Casanare, tragedia ambiental 2014.
Foto: eltiempo.com
Por
Luis Eduardo Páez García
Cada
año, los inviernos serán más crudos y los veranos más intensos. Este llamado de
alerta lo hicieron los expertos y los científicos desde hace muchos años atrás,
cuando comenzó a comprobarse la afectación en la capa de ozono y, al fin,
varios países reconocieron que la tala
de bosques, las emanaciones de los centros industriales y la contaminación, en general,
estaban dañando sensiblemente el ambiente
global.
Cada
año, por esta fecha, el gobierno, las corporaciones regionales y los ambientalistas,
celebran con bombos y platillos el Día Mundial del Agua; pero allá, en el lejano campo, en nuestras selvas,
en los páramos, en los ríos que atraviesan, ya menguados, el territorio
nacional, la tragedia va aumentando con proporciones alarmantes. Este año, la
ola invernal en algunas regiones, contrasta con lo que todos hemos visto en
Casanare. Mientras que se producen derrumbes e inundaciones en carreteras,
ciudades y pueblos, en otros lugares la sequía arrasa con la fauna y la flora
nativas y pone en alto riesgo a los habitantes cuyos acueductos o fuentes de
suministro se merman considerablemente.
Chiguiro, una de las más de 20 víctimas de la fauna
en esta sequía
Las
Corporaciones Autónomas que tienen a su cargo la defensa de estos recursos,
espacialmente el agua, deben replantear su acción operativa en las fuentes
hídricas que abastecen acueductos y sembradíos en el país. El escalofriante
caso de Casanare no puede seguir repitiéndose y el gobierno no puede seguir con
esa política "declaracionista", informando que se están tomando
medidas para combatir la crisis, cuando todos los colombianos sabemos que no se
ha hecho nada contundente que frene la tala indiscriminada de árboles, la
destrucción de páramos y el desvío o acaparamiento del agua de los ríos, por
parte de los terratenientes que tienen cultivos extensivos, así como la
contaminación por agroquímicos y aguas residuales que n se tratan debidamente.
Imagen de eltiempo,com
El
caso de la contaminación de los ríos Algodonal (Catatumbo) y Tejo en Ocaña,
denunciado hace muchos años ya, la deforestación del Cerro de Jurisdicciones,
sobre el cual se hizo un buen documental por parte de TV San Jorge no hace
mucho, no puede seguir siendo objeto de cartas, de declaraciones, de
"concertaciones" que nunca llegan a nada.
Ocaña, aguas residuales que fluyen hacia el río Tejo
En
el Día Mundial del Agua, los ambientalistas y las paquidérmicas
administraciones municipales, tienen que redefinir estrategias y comenzar a
actuar, no en las emisoras y en la TV, sino en los orígenes mismos del
problema.
Cómo
se parecen estas celebraciones oficiales, a otras, como el Día Internacional de
la Mujer, acosada, violada, maltratada, discriminada laboralmente y, ahora en
Ocaña, ¡víctima diaria del hampa local! ¿Soluciones? Una gran fiesta oficial y
felicitaciones radiales.
Contaminancion en el río Tejo de Ocaña,
convertido hoy en cloaca
Sirva
esta fecha que se celebra en todo el mundo, para volver los ojos de la
institucionalidad hacia nuestros recursos naturales no renovables.
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