIADO AL NUNCIO APOSTÓLICO BENIAMINO STELLA. 28 de noviembre de 2005.





SEGUNDO MEMORIAL ENVIADO AL NUNCIO APOSTÓLICO. 18 DE ENERO DE 2006.





Con fecha 2 de enero de 2012, el H. Concejo Municipal de Río de Oro aprobó una proposición declarando “Persona no grata” a Monseñor Jorge Enrique Lozano Zafra, Obispo de la Diócesis de Ocaña. Siete contundentes considerandos respaldan el documento cuyas copias fueron enviadas a la Conferencia Episcopal y al Nuncio del Papa, solicitando, de paso, en envío de un Visitador Eclesiástico para que se apersona de una situación que ya es de vieja data, pero cuyos efectos nefastos en las comunidades de católicos de Río de Oro, Ocaña y el resto de la antigua Provincia de Ocaña, no cesan de recibirse, creando una atmósfera de malestar que se une a los ya crónicos males sociales, políticos y económicos por los que atravesamos.

Hitos, en esta historia negra que muy bien conocen las comunidades y el pueblo, en general, han sido, por ejemplo, el tratamiento que el Obispo dio a Monseñor José Francisco Rodríguez (q.e.p.d.); los intentos (fallidos, gracias a Dios), de atropellar a Monseñor Estanislao Salazar Mora; las retaliaciones y persecuciones contra Monseñor Leonel Antonio Pineda Guerrero, y los sacerdotes Germán Sarabia y Lino Cortés; y, finalmente, y para no hacer tan extensa esta nota, el tratamiento dado al pueblo digno de Río de Oro y a su sacerdote R. P. Tulio Grimaldo Sánchez, hecho que colmó la copa de la paciencia de la sociedad civil de este hermano municipio del sur del Cesar.

Los siete considerandos que contiene la referida proposición, son una muestra palmaria de una parte de lo que Monseñor Lozano Zafra ha hecho. Muchas otras cosas, repudiables desde todo punto de vista, hacen parte de un voluminoso paquete de documentos que reposa en los archivos de la Academia de Historia de Ocaña, así como las notas enviadas a la Conferencia Episcopal y a la nunciatura, desde 1999, que o no fueron atendidas debidamente o que ni siquiera merecieron un pronunciamiento oficial.

El caso, pues de Río de Oro, que debemos señalar como ejemplar y valiente conducta cívica, es apenas el resultado de todos estos años de una pésima administración eclesiástica que las gentes todas de la región – excepción hecha de los áulicos – ansían que termine lo más pronto posible. Algún amigo me decía que esos eran problemas puramente religiosos. Ello no es cierto. La población de la región de Ocaña es mayoritariamente católica y estos asuntos que se desprenden de la actividad del Obispo de la Diócesis, tocan directamente la tranquilidad y la convivencia ciudadana. Porque la Iglesia no es de los jerarcas sino que está inmersa en el alma popular que vive y siente, que sufre o se alegra con las ejecutorias de sus sacerdotes y con los malos pasos que han dado algunos, alejándose de Dios y de su Doctrina.

Así como muchos ciudadanos ya se han manifestado a través de la red de internet, otros lo han hecho con documentos escritos, como el enviado por nuestro amigo José Nelson Rodríguez Melo a la Fundación CARO, donde se lee: “A la extorsión, boleteo, secuestros, violación de todo el Código Civil y Penal perpetrado por los grupos al margen de la Ley, debemos agregar la encarnizada persecución contra algunos insignes miembros del Clero Católico a quienes se les ha conculcado todos sus derechos humanos, se les ha cercenado todos sus privilegios Eclesiales, se les ha separado de sus Iglesias y negado hasta la asistencia social en salud, se les ha pisoteado su dignidad de pastores de la Iglesias, ya no le queda más castigos para aplicarles y precisamente por parte de los jerarcas del Clero regional del Norte de Santander, con sede en nuestra ciudad, con jurisdicción en la Provincia de Ocaña y Sur del Cesar. Todo como reviviendo la funesta Inquisición que quiso acallar el derecho al libre discernimiento, pero que fue derrotada por el sentido común y la comprensión entre los seres humanos y relegada al más olvidado rincón de la historia de la humanidad, funesta época de ingrata recordación".

EL OBISPO Y LOS PERIODISTAS DE OCAÑA

En nuestros archivos, reposan estos documentos, suministrados por los propios periodistas, que dan una idea de lo que para el Obispo Lozano Zafra significa la Libertad de Prensa:




ECOS DEL CONFLICTO EN EL DIARIO LA OPINIÓN DE CÚCUTA:



Guardamos gran admiración y respeto por la Iglesia Católica. muchos de cuyos representantes fueron o son hijos de la antigua Provincia de Ocaña. Sacerdotes cultos, entregados en cuerpo y alma a su misión apostólica, se destacaron en la historia de la Iglesia colombiana y en la regional y su legado de lucha, de trabajo constente, de amor por el prójimo, fue uno de los fundamentos para que se creara la Diócesis de Ocaña, hace ya 50 años, cuyos primeros Obispos, Monseñor Rafael Sarmiento Peralta e Ignacio Gómez Aristizábal, fueron ejemplos dignos.

Sus nombres serán recordados con afecto, por siempre. 


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