Durante las ceremonias conmemorativas de los 300 años de aparición de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, los ocañeros destacamos la presencia de Monseñor Ignacio Gómez Aristizábal, segundo Obispo de Ocaña, quien dejó una honda huella en la Diócesis, entre los sacerdotes y la ciudadanía, en general.
Monseñor Ignacio recibe el afecto de sus amigos
en el estadio Hermides Padilla
Aplausos y alegría de los ocañeros
ante la presencia de Monseñor Gómez Aristizábal.
Monseñor ignacio Gómez Aristizábal conoce a fondo la multitud de problemas que embargan a Ocaña y su antigua Provincia. Él mismo sintió esos embates de la maledicencia, las amenazas de los violentos y una que otra ingratitud. Nada lo ha hecho cambiar, sigue siendo el mismo Pastor Bueno que reemplazó a Monseñor Rafael Sarmiento Peralta y le legó a la región obras materiales, orientación y consuelo espiritual.
Monseñor Ignacio Gómez en la sala de Arte Religioso
del Museo Antón García de Bonilla
Doña Mary Sánchez Gómez, Monseñor Ignacio Gómez
y el sacerdote de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia,
acompañante de Monseñor.
El mensaje de Monseñor Ignacio Gómez
con motivo del tricentenario mariano de Ocaña
"El santuario llamado del Agua de la Virgen, la Capilla y las fiestas en honor a Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma, son los lugares y momentos más significativos del culto que nuestras feligresías rinden a la Santísima Virgen. Este culto practicado a lo largo de tres siglos ha contribuido para que el amor y la práctica del culto ocupen un lugar muy central dentro de la cultura ocañera. En esta forma, esta región mariana por excelencia, que tiene el país colombiano, se incorpora al culto que la Iglesia universal tributa a María desde el siglo cuarto cuando tomó una fuerza especial..." (Aparte del mensaje del Arzobispo Emérito de Santa Fe de Antioquia y Administrador Apostólico de Tibú. Tibú, 9 de agosto de 2011).
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