LA INDEPENDENCIA EN LA NUEVA GRANADA Y EN LA ZONA DE OCAÑA: 200 AÑOS DE REPUBLICANISMO (1810-2010)
Por Luis Eduardo Páez García
Academia de Historia de Ocaña
El 20 de julio, los colombianos conmemoramos 200 años del Grito de Independencia que rompió la dependencia colonial con la España monárquica.
Una serie de sucesos iniciados desde mediados del siglo XVIII contra las autoridades virreinales por los altos impuestos, abarcó varias ciudades y poblaciones, desembocando en 1781 en el levantamiento de los Comuneros en la zona de Santander. Acontecimientos como la famosa “Guerra de los Pasquines”, en la cual los criollos demostraron públicamente su inconformidad contra la discriminación de los realistas en materia de empleos públicos, el Memorial de Agravios de Camilo Torres, la Revolución norteamericana y la Revolución Francesa, así como la invasión de Napoleón a España en 1808 (abdicación de Bayona de Carlos IV -19 de marzo- y Fernando VII a favor de Napoleón), fueron consolidando el espíritu autonomista primero y luego el independentista en las diferentes provincias del Virreinato de la Nueva Granada. Los españoles, se levantaron contra Napoleón y se crearon Juntas revolucionarias para defender el derecho de los reyes españoles que habían sido obligados a abdicar.
Todo ello se confabuló para que al fin, el 20 de julio de 1810, a las 10 y treinta de la mañana, se produjera el levantamiento del pueblo santafereño contra el Virrey Antonio Amar y Borbón, se pidiera Cabildo Abierto y se conformara una Junta Popular Revolucionaria integrada por miembros de la aristocracia criolla.
PREPARATIVOS DEL MOTÍN POPULAR
Los antecedentes del levantamiento popular se habían producido en la ciudad de Charcas y en Quito el 10 de agosto de 1809. Luego se levantó la población de Pore, en los Llanos, el Socorro, Cali, Pamplona, Mompós y Cartagena. El día 19 de julio, José Acevedo y Gómez, José María Carbonel, Camilo Torres, Manuel Pombo, Joaquín Camacho, Frutos Joaquín Gutiérrez, Herrera y Benítez, entre otros, se reúnen en el Observatorio Astronómico para planificar las acciones a tomar el 20 de julio.
A las 10 y media de la mañana, envían un delegado a dialogar con el Virrey Amar y Borbón, sin obtener resultados positivos. Cerca del mediodía, se produce el famoso incidente del florero, entre el español José Llorente y el criollo Francisco Morales, que termina con un altercado y el levantamiento popular incitado por los jóvenes “chisperos” que comandaba José María Carbonell. Al grito de “Cabildo Abierto”, el pueblo se agolpa en la Plaza mayor y los líderes de la revuelta inician la conformación de la Junta de Gobierno. Hacia las 6 y media de la tarde, el Virrey Amar y Borbón accede al Cabildo Abierto. Estudiantes del Rosario y San Bartolomé se encargan con los “chisperos”, de continuar levantando a las gentes de Santafé.
El 13 de agosto, el Virrey Antonio Amar y Borbón y su esposa María Francisca de Villanova son obligados a abandonar la capital que queda en poder de los amotinados conformándose el primer gobierno republicano de Colombia.
La noticia de los sucesos de Santa Fe recorre todo el territorio y comienzan a conformarse Juntas de Gobierno que exigen reivindicaciones económicas, trato igualitario para los criollos y los españoles nacidos en la península. Pero ya la semilla de la independencia estaba sembrada en la mente de las personalidades criollas que pasaron de pedir autonomía a declararse independientes de todo poder extranjero.
La aristocracia criolla, formada en el Colegio Mayor del Rosario, la Universidad de Santo Tomás y en el Colegio de San Bartolomé, regentados por jesuitas, bebió en las fuentes del Enciclopedismo y la Revolución Francesa, con la consecuente toma de posiciones políticas e ideológicas que contrariaban el orden establecido.
En la región de Ocaña, Provincia en ese entonces de Santa Marta, las noticias sobre los hechos acontecidos en El Socorro y Pamplona fueron conocidas a través del joven Antonio Quintero Copete, quien estudiaba en Pamplona a la fecha del levantamiento contra el Corregidor Bastús. Quintero habría de contribuir a la conformación del núcleo republicano local que ya estaba gestándose gracias al influjo de don Miguel Ibáñez y Vidal y el padre Alejo María Buceta.
En el mes de agosto de 1810, se instaló la Junta Provincial de Santa Marta, bajo los mismos principios que las demás de la Nueva Granada. El 20 de octubre de 1810, el Cabildo de Ocaña se reunió para determinar las instrucciones que don Francisco Aquilino Jácome debía presentar ante dicha Junta, la cual terminó siendo “disuelta violentamente” por el Gobernador de la provincia don Tomás Acosta.
En el mes de diciembre, como anotamos, aparece ya don Francisco Aquilino Jácome suscribiendo las Actas de la junta, y es aquí pertinente reproducir una carta que desde Ocaña le enviara su amigo Martín Cortés de Ron y Rodríguez, consumado patriota, a quien preocupaba bastante el giro que estaban tomando los acontecimientos en Santa Marta debido a la supremacía del sector realista entre los delegados de los cantones:
“Ocaña, diciembre 22 de 1810 Señor Dr. Francisco Aquilino Jácome
Mi querido Aquilino: Hemos recibido tus contestaciones y nos hemos complacido de tu recepción y de que goces de salud. Estamos persuadidos del amor e interés que sientes por tu patria; y en el dia de mañana se publicarán por bando las decisiones benéficas sobre los puntos que has promovido en nuestro beneficio. Por la carta de Camilo Torres estarás impuesto del concepto que merece en la capital el gobernador que, como español, no puede prescindir del Consejo de regencia. Sabes que el Socorro, Girón, Pamplona, Tunja y todo el Reino con la Junta de Santa Fe lo han negado; y aun Cartagena, como tú mismo lo dices y lo hemos visto por sus pliegos.
La Provincia de Venezuela ha hecho lo mismo y se ha aprobado generalmente, aun por los mismos españoles imparciales. Así es, que nosotros no nos dignamos dar contestación a Santa Marta y te dirigimos originales los pliegos que nos remitió sobre obedecimiento a virreyes, diputados en Cortes para España, cuya época pasó y sobre que delira ese gobierno en la publicación de las últimas noticias de la Península, dadas por cierto individuo de aquella nación. El gobierno de Santa Marta se desentiende de nuestras contestaciones: retuvo las que mandamos por su conducto a Santa fe; ya ves que la cábala fermenta y se decide por la intriga para dejarnos a oscuras. Ya de Cali, con las demás ciudades de la Provincia de Popayán, han mandado a Santa Fe sus diputados para consolidar sus derechos. De Cartagena también se han nombrado, y es preciso se verifique el Congreso capaz solamente de determinar nuestro gobierno y asegurar nuestra felicidad: nos hallamos en un estado violento y es imposible que subsista; los pueblos volverán sobre sí, y sosegadas las turbulencias, se verá el mérito de cada uno de ellos. ―El gobernador de Santa Marta, que tiene oprimido al criollaje; que ha hecho salir de la Junta a su asesor el Dr. Viana y a Esteban, cuyas conductas y luces conocemos bien, y a otros sujetos, no puede durar en el gobierno; la lucha contra todo el Reino y su suerte será como las de los demás tiranos; no puedes contra el torrente, cooperar con sus ideas, ni continuar en una causa en que él solo manda. Así, vente, pues estaremos contentos con tenerte aquí, como para aprovecharnos de tus luces. Tales son los sentimientos de Martín Cortés” (Reproducción hecha del archivo del Dr. Francisco Aquilino Jácome, en poder de doña Elisa Jácome, Bogotá, al publicarse la obra José Eusebio Caro y otras vidas, del académico Leonardo Molina Lemus. Biblioteca de Autores ocañeros Vol. 11, 1973).
Dentro de la cronología de los sucesos de la capital samaria, debemos anotar que el 22 de diciembre se produce una violenta ruptura al interior de la Junta, entre los seguidores de la causa republicana, representados por Viana y Munive, que eran la minoría, y los realistas encabezados por José Martínez Aparicio. Se lleva a cabo un motín popular a favor del Rey siendo elegido el gobernador Víctor Salcedo como Presidente de la Junta.
Las retaliaciones contra los patriotas, por parte de las autoridades de Santa Marta, obligan a salir de la provincia a Antonio Viana quien termina refugiado en Mompox el 28 de diciembre de 1810. Para el mes de enero, sólo parcialmente Rio Hacha apoyaba la causa de Fernando VII y Chiriguaná; el resto de los cantones, incluyendo el de Ocaña, se inclinaban por la república y el obedecimiento a la Junta de Santa Fe. Así las cosas, el 25 de julio de 1811 el gobernador de Santa Marta, Tomás Acosta, disuelve la Junta, restablece el Cabildo y comienza la recuperación militar de los cantones patriotas. Como quiera que Cartagena lideraba la causa de la independencia en el norte de la Nueva Granada, sus tropas pronto avanzan hacia los cantones donde la presencia republicana era significativa, produciéndose combates en las poblaciones de la ribera del bajo Magdalena, paso obligado y estratégico entre la costa norte y el interior de la Nueva Granada. Los combates se mantienen hasta diciembre de 1811, logrando las tropas de Santa Marta conservar el dominio en la región. (Cronología de la Independencia en la Provincia de Santa Marta. Javier Mascarella, Comisión de Honor del Bicentenario y asesor del despacho del Alcalde Santa Marta).
El doctor FRANCISCO AQUILINO JÁCOME LLAÍN, delegado por Ocaña ante la Junta de Santa Marta en 1810, había nacido en 1778, en el hogar de don Simón Jácome y Rincón y doña María del Rosario Llaín, ―de las familias más ilustres del Nuevo Reino” Viajó a Bogotá en 1794 y estudió en el Colegio de San Juan Nepomuceno. ―En 1800 se le designó secretario de la Universidad Tomística, cuyo personal directivo, presidido por el Canónigo Magistral doctor Andrés Rosillo y Meruelo, le confirió el grado de doctor en ambos derechos en 1803. De regreso a Ocaña, se convirtió en mentor de la administración pública local y ejerció grande influencia entre los pueblos del cantón. Ligado a la causa de la Corona huyó de la ciudad al acercarse las fuerzas del Libertador, en 1813; pero Bolívar empleó cuantos medios estaban a su alcance para ganarlo a la revolución y el doctor Jácome halagado con la generosa conducta del Padre de la Patria, actuó a favor de los patriotas, oponiéndose a los desmanes de los Colorados y haciendo fracasar la revolución de Caviedes, en 1829.
El Pacificador Pablo Morillo y Pascual Enrile, a su llegada a Ocaña a finales de 1816 con las tropas de reconquista, se hospedaron en casa del doctor Jácome, que aún se mantiene en pie, en la esquina del costado derecho de la catedral de Ocaña. El historiador Justiniano J. Páez destaca en su obra Noticias Históricas de la ciudad de Ocaña la relación de oficiales realistas y el lugar a donde se alojaron en aquella época.
“El doctor Jácome era casado con doña Juana de Dios Lemus Rodríguez, de alta jerarquía social y notable belleza. En 1820 se dedicó el doctor Jácome a luchar por la causa de la libertad, retirándose a la vida privada en 1832. Falleció en Puerto Nacional en 1836. En el seno del hogar de este eminente ocañero pasó Santander ratos felices. Allí tuvo dos de sus más grandes admiradoras: Doña Juana de Dios y doña Bárbara Vicenta Lemus. Se cuenta que esta última concurría a las barras de la Gran Convención, disfrazada de hombre, a escuchar y aplaudir al prócer cucuteño” (Páez Courvel: 1950; 86-87).
Es importante indicar que el 12 de marzo de 1810, se suscribió el Acta de demarcación del casco urbano de la Parroquia de La Cruz (hoy Ábrego), gracias a la donación de terrenos que hicieran las damas doña Ana María y doña Josefa de la Encarnación Maldonado. Uno de los firmantes del Acta que consolida este poblamiento, fue precisamente el doctor Francisco Aquilino Jácome. Varias de las principales familias ocañeras tenían, para esta época, fincas de recreo en lo que actualmente es el municipio de Ábrego, entre ellas, la del doctor Miguel Ibáñez y Vidal y la de don Miguel Pacheco, este último propietario de la hacienda “Pavés” donde fue sacrificado por la guerrilla realista de los Colorados durante la época del terror.
―El Gobernador de la Provincia de Santa Marta da parte al Virrey de la pérdida de la ciudad de Ocaña y de otros particulares importantes.
Número 61.
EXELENTISIMO SEÑOR:
Ocaña acaba de poner á esta fiel Provincia con la fea y detestable nota de infidente, haciéndose más odioso y detestable su nombre que aquellos lugares que dieron principio á tan sensibles males. En oficio número 49 dije á V. E. la expedición que bajaba de Santafé contra aquella población, y ajeno de la felonía con que procedían sus Magistrados y habitantes, apure todos los recursos y la socorrí (además de la partida que allí había de Bandera de la recluta a cargo del Teniente veterano Don José Salcedo), con 70 hombres armados de las milicias urbanas de Chiriguaná pues mi situación de absoluta escasez, la mucha distancia de ciento treinta leguas de mal camino que nos divide, y el corto término, no permitían otro socorro. Estos llegaron hasta sus inmediaciones en tiempo; pero las providencias de aquel corrompido Cabildo impidieron el proyecto, y así se vieron obligados á retirarse á Chiriguaná en cuyo tránsito se encontraron con la tropa de los traidores, como verá V. E por la adjunta copia del oficio del B. P. Fr. Ensebio Najera, que recibí ayer.
Las reiteradas menciones de la “infidente Ocaña”, “enemigos declarados” o “amigos falsos”, por parte de los oficiales reales, indican que la causa republicana en Ocaña era más sólida de lo que se ha considerado hasta ahora en los textos historiográficos que analizan este período de la independencia en la zona de Ocaña.
“En este momento acabo de llegar á este sitio de retirada de la infidente Ocaña, y despachando nuestro Don Luis Bapalino un chasqui a V. E. sin pensar en desayunarme ni esperar á Don José Víctor Salcedo, que viene marchando y puede ser que no llegue hasta la noche, porque esperaba reunirse con los soldados que por nuestras marchas dobladas están cansados, me tomo la satisfacción de comunicar á V.E. la fidelidad y el valor de dicho Oficial y sus soldados, como también, de los generosos chiriguaneros que salieron conmigo de este sitio. Mí competencia habría sido completa, si en Ocaña no hubiera habido picardía. Salcedo había tomado las medidas más oportunas para la defensa, y luego que yo llegué á aquella jurisdicción, oficié pidiendo auxilios y que se me comunicara, el plan 19 de defensa, y luego juntaron Cabildo extraordinario, en que decretaron acta para que Don José Víctor Salcedo se retirase con su bandera, y que retirara también la compañía que yo tenía en Aguachica en donde me había tenido el Ayuntamiento como aislado, ó al menos expuesto a ser sacrificado por la expedición enemiga... Se retiró Salcedo oficiándome antes, aunque con alguna reserva, sin duda para que no hubiera lugar á alguna otra picardía, y llamándome a cierto; punto me puse al momento en marcha con los chiriguaneros … Salcedo adolorido de que se perdía aquel territorio del que quería que esperásemos los enemigos juzgué que debía reprimir aquel ardor, y emprender la redada para saltar la tropa y salir prontamente de un país que no nos proporcionaba sino sobresaltos, y en donde nos veíamos cercados de enemigos declarados y de amigos falsos...”
BOLÍVAR EN OCAÑA
Al atardecer de uno de los primeros días de febrero (el mes es enero, como se verá más adelante) de 1813, a semejanza de aquella tarde de 1625 en que la ‗multitud abigarrada y parlanchina amontonábase en la Punta del Llano con el decidido ánimo de presenciar la entrada del primer obispo que venía a visitar la ciudad‗, aparecía en el mismo sitio una inmensa y alegre muchedumbre de todas las clases, condiciones y edades, después de haberse oído los disparos que eran la señal de la aproximación de las fuerzas patriotas, disputándose la vista del vencedor del Magdalena. Los primeros jinetes que penetran en la empinada entrada de la plazuela hacen despejar el paso. Son los oficiales venezolanos que, por insinuación del cura párroco Doctor Alejo María Buceta, y del alcalde ordinario, hacen alto y comunican a su jefe los deseos de la población. Pocos momentos se suceden, y un oleaje de cabezas humanas deja comprender que todos buscan un punto para contemplar al vencedor.
“La comitiva llegó a la casa destinada para alojamiento, la cual estaba preparada con las comodidades que permitía la época, y la tropa fue acuartelada en el local de la plaza mayor, hoy Plaza del 29 de Mayo, destinada para este servicio. Al día siguiente fue invitado Bolívar a una misa solemne con Te Deum en acción de gracias al Todopoderoso por su feliz arribo a la ciudad. Concluida la ceremonia, la comitiva se dirigió a casa de la señora Carmen Ibáñez, donde debía terminar el obsequio con un suntuoso banquete. En los días siguientes Bolívar y sus oficiales fueron objeto de numerosos regalos y felicitaciones‗. ―Como el tiempo era angustioso, Bolívar decidió emprender la marcha hacia Cúcuta cuanto antes y dictó las providencias para hacer los preparativos del viaje. Ínterin se hacían éstos, Bolívar dispuso nombrar al señor don José Quintana, persona de grande influencia en la localidad, jefe de esta región, con plenos poderes y lo encargó de formar un batallón cívico. Nombró además como segundo de Quintana, al señor don Juan B. Sánchez, y Quintana nombro como su secretario al señor don Luis Jácome Morinelly. Como Bolívar había creado ya especial estimación por los jóvenes Antonio Quintero Copete y Juan Francisco García, quienes le manifestaron su deseo de acompañarle a Cúcuta, resolvió nombrar al primero su ayudante, y al segundo, jefe de una compañía que él formara con los voluntarios, la cual levaría por nombre Compañía Libres de Ocaña’.
“Llegó por último el 16 de Febrero, día señalado por Bolívar para emprender la marcha. En las primeras horas de la mañana las cornetas dieron los toques respectivos. Una muchedumbre compuesta de mujeres, ancianos y niños se aglomeró en las afueras de la población para presenciar allí las salidas de la fuerza.
“Es constante que Bolívar dio a la ciudad el título de Ocaña Independiente en premio de la adhesión de sus habitantes. Los documentos oficiales eran encabezados así: “Ocaña Independiente”.- Gobierno de Cartagena, etc. etc.‗. Al margen un sello con el busto de La Libertad”.
EL ACTA DE INDEPENDENCIA DE OCAÑA
"El 7 de abril de 1813, congregados en la plaza de Santa Ana de Ocaña los ciudadanos partidarios de la causa de la independencia de América, en un comisio popular hicieron pedazos 24 los sellos de España, los escudos de armas de los oficiales. Es voz común y tradicional, que con la madera de dichos escudos, hicieron fogonadas en las que hicieron chocolate algunos graciosos. Este comisio depuso a los antiguos regidores del cabildo, y a todas las autoridades realistas, y nombró nuevas. Los regidores que compusieron el nuevo cabildo fueron los señores don Sebastián Álvarez Llaín y Sarabia, don Juan Pino, don Bernardo Barbosa y don Miguel Martínez Troncoso. "Este cabildo levantó el acta de independencia de esta ciudad que fue suscrita por los señores dichos, por José de Jesús, don Francisco Antonio, don Rafael, don Gabriel, don Nicolás, y don Pablo Lobo; don Miguel Pacheco, don Juan de Dios Illera, don Antonio Luis Jácome, don Francisco de Robles, don Bernardo Pacheco, don Ignacio Lobo de Rivera, don Francisco Gómez de Castro, don Gabriel Barriga, don José Quintana, don Francisco, don Bernabé y don Antonio Pacheco, don Martín y don Antonio Quintero Copete y el padre de ellos, don Gregorio Quintero, don José Antonio Quintero (Montaño), y otros muchos ciudadanos. En aquel precioso documento se desconocía el gobierno español y se reconocía el que emanaba del Libertador D. Simón Bolívar, se adherían a la revolución que este ilustre americano acaudillaba, se constituían a sostenerla y a no ahorrar sacrificio para lograr la emancipación de España. Como dicha acta se ha perdido, tuve el cuidado de tomar datos que aquí consigno de los verídicos labios de don Casimiro Pinto, vecino de Río de Oro. En conformidad con lo pactado en aquella acta, marcharon 180 ciudadanos de esta ciudad, formando un batallón con el nombre de "Libertador de Ocaña", a cuyo cuerpo pertenecía una compañía de los vecinos de Río de Oro constante de 70 hombres. Estas fuerzas con 150 hombres que trajo el general Bolívar de Mompós, son los 400 momposinos a quienes él decía que debía su gloria.
"No es extraño que el gran caudillo no hable de Ocaña, pues haciendo en aquel entonces lo que hoy se llama departamento de Ocaña, parte de la provincia de Mompós, natural era que se llamara momposinos a los egregios patriotas que aumentaron y animaron a las escuálidas fuerzas que trajo el Libertador de la "Ciudad Valerosa"; las que debido a los reñidos combates que sostuvieron con los realistas de Tamalameque, San Bernardo, Simaña, El Banco y demás pueblos de la ribera del Magdalena, habían perdido el primitivo brío. La recuperación que se les hizo en Río de Oro, que consta en las declaraciones de doña Luisa Pinto de Durán, que a su tiempo publicaré, y las que le hicieron los patriotas de esta ciudad los llenó de entusiasmo y al partir de aquí, dejaron consignado su valor en las jornadas de Jagual, San Cayetano, Salazar de las Palmas y Cúcuta. Allí la emulación de las tres fuerzas unidas, momposinas, ocañeras y de Río de Oro, inició de una manera formal y seria nuestra independencia de la de España y la independencia de todas las repúblicas suramericanas. Glorias que nadie puede disputarle a Mompós y Ocaña. El primero de estos pueblos tomó la iniciativa, el segundo, secundó aquel movimiento y ambos han prometido incógnito por muchos años, desconocida para los colombianos, la heroicidad de estos pueblos célebres en la historia por lo trascendental que fueron sus movimientos.
PROCLAMA DE BOLÍVAR A LOS OCAÑEROS
"22-De una copia
SIMÓN BOLÍVAR
Coronel del Ejército, Comandante en Jefe de la Expedición del Alto Magdalena-
Habitantes de la ciudad de Ocaña:- El soberano Gobierno de Cartagena que tan generosamente ha tomado a su cargo redimir a los pueblos americanos que gimen bajo el yugo español, me ha enviado a la cabeza de sus tropas victoriosas para que, pacificando vuestra comarca, os ponga en posesión de vuestros derechos que os habían usurpado vuestros opresores. El cielo, que siempre protege la Justicia ha coronado los esfuerzos de nuestros soldados con los más completos sucesos contra nuestros odiosos enemigos. Nuestras banderas tremolan en todas las riberas del Alto Magdalena, sin que un solo español las holle con sus plantas, ni ninguno de sus buques navegue en sus aguas; a la presencia de nuestras armas han desaparecido las bandas españolas; derrotadas por todas partes se escapan fugitivas a buscar un asilo en los remotos lugares que infestan todavía sus compañeros en cobardía y en maldad, pero la espada vengadora de la América está levantada y viene pronto a descargar su mortal y último golpe sobre esta perversa raza de bandidos. Vosotros habeis oído los triunfos conseguidos en los pueblos sublevados de SABANAS, los que recientemente ha logrado la Expedición contra SANTA-MARTA, que al presente debe estar en poder de sus conquistadores, y sois testigos de las ventajas que en vuestro propio territorio el Dios de los ejércitos nos ha dado.- Todo prueba que los tiranos han sido destruidos, que su reino ha cesado para siempre y que os halláis 26 libres de sus depredaciones y ultrajes. Ya tenéis el augusto carácter de ciudadanos que los legítimos representantes del pueblo han formado para promover su felicidad, y sostener su gloria; ya gozáis, en fin, del honor de ser compatriotas de vuestros redentores los hijos de la ilustre CARTAGENA. Sed,- habitantes de OCAÑA, dignos de llamaros ciudadanos de la NUEVA GRANADA; iguales a vuestros hermanos en virtud política, labor militar y costumbres republicanas para que os hagáis acreedores a la honras que les habéis merecido elevándoos al alto rango que ellos ocupan en el teatro del mundo.. Apresuraos a disfrutar de las gracias que os han concedido, abriéndoos la carrera de la fortuna y de la gloria, en la agricultura, el comercio, las artes, las ciencias, las armas, las dignidades; estos son los dones que reciben los pueblos vencidos por las armas de la libertad, al someterse al imperio liberal de las leyes, en lugar de muerte y esclavitud que dan los tiranos a las infelices regiones que sucumben a la fuerza de su poder; comparad la conducta de vuestros opresores con la de vuestros libertadores, y veréis que no es engaño. Ellos vinieron a salvaros y os trajeron la guerra, la desolación y todas las calamidades que aflijen a la humanidad, en tanto que nosotros hemos venido a destruir a vuestros enemigos y por consiguiente a subyugar a los pueblos que los auxiliaban y los hemos restituido a la paz, les hemos presentado todos los bienes a que el hombre puede aspirar por los medios de la industria y del mérito.- Bajo los auspicios de nuestras constituciones, leyes y magistrados, debéis contar con la seguridad de vuestras propiedades que serán respetadas, con vuestra libertad civil que será sagrada, y con vuestro honor que será inviolable.-
Ciudadanos de OCAÑA.- vivid tranquilos, pacíficamente, en el seno de vuestras familias, ocupándoos honradamente de vuestros acostumbrados ejercicios, en la firme inteligencia que hallaréis en el gobierno una protección paternal en el lugar de la terrible persecución que teníais; jamás la inocencia puede sufrir ni el crimen triunfar en donde el Estado de CARTAGENA se, digna extender su benéfico dominio-
CUARTEL GENERAL DE OCAÑA INDEPENDENDIENTE- 12 de enero de 1813-
SIMÓN BOLÍVAR JUAN SALVADOR NARVÁEZ MAYOR del Ejército del Comandante general de la expedición del Alto Magdalena- ------------- Ocaña- ENERO 14 de 1813-
Recibida la antecedente copia del bando que en Proclama ha dirigido el señor don SIMÓN BOLÍVAR, coronel de Ejércitos y Comandante en jefe, publicada en la tarde del día 12 del corriente. Fíjese en los Parques públicos y comuníquese a los jueces subalternos o curas párrocos para que la lean en 3 días festivos en las iglesias de su partido- SEBASTIÁN LLAÍN"
------------- Certifico que es fiel copia de una copia de la época-
Barranquilla- 24 de octubre de 1939- JORGE PACHECO QUINTERO- ----------
--- El señor JORGE PACHECO QUINTERO, uno de los 9 fundadores del Centro de Historia de Ocaña, descubrió en el archivo del señor ELISEO JÁCOME J., en Barranquilla, esta olvidada PROCLAMA, la primera sin duda que publicara BOLÍVAR- (Nota del historiador Justiniano J. Páez para la revista Hacaritama).
En Ocaña, y gracias al apoyo económico de don Miguel Ibáñez, quien puso a disposición de Bolívar los dineros oficiales, y a la gestión del padre Buceta, se fortalece el ejército y se suma a él la Compañía Libres de Ocaña bajo el mando de Juan Francisco García, teniendo como Ayudante de Campo a Antonio Quintero Copete.
Algunos de los patriotas ocañeros y riodorenses, que integraron este cuerpo de tropa, fueron: Manuel Rincón, Jesús María Sánchez, Tomás Molinares, Manuel Cáceres, Rafael Molina, Antonio Ballesteros, Juan Antonio Gutiérrez, Pedro Molina, Manuel Toro, Miguel Barriga, Guillermo García, Luis María Santiago, Julio Avendaño, Fermín Acosta, Santos Pacheco, Venancio Gómez, Víctor López, Manuel Bayona, Julio Santiago, Carlos Mantilla, Martín Casadiegos, Jesús Sánchez, José M. Cano, Quintín Sánchez, Nazario Díaz, Andrés Cáceres, Francisco J. Arévalo, Eugenio Barbosa, José Manuel Ibáñez, Sebastián Llaín, Bernardo Pacheco y Natividad Posada.
ITINERARIO DE LA CAMPAÑA POR EL BAJO MAGDALENA
Barranca (1 de diciembre, población que Bolívar debía defender)
Calamar
Tenerife (22 diciembre) (23, según Felipe Larrazábal y Manuel A. Prados). ―Destinado Bolívar por el gobierno de Cartagena a cargo de Rodríguez Torices para la comandancia militar de Barranca, con sujeción al jefe Pedro Labatut, quien se mostraba inactivo, pidióle a este autorización para ir a combatir a los realistas en el peñón de Tenerife 29 (Magdalena), en poder de estos desde el 19 de marzo, así como de los buques patriotas surtos en el puerto de Zambrano. Como esa autorización le fuese negada, Bolívar, rompiendo la disciplina, se apoderó de aquella fortaleza con un núcleo de valientes, el 23 de diciembre de 1812. Le acompañaban los jefes venezolanos Félix y Luis Rivas, Manuel Díaz, Francisco Bolívar, Francisco de Paula Alcántara, Francisco Fernández Madrid, Miguel y Fernando Carabaño, José María Carreño, Francisco Carvajal, Miguel Monagas, Encarnación Argumedo, Juan Manuel Aldao, Silverio Cuenta, Bartolomé Salóm, Nicolás Esquivel y Manuel María Obregón (Estos dos últimos vivieron muchos años en Mompós)” (Prados, Manuel A. Revista Hacaritama Nº53, julio 1939, p. 370). El discurso pronunciado por el Presidente Rodríguez Torices el 8 de enero de 1813 ante la Cámara de Representantes, ratifica la fecha del 23 de enero como la de la toma de Tenerife (cf. Miguel A. Peña Bernal, p. 21).
Mompóx (26 diciembre). ―…esa columna de héroes salió de la plaza de Santa Bárbara, en Mompós, el 29 de diciembre de 1812, al mando de Bolívar con quince (15) bongos de guerra hacia Guamal, que fue tomada el 30 (30) y El Banco, el día 1º de enero de 1813, persiguiendo a los españoles hasta Chiriguaná y Tamalameque (2 y 3), donde apenas sobrevivieron Capmani y Capdevile. El 9 toma a Simaña, quedando tendidos en el campo los patriotas Francisco Llagunos y Rafael Prados con otros más. Al caer la tarde del 12, llega a Ocaña, donde, gracias a la sicología de los momposinos, por su rebeldía y las causas que apunta el número 49 de HACARITAMA, hubo deserción” (M.A. Prados).
Guamal (30 de diciembre), fecha de M. A. Prados.
El Banco (1º de enero), según M.A. Prados y Manuel Ezequiel Corrales
Chiriguaná (1 de enero 1813 según Manuel Ezequiel Corrales), día 2, según M.A. Prados y Peña Bernal. Un documento del Archivo de Indias, reproducido en la revista Hacaritama 142-143, febrero-marzo de 1947, y que corresponde a un artículo enviado por el historiador Pedro Castro Trespalacios, titulado “Entrevista de Bolívar en Chiriguaná (relato inédito)”, recoge un informe oficial del “Coronel de S.M. y Teniente Asesor de la Gobernación de Santa Marta” Juan Salvador Anselmo Daza, fechada en Valledupar el 20 de enero de 1813, señala que Bolívar llegó a Chiriguaná “el 2 de enero de 1813 y que al Puerto había ido a recibirlo el jefe de la ciudad Alde. Dn. José Pío del Río quien ejercía el Gobierno por depósito de la Vara”.
Tamalameque (3 enero) fecha de Manuel A. Prados: ―…también vio (la ciudad) pasar, el 3 de enero de 1813, la columna inmortal de los ´400 momposinos` al mando del Libertador Simón Bolívar, incorporándose a ella doscientos hijos de Tamalameque, dirigidos por Tomás Valle Caraballo”. (R. Hacaritama 91, agosto 1942, p.328)
Simaña (9 de enero, según M.A. Prados)
Puerto Real (6 de enero)
Ocaña (9 a 12 enero). Día 12, según Manuel A. Prados. De este mismo día data la proclama de Bolívar a los ocañeros. Sale para Cúcuta el 16 de febrero.
La Cruz (Ábrego), 16 de febrero
Cúcuta (28 de febrero) Los historiadores aún discuten las fechas exactas de la entrada victoriosa de Bolívar a las poblaciones del Bajo Magdalena, al igual que sobre la cantidad de hombres con que partió desde Barranca, quiénes se sumaron en la marcha y con quiénes llegó y partió de Ocaña. “Voló Bolívar a Mompox y desalojó a los españoles de todos los puntos que guarnecían a la margen oriental del río: Guamal, Banco, Puerto Real de Ocaña. Su columna ascendía para entonces a 500 hombres.- El enemigo, que se jactaba de no recibir siquiera parlamentarios, dejó el campo abierto y huyó hacia Chiriguaná.- Bolívar lo persiguió vivamente y lo batió en este punto (1º de Enero de 1813), quitándole cuatro embarcaciones de guerra, artillería, fusiles, etc.- En seguida se apoderó de Tamalameque escapando muy pocos españoles con los oficiales Capmani y Capdevila, y entró en Ocaña en medio de vivas y aclamaciones…Cinco días marcados con victorias consecutivas llevaron a Bolívar hasta Ocaña.- Allí principiaron sus brillantes hechos; sus hazañas inmortales…” (Larrazábal, 155-156). “El Coronel Bolívar partió de Barranca, sobre el río Magdalena, con doscientos reclutas, en champanes (embarcaciones de la época), autorizado por el Presidente Torices; en quince días derrota a los realistas en Tenerife, El Banco, Mompox, Chiriguaná, Tamalameque, Puerto Real, Ocaña. En quince días queda libre el Bajo Magdalena y toda una provincia. De allí le llama Manuel del Castillo, en su ayuda, pues está rodeado en Pamplona por las fuerzas de Ramón Correa. Bolívar obtiene autorización de Torices; atraviesa, febricitante, la inhóspita cordillera, por los desfiladeros de Salazar de las Palmas; liberta a Pamplona, pasa el Zulia y ataca a los españoles en Cúcuta. ¡El parte de la batalla está firmado en Cúcuta libertadora!” En los primeros días del mes de enero de 1813, entre el 9 y el 12, según las versiones históricas, Bolívar hace su entrada triunfal a Ocaña. En la “Punta del Llano”, el pueblo reunido lo recibe, encabezado por el sacerdote Alejo María Buceta. Seis hermosas niñas coronan la frente del militar venezolano, y luego de los actos protocolarios, la comitiva se dirige hacia el centro de la ciudad. Bolívar se aloja en el inmueble que hoy ocupa en Club Ocaña y sus tropas en la Plaza Mayor. La historia nos recuerda los nombres de aquellas gentiles damitas que coronaron al héroe: Bárbara Vicenta Lemus, María de Jesús Patiño, Saturnina Patiño, Juana de Dios Lemus, Nicolasa Ibáñez y Eusebia Sarabia. Bolívar entra a la ciudad acompañado de “Ribas, Cortés, Campomanes, Briceño, los Carabaños, Navas, Chatillon” (Larrazábal, 157). El 7 de abril, de 1813, el Cabildo de Ocaña levantó el Acta de independencia, cuyo original se extravió, siendo sus pormenores recogidos de la tradición oral, por el sacerdote Justiniano Sánchez Lobo en 1884, depuso a los antiguos regidores y nombró nuevos, hizo pedazos los sellos y escudos de España y reconoció el gobierno que emanaba de Simón Bolívar.
LA BATALLA DE CÚCUTA, PRELUDIO DE LA TOMA DE VENEZUELA
El 16 de febrero de 1813, Bolívar sale de Ocaña hacia Cúcuta con tropas y abastecimientos suficientes para proseguir su Campaña Admirable. Con base en los documentos oficiales y las reconstrucciones hechas por los historiadores nortesantandereanos, Bolívar toma inicialmente a San Cayetano y establece allí su Cuartel General. La batalla de Cúcuta se inició hacia el occidente de la ciudad, camino para San Cayetano, hacia las 9 de mañana y al medio día ya había concluido con el triunfo de las armas patriotas.
LA GUERRILLA REALISTA DE LOS COLORADOS
Según J.J. Páez, a la salida de Morillo de Ocaña debió quedar encargado de la comandancia militar de la ciudad don Rafael de Aragón. ―Fueron alcaldes ordinarios en este año los señores doctor Francisco Aquilino Jácome, don Martín Vila (alférez real) y don Tomás Peinado”. El historiador señala que la presencia de Morillo en Ocaña y las drásticas medidas tomadas por sus subordinados, debieron contribuir a fortalecer los menguados núcleos de monarquistas aún existentes. Fue así como surgió el cuerpo irregular denominado los Colorados, en 1818, bajo la protección de las fuerzas regulares, cuyo propósito era de hostigar a los patriotas y producir, a través del terror, el impacto sicológico suficiente como para desanimar cualquier apoyo a la causa de la independencia. La guerrilla realista de Los Colorados, estaba dirigida por "el comandante Juan Jácome, los capitanes Manuel y Cleto Jácome y Bernabé Ruedas, el teniente Juan Esteban Toscano, los subtenientes y sargentos Dionisio Barbosa C., Juan José García, Manuel (alias Chepito), y otros, que creían lícitos todos los desmanes siempre que llevaran por móvil la causa del rey...". (Páez Courvel, 68-69) Los Colorados alcanzaron a constituir una fuerza de más de 1500 hombres. El nombre de Colorados, le fue puesto a esta fuerza irregular debido al pantalón rojo que usaban sus soldados. "resultado de la saña e insólita crueldad de los Colorados fue el martirio de los decididos y probos patriotas don Miguel Pacheco, don Juan Pino, don José Mora, don Eugenio Barbosa, don Juan de Dios Illera, don Gabriel Quintero, don Manuel Ibáñez, don Bernardo Pacheco y don José Posada. Don Manuel Ibáñez, hijo del doctor Miguel Ibáñez, quedó herido gravemente y fue dado por muerto, lo cual le permitió vivir cuarenta años más. También fue víctima de la sevicia de Los Colorados, doña Agustina Ferro, ejecutada el 20 de enero de 1820.
LA MUJER OCAÑERA EN LA INDEPENDENCIA
Ejemplos dignos de mención, los constituyen las hermosas Nicolasa y Bernardina Ibáñez, hijas de don Miguel Ibáñez y Vidal, por su apoyo y compromiso con la causa emancipadora. Desde 1813 hasta entrada la segunda república, estuvieron al frente de la causa republicana junto con sus padres y hermanos. Igual doña Bárbara Vicenta Lemus y doña Agustina Ferro, esta última ajusticiada por los Colorados.
LA INDEPENDENCIA EN LOS TESTIMONIOS Y LA TRADICIÓN ORAL DE LA REGIÓN DE OCAÑA
Gracias a la prensa de finales del siglo XIX y a la revista Hacaritama, órgano de la Academia de historia, hemos podido rescatar nombres y sucesos ocurridos durante la guerra de Independencia en la región de Ocaña. Distinguidos hijos de la vieja provincia que luego harían parte del Centro de Historia en 1935, fueron los encargados de rescatar la memoria histórica que ahora devolvemos a las gentes de comienzos del siglo XXI, como tributo de admiración y reconocimiento a nuestros viejos escritores nativos.
Los textos publicados por los historiadores Eustoquio Quintero (Relación Histórica), Rubén Sánchez N. y Carlos Molina López (Llegada de Bolívar a Ocaña en 1813), Rubén Sánchez N. (Don Nazario Díaz) y Justiniano J. Páez, fueron extraídos de los mismos combatientes ocañeros y riodorenses quienes contaban con cerca de ochenta años o más al ser entrevistados sobre la Independencia en la zona ocañera.
CONCLUSIONES
La participación de los ocañeros y riodorenses en la primera campaña militar de Simón Bolívar en territorio neogranadino, es indiscutible. De ello dan fe los documentos oficiales que reposan en los archivos españoles y colombianos. Desde mediados del siglo XVIII los ocañeros comenzaron a rebelarse contra los funcionarios reales por los elevados impuestos. Y en 1781 Joaquín Gómez Farelo y Simón Tadeo Tadeo Pacheco, curas de la región, lideran el movimiento comunero en Ocaña que obligó la presencia militar en la ciudad del Regimiento Fijo en Cartagena, bajo las órdenes del Subteniente Apolinar de Torres y Arellana. Más adelante, aparece Martín Cortés de Ron y Rodríguez como uno de los abanderados del republicanismo en Ocaña. Ya su hermano Antonio había tomado parte en la conspiración de los pasquines en 1794 y detenido junto con otros estudiantes y profesores del Colegio del Rosario. La relación de sacerdotes y civiles ocañeros y de la región que operaron como combatientes en las guerras de independencia, no deja lugar a dudas de la vocación republicana de nuestras gentes desde los albores de la lucha por la independencia.
¿Cuál fue el aporte de la antigua provincia de Ocaña a la causa libertadora, y por qué Ocaña ha sido considerada como una de las ciudades destacadas durante el Bicentenario?
Indudablemente, al llegar las menguadas tropas de Bolívar a Ocaña, desde Puerto Nacional, era absolutamente necesario no solo el refuerzo en hombres y viatuallas sino también la reorganización militar que incluía una disciplina férrea. Tal fue la razón para que en la plaza principal de Ocaña fueran fusilados varios desertores como medida ejemplar para el resto de la tropa. El académico momposino Manuel A. Prados, acepta la hipótesis de la dificultad que entrañaba para un habitante de la ribera del Magdalena trepar la cordillera y conocer que aún faltaba la campaña de Cúcuta y de Venezuela. Esa fue una de las causas de las deserciones. Por otro lado, las poblaciones recuperadas para la Unión por Bolívar, clamaban dejar a sus hombres defendiéndolas y no abandonarlas para seguir al prócer hacia confrontaciones militares inciertas.
Con excepción de Mompós, Río de Oro y Ocaña, se sabe que desde la población de Barrancas hasta Ocaña hubo necesidad de tomar a sangre y fuego los enclaves realistas del Magdalena. Honores y aclamaciones a Bolívar como héroe sólo se vieron en Mompós y Ocaña y de ello también dan cuenta los historiadores colombianos.
Para finalizar, podemos afirmar que sin el apoyo en hombres y abastecimientos que logró Bolívar en la zona de Ocaña no hubiese sido exitosa la llamada “Campaña Admirable”.
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REVISTA GACETA, Academia de Historia de Norte de Santander
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