Por Luis Eduardo Páez García
Por estos días, el tema de las elecciones, de los candidatos, de las fortalezas y debilidades de los Partidos políticos, de los propios y de los foráneos, es la comidilla en la tertulia, cafetín, coctel, reunión social, etc., incluyendo
Cada que hay elecciones, hemos procurado, junto con algunos periodistas, tratar de motivar a las gentes para que no voten mal. Es decir, para que escojan a los mejores candidatos por su honestidad, inteligencia y compromiso social. No se trata de cuestionar las bondades del sistema democrático que, por fortuna, aún tenemos. Lo que nos parece bien importante es tocar el asunto de los candidatos idóneos, con el fin de buscar la recuperación de un municipio y una región que día tras día se empantanan más con retóricas bien elaboradas, pero mentirosas, que han causado en el pasado más mal que bien. Hay diferencias marcadas entre los actuales aspirantes al Congreso de
Quienes vienen de fuera a cautivar al electorado de los escuálidos barrios de Ocaña y de las tambaleantes economías municipales de la antigua Provincia, ya han demostrado que no hacen nada! Sus intereses están en las provincias de Cúcuta y Pamplona. No quieren a nuestras gentes ni están de acuerdo con lo que somos, como raza, como cultura, como región. Seguramente, en los días previos a las elecciones, repartirán unos o muchos pesos entre los angustiados habitantes del municipio y prometerán el “oro y el moro”. Ya lo han venido haciendo en años anteriores, quitándole el electorado a nuestros candidatos regionales. Por otra parte, algunos hijos de esta tierra, engolosinados con los resultados obtenidos por otros más vivos, han decidido dejar sus modestos cargos para lanzarse a la palestra y llegar al “poder”, a como dé lugar. Para ello, se matriculan en el Partido o en el movimiento que sea, sin saber a ciencia cierta cuál es su filosofía (si es que la tiene) con relación a las paupérrimas provincias colombianas.
Por lo regular –que juzgue el lector – estos nuevos aspirantes son personas impreparadas, algunos oportunistas desempleados que aspiran remediar sus bajos ingresos entrando al mundo controvertido de
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